Sinead Keenan, Brian F. O’Byrne y Stephen Graham, en una imagen de ‘Little Boy Blue’.
Los ingleses son grandes aficionados a los dramas, sobre todo cuando son históricos o bien basados en hechos reales. Si, además, le sumas un hecho relacionado estrechamente con el fútbol, tienes, me atrevería a decir, el cóctel perfecto para garantizar el éxito del producto. Añádele, por otra parte, un elenco que funciona y sabe desenvolverse y un modus operandi que huye de la lágrima fácil, el amarillismo y el paroxismo (ya sabemos aquello de que cuando el drama se alarga demasiado, se convierte en comedia).
ITV (y Filmin en España) nos presenta Little Boy Blue, una historia basada en hechos reales (no huyan, no, no es un pastiche rollo Antena 3 o Tele 5, fin de semana, después de comer) y que conmocionó a la opinión pública una tarde de agosto del año 2007.
Situémonos: Rhys Jones, un niño de once años, aficionado a ultranza del Everton, regresa a su casa después de entrenar al fútbol una apacible tarde de agosto. Pero nunca llegará a su hogar. Junto a los campos de entrenamiento, al cruzar la calle, Rhys cae abatido a consecuencia de un tiroteo entre dos bandas juveniles de la periferia de Liverpool. Una vez en el hospital, fallece ante la mirada incrédula de sus padres (Steve and Mel Jones -Brían F. O’Byrne y Sinead Keenan, respectivamente-). El departamento de Policía del distrito se pone en marcha y anuncia como responsable de la investigación a su mejor detective, Ned Kelly (Stephen Graham).
Con esta premisa arranca la miniserie de cuatro capítulos escrita por Jeff Pope (haciendo honor a su apellido en las series británicas) y dirigida por Paul Whittington. Ambos aciertan en Little Boy Blue, y no es fácil, porque cuando conoces tan bien el suceso en cuestión, como es el caso, has de implementar un buen nudo para que, a pesar de saber el desenlace, logres mantener al espectador anclado frente al televisor.
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Por otra parte, las relaciones entre los vecinos de un pequeño barrio cuando la lista de sospechosos comienza a hacerse pública. Las conexiones entre los padres de los cinco sospechosos y los de aquellos que saben o conocen la verdad, las amenazas ante el soplo y las rencillas que renacen entre los vecinos comportan un valor añadido a la trama. Los padres del niño asesinado, Steve y Mel, mantienen durante toda la historia una posición difícil, pero moderada, y establecen un equilibrio encomiable entre la ira y frustración, por un lado, y la entereza necesaria para colaborar con la justicia, soportando los avatares de la investigación y el posterior juicio.
Los padres de Rhys, en el homenaje que le rinde el Everton.
Little Boy Blue se muestra como una miniserie correcta, sin llegar a cotas de maestría ni mucho menos, con dosis de dramatismo muy bien implementadas, donde el punto de asepsia que la narración tiene ayuda a empatizar con los hechos sin caer en la lágrima fácil.
¿Por qué hay que verla? Un drama real, pero real, nada de tonterías edulcoradas.
Puntos fuertes: Stephen Graham, siempre es un placer ver a este actor. La escena donde el Everton homenajea a Rhys en un partido disputado contra el West Ham. Deliciosa.
Claves de su éxito: Sin duda, la repercusión que tuvo el suceso en el 2007 hizo que la miniserie estuviese en lo más alto del share durante su emisión.
‘Little Boy Blue’ está disponible en Filmin con el título de ‘El crimen de Liverpool’.