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Así se vive la Comic-Con de San Diego desde dentro

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Vista de la entrada a la Comic-Con de San Diego en 2015. (Fuente: Beatriz GG)

“ Ir a la Comic-Con de San Diego ha sido una de las experiencias más extraordinarias de mi vida a nivel fan. Acabas con los huesos molidos, los pies echando humo y con la cartilla de ahorros temblando, pero probablemente es algo que sólo puedas hacer una vez en la vida, y esas oportunidades hay que aprovecharlas cuando se presentan”. Así resume Beatriz González su experiencia de haber vivido desde dentro el evento en el verano de 2015, un evento al que todos los fans, los “frikis”, de los cómics, las series y el cine de género sueñan con ir alguna vez.

La convención ha alcanzado unas dimensiones enormes desde hace, aproximadamente, una década, y se ha convertido en un destino muy deseado por fans de todas las partes del mundo. Beatriz es de Alicante, y su interés en ir a San Diego estaba motivado por uno de los aspectos que más han crecido allí en los últimos años: la televisión.

“Mi interés hacia la SDCC viene a raíz de las series de televisión”, explica: “No soy una lectora voraz de cómics (he leído algunos, más bien pocos), por lo que no le veía especial interés. Cuando empecé a ver series con mayor asiduidad en VOSE, allá por el año 2005, ya me planteé más en serio acudir a eventos de este tipo, y tras varios intentos, pude lograr ir a la Comic-Con los cuatro días con noche previa, algo inimaginable. Nunca antes había acudido a una convención, ni siquiera en España, así que puedo decir que me estrené a lo grande”.

Colas de entrada a Comic-Con el jueves, después de que los asistentes recogieran sus pases. (Fuente: Beatriz GG)

Y se puede decir que fue a lo grande en todos los sentidos. Se estima que, todos los años, más de 130.000 personas se pasean por el centro de convenciones de San Diego en la tercera semana de julio, donde más de 700 expositores exhiben sus productos, y donde las dos salas más grandes para celebrar los diferentes paneles, el Hall H y el Ballroom 20, tienen capacidad para 6.500 y 4.800 personas, respectivamente. Y toda esa gente pasa la mayor parte del tiempo haciendo cola.

“Recuerdo la sorpresa mayúscula que me llevé cuando llegamos al centro de convenciones el miércoles a las 9 y ya había como 200 personas haciendo cola para recoger el pase que daba acceso al recinto, el cual en teoría no se recogía hasta las 15. ¡De locos! Y la gente iba preparada como quien va a hacer cola a un concierto dos días antes, con sillas plegables, mochilas con comida y bebida, libros…”, explica Beatriz.

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Esas colas se reproducían para entrar a las sesiones más esperadas, como las de Juego de Tronos y The Walking Dead, por ejemplo, pero aunque sean habituales las fotos de gente durmiendo en la calle para poder entrar el sábado al Hall H, Beatriz desmitifica un poco ese panorama, aunque confiesa que “ íbamos relativamente confiadas de lo sencillo que resultó entrar el jueves a los paneles de Doctor Who y Con Man, y cuando llegamos sobre las 8 de la mañanadel viernes, ya había una cola que rodeaba la mitad del recinto”.

Pero no se quedaron fuera. “Aún así pudimos entrar, aunque escoradas hacia un lateral, pero con las pantallas gigantes y la buena acústica de la sala, no había problema alguno para seguir con atención los paneles”, señala, y también detalla el proceso para entrar a las diferentes sesiones que Comic-Con tiene más o menos institucionalizado.

En palabras de Beatriz, “acceder a ellos no es difícil. Todo dependerá de si quieres un buen asiento, para lo cual no te quedará más remedio que dedicarle tiempo y paciencia, pero los principales salones, el Hall H y el Ballroom 20 están bien acondicionados. En los paneles con más tirón hacía unas dos horas de cola aproximadamente, y en otros, ninguna. Salía del Hall H volando porque empezaba otro panel en otro salón y entraba sin problema.

El interior del Hall H. (Fuente: Beatriz GG)

Otro aspecto a tener en cuenta es que, teóricamente, no se podía acceder a un panel ya empezado, así que los voluntarios te pedían que te quedaras en un lateral dentro de la sala, pero no te prohibían la entrada. En el Hall H, como es tan sumamente grande, hay voluntarios que te van llevando, linterna en mano, a los asientos que quedan libres.

Por otra parte, para evitar colas, en los accesos de las salas te dan unos papelitos de colores que deberás renovar cada 30 minutos si no quieres perder la posibilidad de acceder directamente al salón sin tener que hacer cola nuevamente”.

Comic-Con es más que paneles

Sin embargo, aunque lo que más trasciende son las diferentes sesiones en las que se presentan nuevas películas, series, cómics o videojuegos, SDCC cuenta también con un espacio de exposición que tiene las mismas dimensiones enormes que todo lo demás, y que fue de lo que más llamó la atención de Beatriz: “ no puedo dejar de mencionar la impresión que me causó entrar por primera vez a la zona habilitada a los stands de merchandising, que ocupaba casi toda la planta baja del centro de convenciones, de extremo a extremo. Era algo imponente. Estaba repleto de stands numerados y distribuidos por temática (cómics, TV…) tanto de tiendas online como de las principales cadenas de televisión que promocionaban sus series y programas, y también montaban algún que otro espectáculo audiovisual para atraer al público”.

Algunas imágenes de la zona de exposición de SDCC 2015. (Fuente: Beatriz GG)

Un aspecto que todos los asistentes a estas convenciones suelen destacar de ellas es la posibilidad de conocer a más fans con los que intercambiar gustos, opiniones y, simplemente, charlar en las colas. “ El ambiente es AMBIENTAZO, tanto dentro como fuera del centro de convenciones, con una serie de atracciones creadas para la ocasión, amén de los bares de la zona siempre a rebosar y manzanas enteras cerradas al tráfico donde la gente paseaba a sus anchas por la calzada haciéndose fotos con la gente que iba disfrazada para la Comic-Con”, recuerda Beatriz.

“Veías gente de todas las edades, padres con sus hijos pequeños vestidos igual, trajes de cosplay de todos los estilos, y trabajados en mayor o menor medida. Ese verano todavía seguía la fiebre Frozen y te las encontrabas por todas partes. Tampoco fallaron los trajes de superhéroes, ni los de The Walking Dead, ni tampoco los de Daenerys. La gente disfrutaba luciendo sus trajes y dejándose fotografiar”.

A la izquierda, Beatriz posa con Hulk. A la derecha, varios cosplayers en los alrededores de la convención. (Fuente: Beatriz GG)

Ese ambiente se traslada la vida nocturna de San Diego, aunque Beatriz confiesa que ella y sus amigas no la disfrutaron demasiado porque la experiencia de la convención ya era suficientemente intensa: “ nosotras éramos más de disfrutar la tarde tomando unas cervezas por ahí y cenar después, pero es verdad que el cansancio hace mella, y no estábamos alojadas precisamente en primera línea de la convención, por lo que no nos planteamos ir ningún día a ninguna disco, pub nocturno ni similares. Antes de medianoche ya estábamos durmiendo tratando de recuperar fuerzas para el día siguiente”.

Y aquí entra un punto importante de Comic-Con, que es conseguir alojamiento. Los periodistas estadounidenses que van con acreditación al evento lo apodan el “hotelpocalypse” porque cuesta encontrar hoteles a precios aceptables y que no estén demasiado lejos del centro de convenciones.

“Casi la totalidad del alojamiento del área metropolitana de San Diego se lo reserva la organización de la SDCC, que lo va ofreciendo una vez han vendido las entradas” explica Beatriz, que continúa apuntando que “los alojamientos están agrupados en distintas zonas, pero hay líneas de transporte específicas que unen esas zonas con el centro de convenciones. Ahora sí, el precio de ciertos hoteles no es asumible para la mayoría de los mortales.

La zona que primero se puso a la venta, Mission Valley, rondaba los 200–220 dólares por noche en habitación doble. Pero si te ibas a los grandes hoteles, los más cercanos al centro de convenciones, la noche andaba por los 3.000 dólares. Ahí entendí el verdadero motivo de por qué la gente hace cola pasando la noche en la calle. Está claro que aprovechan el tirón mundial que tiene el evento, pero hay muchos moteles en zonas muy cercanas (a 4–5 paradas en tranvía) que ofrecen alojamiento a un precio bastante más asequible”. Porque al alojamiento hay que añadir los más de 200 dólares que cuesta el pase para los cuatro días de Comic-Con, de jueves a domingo.

Panel de ‘Con Man’, serie web con Alan Tudyk y Nathan Fillion. (Fuente: Beatriz GG)

Aun así, a pesar de lo caro que puede salir conseguir el pase y el hotel, de las colas que haya que hacer y del calor que se pueda pasar, Beatriz no se lo piensa si se le pregunta si recomienda ir a la Comic-Con de San Diego: “rotundamente, sí”. Y añade que “tampoco es todo de color de rosa y hay algunos aspectos que son bastante mejorables, hasta diría que decepcionantes, pero se aceptan con una sonrisa y a disfrutar, que para eso hemos venido, ¿no?”

marina

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