Jasper Teerlinck, en la prisión donde empieza la tercera temporada.
Tenía que ocurrir en algún momento. Los métodos poco ortodoxos, y la lealtad hacia sus amigos (y hacia la inspectora Christina Flamant), del profesor Jasper Teerlinck acaban teniendo consecuencias graves para él al principio de la tercera temporada de Profesor T., que COSMO está ya emitiendo en España los jueves a las 22 de la noche. Le importan poco las convenciones sociales y su trato con otras personas no es el habitual, por lo que se expone siempre a que surjan problemas de todo tipo.
Sin embargo, estar confinado en una celda, rodeado de hombres desconocidos y peligrosos y en un entorno muy ruidoso, sin intimidad, y en el que se hace realidad su peor pesadilla de no poder esterilizar a conciencia todo lo que toca, no impide que el profesor continúe resolviendo casos. Todo empieza con un recluso al que echa una mano y, a partir de ahí, hasta volverá a ser requerido por la Policía Judicial Federal de Amberes.
El detective en la cárcel, en realidad, es una de las etapas más comunes en cualquier serie protagonizada por un investigador peculiar. El Profesor T. entronca con una tradición de estas series detectivescas en las que se busca sacar a su protagonista de su zona de confort y del mundo eminentemente intelectual en el que vive y lanzarlo a otro que no sólo es opuesto a él, sino que es donde acaban muchas de las personas a las que contribuye a arrestar.
Lógicamente, las interacciones del detective con el resto de presos dependerán de su personalidad. En la cuarta temporada de El mentalista, Patrick Jane va a la cárcel por haber asesinado a un hombre que creía que era John el Rojo, el asesino en serie que mató a su familia. Allí seguirá siendo el mismo tipo que tiraba de su encanto y su capacidad de deducción para ganarse al público cuando se hacía pasar por mentalista en televisión, pero su tarea es más seria, ya que debe demostrar que realmente no se equivocó al matar a aquel hombre y ha de exonerar de toda culpa a sus compañeros policías.
Jane tenía un lado oscuro y vengativo que aparecía de manera imprevista, y que no está presente ni en el profesor T (aunque él arrastre el trauma por el suicidio de su padre) ni en Adrian Monk, que puede ser el detective excéntrico al que más recuerde. En la segunda temporada de Monk, éste va a la cárcel no como prisionero, sino para ayudar a un condenado a muerte a probar su inocencia. Por supuesto, le horroriza el nivel de suciedad de todo el entorno, pues Monk también tiene aversión extrema a los gérmenes.
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El profesor T pasa también por el trago de que le den una paliza en la cárcel.
Ha habido otras series que han puesto a su protagonista en serio peligro de ir a la cárcel, sólo para que encuentre la manera de librarse. Holmes en Elementary es un buen ejemplo, especialmente con sus recaídas en el consumo de drogas y tras un intento de asesinato al final de la tercera temporada.
Profesor T. mantiene a su detective un poco más de lo habitual en prisión porque, así, puede empezar a lanzar la trama principal de la temporada, que es la investigación sobre qué le ocurrió de verdad a su padre. La imaginación de Teerlinck no puede estar quieta en un espacio cerrado como el de su celda, y su pasado tampoco puede permanecer ignorado. ¿Cómo conseguirá salir de la cárcel? ¿Logrará ayudar de verdad a la inspectora Flamant? ¿Resolverá esos asuntos sin resolver de su pasado?
La tercera temporada de ‘Profesor T.’ se emite los jueves, a las 22:00, en COSMO. Las dos primeras están disponibles en los servicios de VOD de las plataformas que incluyan el canal.