Amy y Sheldon en una imagen tras su ruptura. (Fuente: TNT)
The Big Bang Theory es una serie de hombres o, cuanto menos, su premisa era la de cuatro amigos que conocen a una mujer y desbarran un poco demostrando constantemente sus nulas capacidades sociales. Pero lo cierto es que las mujeres han estado muy presentes a lo largo de cada temporada. De hecho, a medida que se ampliaba su círculo, más mujeres hay, aunque demasiado a menudo lo hacen siguiendo un patrón repetido.
En honor a la verdad, casi todos los personajes secundarios de The Big Bang Theory derivan de un número de posibilidades limitadas. Que, a saber, son: ser un famoso que los deslumbra, trabajar en el mismo entorno, tener relación cosanguínea o, por último, ser novia (o cita con intenciones románticas) de alguno de ellos. Es decir, es relativamente normal que no cumplan el test de Bechdel en muchos de sus episodios porque realmente no tienen demasiadas relaciones más allá de las familiares o laborales.
Ni mantienen contacto con amigos de la infancia o tienen vida social más allá de su cerrado grupo. La definición de una aventura de fin de semana entre este grupo de amigos es ir a la tienda de cómics donde, dentro de su caricatura, sólo hay hombres. Otro día habrá que hablar de eso y de la mirada al frikismo que aporta, por cierto.
La consecuencia es que, sin necesidad de tener necesariamente intenciones de producir una serie falocentrista, la presencia de mujeres se limita a madres histéricas (entiendo que forman parte de los personajes caricaturizados en una comedia) y a intentos de novias. Es una lástima que la visión de las relaciones entre hombres y mujeres se fije a un panorama tan reducido. Quizás Leslie Winkle era el personaje que más lógica independiente tenía y que sobrevivía en la serie más allá de sus idas y venidas con Leonard. De hecho, era el ejemplo de una mujer fuerte y perfectamente válida para competir con los hombres en un mundo de ciencia y en cualquier otro mundo. Si nos fijamos, entre los cargos superiores del propio instituto de investigación, la figura femenina se encuentra ligada al departamento de recursos humanos, y no a un área puramente técnica o científica.
(Fuente: TNT)
Sin embargo, mirando esta última temporada, el número de varones tiende a igualarse al de mujeres. Ya hasta Stuart tiene novia. Y son personajes que demuestran tener carácter propio y personalidad; en muchas ocasiones, de hecho, más que ellos. Es decir, cuando The Big Bang Theory se pone a hablar de mujeres, más allá de la vis cómica y del personaje estereotipado que cada uno cumple, no lo hace con intención de dejarnos en mal lugar (por otro lado, es que mal iríamos de lo contrario). Como muestra tenemos el tantas veces emitido capítulo donde ellos van a dar una charla a un grupo de colegialas sobre ciencia y es Sheldon quien llega a la conclusión que de eso, quienes realmente deberían hablar son Bernadette y Amy. La serie tiene intención de salir de su premisa reduccionista, el problema es que su premisa tiene mucho peso.
Ante esto hay dos soluciones, tildarla de machista en su esencia y dar portazo a la discusión, o pensar en el camino que ha seguido una comedia para mostrar que el mundo de la ciencia es más que el primer dibujo que se presentó a los espectadores. Penny es mucho más que una rubia con ojos de cordero. Ha crecido, ha abandonado su personaje en el que sólo busca hombres con los que darse un revolcón y catálogos de ropa que comprar. Y algo parecido le ha pasado a toda la serie.
Queda bastante lejos ese primer episodio en que dos piltrafillas hacen cola para donar su semen sin riesgo a necesitarlo para nada más. Y deberíamos ser algo justos con todo lo que han recorrido para llegar hasta esta decimosegunda y última temporada.
La 12ª temporada de ‘The Big Bang Theory’ se emite los jueves, a las 21:45 h., en TNT.
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