No hay que hacer un análisis pormenorizado para determinar que Netflix nunca ha usado su maquinaria de promoción de forma equitativa. Cada vez es más habitual descubrir algunos de sus estrenos a pocas semanas (o días) de que lleguen al catálogo, por eso no debería sorprendernos que la fecha de estreno de la sexta (y última) temporada de BoJack Horseman se haya anunciado con solo cuatro semanas de antelación.
Pero sí sorprende, porque con esta serie no había ocurrido antes. Las primeras versiones de la noticia, como esta de The Hollywood Reporter, afirmaba que la decisión de finalizar la serie había sido tomada por el equipo creativo, y que Raphael Bob-Waksberg, el creador, ya había planteado esta temporada 6 como la última.
Esa versión encaja con declaraciones que ha hecho Bob-Waksberg después del estreno de la quinta temporada de la serie, como esta en la que dijo: “Cada vez que tengo que hacer un nuevo episodio es una pesadilla. En teoría, siempre estoy feliz de poder hacer más, y realmente lo disfruto, pero no sé cómo hacerlo”.
Cada nueva temporada representaba un reto mayor para el equipo creativo de BoJack Horseman, que sentía la presión de sorprender e innovar. Que se hayan planteado la temporada 6 como la última durante su producción debería ser una buena noticia para los fans. Y así lo fue durante unas horas, hasta que Aaron Paul, el actor que le da voz a Todd en la serie, publicó un tuit en su cuenta personal en el que dijo que no pudieron hacer nada, porque la decisión de poner fin a la historia la había tomado Netflix: la serie había sido cancelada.
La plataforma no se ha pronunciado al respecto, pero algunos usuarios relacionaron la cancelación de BoJack Horseman con el hecho de que el equipo de animación de la serie se hubiera afiliado al sindicato TGA (The Guild Animation) la pasada primavera.
Por qué se querían sindicar los animadores de ‘BoJack Horseman’
A diferencia de los actores que hacen las voces de los personajes y los guionistas de la serie (los primeros a través de SAG-AFTRA y los segundos con la WGA), el equipo que trabaja en los diferentes departamentos de animación de la serie no estaba afiliado a ningún sindicato que defendiera sus derechos, es decir, que velara por el cumplimiento de unos mínimos salariales, planes de salud y de pensiones establecidos por convenio.
Ese equipo (que incluye unas 50 personas entre directores, diseñadores de personajes, de fondos, de storyboards…) había manifestado su interés en formar parte de un sindicato desde la primera temporada de BoJack Horseman, pero fue el pasado mes de marzo cuando decidieron organizarse para hacer que se cumpliera su petición.
En junio, después de unas largas y duras negociaciones, los trabajadores de la serie firmaron un nuevo contrato con la TGA. Lo que pedían no solo era razonable, es el estándar por el que se rigen todos sus compañeros de profesión, una situación por la que habían pasado los animadores de Rick y Morty en 2014. BoJack Horseman era, junto a Tuca y Bertie, una de las pocas series cuyos trabajadores no estaban adscritos al sindicato de animadores y ese cambio reciente, sumado a la cancelación de la serie de Lisa Hanawalt tras su primera temporada, es lo que ha llevado a pensar que podía radicar allí la clave de la decisión de cancelarla.
¿Afecta esta sindicalización a la producción de ‘BoJack Horseman’?
Al pertenecer a un sindicato, además de otras garantías, los trabajadores tienen estipulados unos mínimos salariales que, según explicaron algunos empleados de la serie, que pasaron meses antes a trabajar en Final Space, difería en 400–500 dólares semanales, solo por estar afiliados o no.
Esto implica un sobrecoste sobre las cantidades pactadas en un inicio y alguien tiene que asumirlos. En el caso de BoJack Horseman, no sería Netflix, que ya ha licenciado la serie por un precio acordado con Tornante Company, la empresa que tiene los derechos. Las negociaciones tendrían que realizarse entre Tornante y Shadowmachine, la empresa que se encarga de producir la serie para ellos.
Tener a los profesionales de la animación afiliados a un sindicato no es una novedad ni para Netflix ni para Shadowmachine, la misma Final Space, por ejemplo, está en el catálogo de la primera y es producida por la segunda. Si la decisión de cancelar se hubiese basado solamente en criterios de presupuesto y rentabilidad, dadas las circunstancias, no sería correcto atribuir dicha responsabilidad a Netflix. Por esto, y porque no son una excepción, podríamos descartar este proceso como fuente de conflicto.
Quién decidió que la temporada 6 de ‘BoJack Horseman’ será la última
Después de tantos rumores, y ante el silencio de Netflix y de Raphael Bob-Waksberg, la única versión que tenemos de alguien del equipo es la de Aaron Long, uno de los directores y animadores de la serie, que ha estado trabajando en la sexta temporada.
Long explica que cuando empezaron a trabajar en la sexta temporada, y antes de que se iniciara el proceso de negociación con el sindicato, en el equipo ya sabían que sería la última. En otro mensaje publicado en el mismo hilo dice: “No sé de quién fue la decisión, pero sé que entramos en la producción de esta temporada sabiendo que no habría más. No fue una respuesta a las negociaciones de los trabajadores”.
Finalmente añadió: “Estas cosas son complicadas, no tengo todos los datos y, de tenerlos, seguramente no podría hacerlos públicos… pero creo que los espectadores estarán satisfechos con esta temporada como final de la serie”. Con eso nos quedamos, con que la sexta temporada se ha planificado pensando en que sería la última. El 25 de octubre veremos los primeros ocho episodios y el 31 de enero los ocho restantes, con ellos le diremos adiós al viaje existencial de BoJack Horseman.
Crítica: ‘BoJack Horseman’ es demasiado buena para que pueda comentarla
Con su 5ª temporada, la serie de animación de Netflix deja el listón muy altofueradeseries.com