Ojalá las plataformas de streaming trajeran todas las series clásicas de la televisión, esas que recordamos haber visto esporádicamente y las que no pudimos ver nunca. Cuando aparecen en el catálogo de alguno de los servicios que pagamos cada mes, y nos ponemos un episodio, ya sea por nostalgia o por curiosidad, antes de que nos demos cuenta, estaremos enganchados. Y si nos enganchan, con los años que han pasado desde que estuvieron en antena y con la cantidad loquísima de estrenos que hay, algo tendrán.
Eso me ha pasado con Se ha escrito un crimen (Murder, She Wrote), que en Latinoamérica se tituló Reportera del crimen (que alguien me explique por qué). La serie protagonizada por Angela Lansbury, que se emitió en CBS de 1984 a 1996, se mantuvo en el top 10 de las series más vistas de la cadena durante diez de sus once temporadas (con 30–40 millones de espectadores cada semana), llegando a eclipsar al clásico programa de actualidad 60 Minutes. Su éxito era tal que se hizo un crossover con Magnum P.I. para darle en empujón de audiencia a la serie de Tom Selleck.
Se ha escrito un crimen no tiene las ambiciones técnicas, temáticas ni narrativas de una producción actual: es un procedimental muy clásico de caso de la semana, pero resiste con garbo el paso del tiempo y la mirada sibarita de los ojos de 2019. La he visto recientemente desde su primer episodio y estoy a punto de acabar la cuarta temporada, así que puedo contaros de primera mano por qué sigue funcionando después de tanto tiempo.
Este momento, de un gif que he usado 100 veces, aparece en el episodio 4×03.
‘Se ha escrito un crimen’ o el encanto de la sencillez
En el primer episodio nos enteramos que escribir era un pasatiempo para Jessica, algo que empezó a hacer en su tiempo libre después de la muerte de su esposo, pero cuando Grady (uno de sus muchos sobrinos) le entrega su manuscrito a un editor, Fletcher se convierte en un éxito de ventas y una prolífica y reconocida autora de novelas de misterio.
La premisa es sencilla. Desde ese primer episodio, en el que Jessica viaja a Nueva York para reunirse con su editor y realizar una serie de entrevistas para promocionar su libro, cada semana, sea cual sea el lugar en el que esté la protagonista de la serie ocurrirá un asesinato. Ya sea en la boda de una de sus sobrinas, en París, en un convento, o en un torneo de tenis que patrocina, alguien morirá, y Jessica Fletcher resolverá el misterio gracias a sus dotes de observación y a todo lo que ha aprendido sobre cómo cometer crímenes y resolverlos mientras prepara sus novelas.
Que donde esté Jessica Fletcher siempre muera asesinado alguien, ha llevado a teorías graciosas como que realmente es una asesina en serie que luego usa esos crímenes para inspirar sus novelas. Eso podría ser cierto si al final de cada episodio no consiguiera que el culpable confiese su crimen, después de hacerle creer que tiene alguna prueba y mientras el detective de la policía escucha detrás de una columna. En su simplicidad está el encanto de Se ha escrito un crimen, en saber que este siempre se resuelve y el episodio acabará con un plano congelado de Jessica riendo. No hay trucos, no hay trampas y hay final feliz.
Durante la quinta temporada de la serie, Angela Lansbury pidió que se redujera el tiempo que aparecía en pantalla su personaje porque estaba cansada del ritmo de producción (22 episodios con ocho días de rodaje para cada uno). En la sexta y la séptima se hizo un experimento, en el que Fletcher solo aparecía al principio y la final y los protagonistas eran algunos de los personajes recurrentes. El experimento se dio por finalizado en 1991 y Lansbury regresó en la octava temporada para retomar su personaje y con el cargo de productora ejecutiva.
Jessica Fletcher y sus aventuras
Se ha escrito un crimen no se entiende sin Jessica Fletcher, porque ella es la serie. Los episodios solo necesitan de su presencia para que funcionen, por eso, puede viajar cada semana a un sitio nuevo y presentarnos rostros que sabemos que no volveremos a ver. La excusa, de un reencuentro con un familiar a un evento social, da igual, porque mientras esté Jessica, el episodio funciona.
Y excusas tiene de sobra, porque la vida de Jessica Fletcher es muy activa. Tiene amigos y familiares por todo el mundo y en su agenda siempre hay una fiesta a la que asistir, la reunión de la junta directiva de una empresa en la que es accionista, una conferencia en la que da una charla… Y esté donde esté, siempre sale a correr por las mañanas o a dar sus paseos en bicicleta, si el día la pilla en Cabot Cove, el pequeño pueblo de Maine en el que vive, aunque allí pase muy poco tiempo.
Con Lansbury como absoluta protagonista (a veces interpretando a su prima, Emma Mcgill), por la serie pasaron en calidad de estrellas invitadas cientos de actores. De entre los que eran famosos cuando se emitió la serie, a los que lo fueron después, en los episodios de las primeras cuatro temporadas me he encontrado a actores como George Clooney, Bryan Cranston, Linda Hamilton, Courteney Cox, Jeffrey Tambor, Andy García, Janet Leigh, Kate Mulgrew, Rue McClanahan o Patrick McGoohan.
Linda Hamilton y Bryan Cranston aparecen juntos en el episodio 2×20. (Fuente: IMDB)
Ahora que estamos a punto de despedir Grace and Frankie, es destacable decir que Se ha escrito un crimen (contemporánea de Las chicas de oro) nos presentaba hace 35 años a una viuda de 60 años con más vida social que todos nosotros juntos. Tiene una carrera de éxito, fama y dinero, había tenido y tiene muchos pretendientes; es una mujer independiente, inteligente, empática, modesta, sin prejuicios y muy segura de sí misma. Tanto, que cuando se encuentra con algún comentario condescendiente por parte de un varón que la subestima, ni siquiera siente el impulso de responderle porque le da absolutamente igual. Sus acciones ya hablarán por sí misma.
Y lo hacen. A Jessica no se le escapa ni una; está atenta a todos los detalles y tiene muchos recursos pero, además, es la mejor persona viva. Tiene una sonrisa y palabras amables para todos, memoriza los nombres de cada persona con la que se cruza, siempre está dispuesta a ayudar, a leer el manuscrito de un aspirante a escritor y a velar porque se haga justicia.
Esta serie es la mezcla perfecta entre Miss Marple y su autora, Agatha Christie, detective aficionada y también la mujer que escribe whodunits sobre asesinatos. Ver un episodio de Se ha escrito un crimen es garantía de satisfacción, sabemos que va a acabar bien y los casos que plantea son originales y entretenidos. 35 años después, sigue funcionando y entendemos por qué cautivó a tanta gente en los años 80.
‘Se ha escrito un crimen’ está disponible en Amazon Prime Video.
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