La serie acabará con su segunda temporada. (Fuente: Flooxer)
Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de ‘Más de 100 mentiras’ y no contiene spoilers.
Además de como público objetivo, las plataformas online de las cadenas nacionales en abierto (Flooxer, en este caso) tienen a los adolescentes como tema. Y en ocasiones cuesta entenderlo, porque el éxito más significativo que ha tenido el servicio remaba en una dirección casi contraria: apelar a los mitos atemporales de la farándula española y siempre con la referencia a una época (y, por ende, a una generación) pasada, como hizo Paquita Salas. Más de 100 mentiras es de las otras.
Su segunda temporada, que ya se ha lanzado en Atresplayer Premium y estará disponible con publicidad desde el día 22, continúa la línea que ya marcó su primera entrega, y que, para ser justos, abocetó antes Bajo la red (Playz). Más de 100 mentiras fabula con el caos que puede sembrar un hacker en un instituto, accediendo a los archivos privados de los adolescentes y extorsionándolos a cambio de no revelar sus secretos. El puente con la realidad es evidente, aunque la serie se permite una distancia thrilleresca que alivia el sermón.
Pese a que la referencia más cercana sería algo como Pequeñas mentirosas, la serie tiene la suficiente personalidad como para alcanzar verdaderos momentos de slasher, historias en las que un puñado de púberes se ven amenazados (físicamente, por lo general) por un desconocido que sabe lo que hicieron el último verano. No cuesta imaginar que la serie vaya a alcanzar esa radicalidad en esta segunda temporada, teniendo en cuenta el crimen encubierto que esconde uno de los personajes y sabiendo que esta entrega será la última.
La temporada nos traslada a otro instituto, aunque los secretos siguen acuciando. Del reparto de la primera tanda de episodios solo se mantiene como regular Javier Ruesga, que encuentra en Jorge Clemente, Casandra Balbás, Adil Koukouh y Asia Ortega a sus nuevos compañeros de connivencia. La propuesta no es, ni mucho menos, vacua: el primer episodio tiene un momento de reencuentro con uno de los personajes de la temporada anterior que, además de estar verdaderamente bien dirigido, quema los puentes con la historia inicial para desplegar una entidad propia.
La brillante gestión del espacio que hace Alfredo López en esa escena no obsta para que algunos espectadores puedan salir de este capítulo inicial repelidos por la perspectiva que adopta. Hasta dónde aguantaremos series que nos cuentan que las TIC son malignas y que lo mejor que podría hacer uno es quemar el móvil y echarse a la montaña es algo que quizá descubramos pronto. El fundamento tecnófobo, por otra parte, no impide disfrutar del misterio y el salseo, que es a lo que hemos venido, y es lo que nos dan.
La segunda temporada de ‘Más de 100 mentiras’ ya puede verse en Atresplayer Premium y estará disponible con publicidad el 22 de diciembre.
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