Howard Silk a medio camino del final. (Fuente: HBO)
Este artículo plantea qué puede pasar en el final de la segunda temporada de ‘Counterpart y, por lo tanto, contiene spoilers.
Por mucho que intentemos negarlo, Counterpart cierra sus puertas. Bueno, quizás no literalmente, en esas andamos. Hace una semana se hacía pública la cancelación de la serie. A falta de dos capítulos nos decían que las historias de Howard Silk no iban a continuar. Y lo que nos dejaba con más miedo, sus creadores buscan un canal al que ir para continuar la trama.
A estas alturas ya tenemos claro que este no es uno de esos cuentos a los que le puedan nacer apéndices por el camino. Los arcos de Counterpart han estado siempre medidos y coordinados para irnos compartiendo datos según era necesario. Lo cierto, es que cuando solamente nos quedan 50 minutos para acabar con ella, muchos nos preguntamos cuándo se decidió la cancelación. Porque, aceptémoslo, ese momento puede marcar muchas diferencias.
Ahora mismo Mira tiene el poder. Habiéndose quitado de en medio a todos los científicos que coordinaron la apertura de puertas inicial, y siendo la única voz al otro lado de la dirección, de ella dependemos. Aislada en esa habitación de hormigón puede acabar con todo, cerrar las puertas, liberar el virus y cobrarse su venganza. Tras dos años de aventuras y de capítulos con mucho contenido, podemos zanjarlo todo con una frase, una imagen de los inoculados paseando por las calles y un fundido en negro.
Esto sería lo más sencillo, y precisamente por eso pongo en duda que sea lo que suceda. Banalizaría el papel de Howard durante todo este tiempo y dejaría perder la oportunidad que da el haber desarrollado una segunda temporada bastante más coral. Y sería una lástima. Porque Counterpart no ha sido nunca la respuesta inmediata y no es lo que le pedimos. Un cierre elemental sería incluso peor que el otro gran miedo: dejarnos a medias.
Mira nos la puede jugar a todos. (Fuente: HBO)
Si recordamos el mensaje de la cancelación por parte de Starz, Justin Marks dejaba la puerta abierta a continuar en otra cadena. ¿Acaso quiere eso decir que la historia no está terminada? En ese supuesto, ¿nos vamos a quedar con un gran cliffhanger final que nos haga retorcernos en nuestro sofá? Me niego a aceptar eso, pero lo cierto es que la primera temporada se cerraba precisamente así, abriéndonos todo un mundo nuevo ante nosotros. Si Marks ha hecho lo mismo vamos a tener que gritar y patalear mucho, porque así no podrán quedar las cosas.
‘La dirección tiene un mensaje urgente’
Como decía, esperemos que esa no sea toda la explicación. Ante nosotros, un montón de dudas con las que hemos llegado hasta este punto. Dando por supuesto que mi Howard favorito (el bueno, al que le ha caído todo esto como un muerto y ha sabido salir más que triunfal) y Emily van a ser felices y comer perdices, nos queda por descubrir qué sucede con el Silk salido directamente de una novela de Le Carré. Llevamos una temporada entera sin verle hacer casi nada fuera de su lugar. Se ponía boinas, iba a la oficina y actuaba como un buen niño, pero ahora que ha vuelto a su chaqueta de cuero y esos guantes de matar sin dejar pistas, reclamamos algo de acción que le devuelva el protagonismo que ha perdido, eclipsado por dos Emilys fabulosas que nos han tenido atrapados durante este año.
El segundo interrogante son Peter y Clare. Desengañémonos, ninguno merece vivir. Porque parece que últimamente hemos olvidado cómo era él, pero no merecía ni los buenos días hasta que descubrimos que en casa es un pardillo casado con una niña bien. De acuerdo, últimamente ha hecho méritos para quedarse con su hija y Clare casi reblandece nuestros corazones al explicarnos cómo fue su infancia, pero quiero sangre. Y, esta vez sí, literalmente. No puede haber paz para los malditos.
(Fuente: Starz)
Pero lo que sin duda reclama una explicación calmada es esa patrulla de enfermos que han soltado por uno de los Berlines. Si esta no fuera una serie cancelada, su caza sería la trama perfecta para una tercera temporada. Howard siguiendo el rastro y acabando con ellos en un tiempo récord en el que viviríamos contando los segundos como en las mejores épocas de 24. Sin embargo eso no va a poder ser por el momento y, llegados a este punto, me pregunto para qué han plantado durante tanto tiempo una semilla que no vamos a poder ver crecer. Todo son miedos por el final que pueda venir.
Por el momento me quedo con una frase dicha entre leche de avena y cereales. Somos lo que somos, matamos gente y luego desayunamos. Así que desayunemos y esperemos que Silk siga su propia consigna.
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