Patrick y sus padres en el episodio 5×11 de ‘Schitt’s Creek.’ (Fuente: IMDB)
Esta columna hace referencia al episodio ‘Los padres del novio’ de ‘Schitt’s Creek’. Contiene un ligero spoiler de la serie, pero os animo a leerla.
Schitt’s Creek fue una serie ignorada por la crítica y el público español hasta que este año, con su quinta temporada, consiguió cuatro nominaciones a los premios Emmy. Después de eso, algunos decidimos empezar a verla por curiosidad; varios decidieron que era una cosita simpática sin mayores ambiciones, pero los que seguimos nos encontramos con uno de los mejores regalos seriéfilos del año.
El mejor de todos, para mí, fue el episodio de la fiesta sorpresa de Patrick. Si no recuerdo mal fue a partir de ese momento cuando acuñé en casa la máxima “no es ese tipo de serie”. Si no fue exactamente con ese, así es como lo recuerdo; en cualquier caso, me vale como ejemplo. Esa frase es un mantra con el que ratifico mi confianza en el contrato que una serie ha firmado conmigo como espectadora, y lo que representa es que, aunque una situación tenga potencial de derivar en un momento muy dramático o traumático, tengo que confiar que no estoy viendo “ese tipo de serie”. Que de repente no van a cambiar las reglas de juego por efectismo dramático, que estoy segura en mi lugar feliz.
La trama principal de Los padres del novio es que David ha organizado una fiesta sorpresa para su novio, Patrick, y ha invitado a sus padres. El giro es que descubre que los padres de Patrick no saben que su hijo es gay. Para quienes no veis la serie tengo que decir que la relación de David y Patrick es una de las más bonitas de la tele, y esa revelación nos hace temer lo peor, pensé en todo lo que podía salir mal: Patrick podía sentirse presionado a hablar con sus padres por no herir los sentimientos de David, porque David podía sentir que si no hablaba con ellos es porque se avergonzaba de él, y los padres podían reaccionar de la forma en la que Patrick temía. Una sola de estas amenazas ponía en peligro la relación. Y sobre el papel podían ocurrir todas.
Con cada situación que planteaba la posibilidad de una de esas amenazas, los personajes (y Dan Levy, el guionista) nos sorprendieron con escenas preciosas, en la que ellos mismos se encontraron con escenarios distintos a los que habían imaginado, porque la realidad nos ha enseñado que siempre debemos temer lo peor. Afortunadamente, Schitt’s Creek no es ese tipo de serie.
Mi momento preferido es seguramente la escena en la que el padre pregunta si ellos han hecho algo mal. Ahora que ya lo he visto, porque la primera vez que escuché esas palabras el corazón se me cayó al suelo, pero la serie lo recogió con delicadeza; como si fuera un gatito abandonado al que rescataba para darle calor, comida y amor. No os quiero contar ningún detalle (y me cuesta mucho porque antes de sentarme a escribir he visto otra vez el episodio y he vuelto a derramar lagrimitas de ternura), porque me gustaría que le dierais el play a esta historia y hagáis el viaje vosotros mismos. Os invito a hacerlo, aunque no hayáis visto la serie y no tengáis intención de ver ninguno más.
Salir de ese armario en el que alguien ha vivido escondido por miedo a sentir el rechazo de un ser querido (y la violencia de la sociedad) sigue siendo una realidad para muchos y, aunque sea algo que creamos haber visto mil veces en la ficción, sigue siendo pertinente y necesario mostrarlo. Pero, como nos dijo Eva Baeza, cuando la entrevistamos para hablar de #Luimelia: “Los espectadores están deseosos de ver, no solamente la representación de la diversidad, también que esa representación sea positiva, y ya que nosotros estamos en este barco, queremos decir que se puede vivir desde la alegría; que es como se tendría que vivir”. Schitt’s Creek es ese tipo de serie.
‘Schitt’s Creek’ está disponible en Movistar+.
‘Schitt’s Creek’ merecía dar la sorpresa en los Emmy 2019
La comedia ha dado el campanazo con cuatro nominaciones, entre ellas, la de mejor comedia, actor y actriz de repartofueradeseries.com