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Comic-Con: la típica convención para fans, frikis y prensa especializada

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Calzado cómodo, camiseta vintage de Star Wars, chaqueta extra para el aire acondicionado traicionero, cargador del móvil, cargador del portátil, pilas, grabadora, botella de agua, frutos secos (imprescindibles porque entre ruedas de prensa y entrevistas que se solapan unas con otras nunca se sabe cuándo va a haber tiempo de comprarse algo para comer), protección solar, libreta para tomar notas y mucha energía. Esto es lo que llevo ya seis años metiendo en la mochila cada mes de julio para mi visita anual a la Comic-Con (aunque, en realidad, juraría que en los dos primeros pequé de novata y me dejé los frutos secos).

Comic-Con, la convención de cultura popular y orgullo friki que se celebra cada verano en San Diego, hace años que fue tomada por Hollywood y, en realidad, la presentación de películas de gran presupuesto o de la última serie de género fantástico acaban dominando sobre el mundo del cómic. Pese a ello y pese a sus 130,000 asistentes anuales, sus organizadores han conseguido preservar el espíritu fan de ediciones anteriores y su carácter único y alternativo.

Experimentarlo únicamente como fan tiene que ser una pasada, aunque nunca ha sido mi caso. Hacerlo como prensa tiene muchas ventajas y algún que otro inconveniente. Os cuento a continuación…

Lo bueno

– ¿Recordáis el capítulo de The Big Bang Theory de este año donde la troupe se dedica a darle al botón de actualizar del teclado repetidamente, a cuatro bandas, y a pesar de ello los chicos se quedan sin entradas para Comic-Con? Conseguir tickets no es nada sencillo. Cada año se suele colgar la página oficial de la convención en la fecha que las entradas se ponen a la venta y siempre se acaban fulminantemente. Hacerse con un pase de prensa tampoco es fácil, pero pasado el proceso de selección pertinente y demostrando que te dedicas a esto, es posible conseguir uno sin demasiados problemas informáticos ni necesidad de llamar a Howard Wolowitz y compañía. Solo por el hecho de poder asistir bien merece la pena lo de tener que trabajar durante la convención.

Una instantánea del interior del recinto de la Comic-Con © 2013 SDCC

Una instantánea del interior del recinto de la Comic-Con © 2013 SDCC

El ambiente. La cosa suele empezar ya en el tren que hace el recorrido desde Los Ángeles a San Diego, donde es posible ver a la gente perfectamente ataviada de soldado imperial, Spider-Man, Harry Potter, Poison Ivy o Khaleesi (algo que se alarga durante los cuatro días que dura la convención). Si hay algo que caracteriza a los asistentes de Comic-Con es su pasión por la cultura popular, su buen rollo y lo muy en serio que se toman el tema del vestuario (ya sea en forma de camiseta sacada del armario de Sheldon Cooper o en forma de disfraz muy currado de ídolo de Sheldon Cooper).

San Diego. En esta ciudad del sur californiano, el sol y las buenas temperaturas están asegurados. El centro de convenciones donde se celebra la Comic-Con hace años que se ha quedado pequeño e incluso se rumoreó que podría trasladarse a otra ciudad con una infraestructura mayor (Los Ángeles, Anaheim y Las Vegas llamaron con insistencia a la puerta de los organizadores de la convención). Por suerte, por el momento la Comic-Con sigue abonada a San Diego, por lo que no tendremos que prescindir del encantador paseo por el histórico Gaslamp Quarter para llegar al recinto del festival mientras te impregnas del carácter tan jovial y alegre de su gente.

Los exteriores del recinto donde se celebra la Comic-Con © 2013 SDCC

Los exteriores del recinto donde se celebra la Comic-Con © 2013 SDCC

Lo no tan bueno

Aquí todo vale. Llevo ya varios años haciendo el chiste (malo) de que el año que viene Meryl Streep presentará su próxima película en la Comic-Con y, pese a que no creo que llegue a pasar, uno nunca sabe. Las vinculaciones con el mundo del cómic son cada vez más inexistentes (y visto lo visto, totalmente innecesarias) para legitimar y justificar la presentación de un proyecto en esta convención. Está claro que algo como The Walking Dead, la misma The Big Bang Theory o True Blood son el tipo de series perfectas para esta audiencia, así como la última peli de Marvel, la siguiente de Hobbit, la próxima adaptación de una serie de novelas fantásticas para jóvenes adolescentes (véanse Crepúsculo, Divergente , …) o incluso películas como El juego de Ender (lo cual trae de la mano la presencia de Harrison Ford, que no está nada mal)… Pero es que en ediciones anteriores de la Comic-Con he hecho entrevistas o asistido a ruedas de prensa para cosas tan inverosímiles para unas jornadas a priori centradas en el mundo del cómic como Sherlock, Bates Motel, Weeds, Bones, Dexter o Burn Notice.

Excepto series muy muy sesudas y/o que se toman a sí mismas muy en serio (como Mad Men o True Detective, por ejemplo), casi todo es carne comic-conera en el apartado televisivo de la convención. Ahora que lo pienso, también alguna que otra serie que se tomaba a sí misma muy en serio ha pasado por aquí, porque de hecho Showtime presentó aquí a Homeland en la edición de 2011 antes de que se estrenara su primera temporada. La conclusión que se extrae es que no tiene que existir una vinculación mínima con el género fantástico, de terror o de ciencia ficción, sino que para que un estudio decida presentar aquí su serie basta con tener una serie con un fan base lo suficientemente grande y sedienta por ver a sus ídolos en directo.

En el tema cinematográfico, las distribuidoras seleccionan un poco más y no es habitual que las películas a presentar no tengan una relación más o menos directa con el género fantástico, de terror o de ciencia ficción. Eso sí, también hay excepciones, como por ejemplo las películas de animación sean de la temática que sean o, simplemente, ser la típica peli de acción y explosiones como Sherlock Holmes o Los mercenarios. En realidad, los dramas serios o el cine independiente son lo único que queda excluido… Aunque yo estoy convencida de que cualquier año vemos a la Streep presentando su proyecto.

En resumen, la Comic-Con se ha convertido en una especie de festival de cultura popular donde la dependencia del mundo del cómic es completamente innecesaria y Hollywood dicta las normas. Su objetivo: cautivar a la audiencia del codiciado Hall H, con capacidad para 6.000 fans. En él se presentan clips exclusivos de películas (también y cada vez más, series potentes como Juego de Tronos). Los fans asisten a una sesión de preguntas y respuestas con los creadores y actores de este tipo de títulos e incluso se les permite hacer sus propias preguntas. Por supuesto, el objetivo a conseguir es conseguir que obre el milagro del boca a boca, se consiga ser trending topic y, de esa manera, comenzar a promocionar tu película o serie a lo grande muchos meses antes del estreno.

Presentación de El Juego de Ender, con Harrison Ford  © 2013 SDCC

Presentación de El Juego de Ender, con Harrison Ford © 2013 SDCC

Tener la sensación de que no estás en la Comic-Con cuando en realidad llevas todo el día metido en la dichosa convención. Es un poco frustrante tener que leer Deadline Hollywood para enterarte de qué ha pasado en el Hall H o el Ballroom 20 (de dimensiones un poco más reducidas que el Hall H y hasta hace poco consagrado exclusivamente a las series de televisión). Hay dos razones por las que a veces me planteo dejar de acercarme a los centros neurálgicos de la Comic-Con a pesar de que con toda seguridad ahí van a estar sin duda los titulares del día.

En primero lugar, las colas para entrar a ver a la gente de Game of Thrones, el último título de Quentin Tarantino o la presentación de Peter Jackson suelen ser interminables. La única manera de evitarlas es dormir en la calle o levantarse a las tres de la madrugada para ir a hacer cola pronto… Y yo ya no tengo edad.

En segundo lugar (y esto tiene que ver bastante menos con mi pereza y mucho más con la envidia), a la misma hora que los fans se lo están pasando en grande dentro del Hall H, las actividades para prensa no cesan. De hecho, son tantas que ni siquiera cabemos ya en el centro de convenciones y desde hace años nos han mudado a un hotel adyacente. El solapamiento de entrevistas y ruedas de prensa es tal que, a no ser que seas Tatiana Maslany y tengas un clone club particular, es imposible hacerlo todo y estar en todas partes. A menudo hay que verse obligado incluso a cancelar entrevistas en el último momento o llegar tarde (algo que es completamente inadmisible durante el resto del año pero que aquí todo el mundo acepta con resignación porque sabe que es lo que hay). La saturación de pasarte todo el día de evento tras evento es tal que he visto a colegas dirigiéndose a Frank Miller creyendo que era Alan Moore. Yo misma he tenido que aguantar el tipo en entrevistas de una serie de televisión de cual no había visto ni un solo capítulo o en las que me tocaba adivinar si el entrevistado que tenía delante (y del que ningún publicista había pensado en darme su nombre y apellido) era un actor semidesconocido de una serie nueva o su productor. La regla de oro para estos casos suele ser la siguiente: Si el entrevistado es joven y tirando a guapo según los cánones estándar de belleza actual en Hollywood, suele ser un actor. Si el entrevistado es menos joven y no se le adivinan unas abdominales perfectas debajo de la camiseta friki que lleva puesta, suele ser un productor o guionista.

Las aglomeraciones. No es solo que haya que dormir en la calle para entrar al Hall H, sino que la odisea personal de mucha gente no termina precisamente ahí. Las colas en Starbucks para el desayuno de la mañana o para comprar un bocadillo caro y bastante insulso a mediodía son de aúpa, pero nada comparables con las que se dan a última hora del día cuando llega el momento de volver a un hotel (que casi siempre está en la otra punta de la ciudad) y al que solo se puede llegar gracias a una línea de autobuses siempre llenos (pero gratis, eso sí) ofrecidos por la organización. Cierto es que también puedes ir conduciendo con tu coche, pero conseguir una plaza de parking es casi imposible y es tan caro que mejor ni planteárselo. Hay que decir que por lo menos todo el mundo es muy educado y nunca he visto a nadie intentando colarse. Más bien, la gente aprovecha para socializarse y hacer amigos nuevos en la cola, contándose las batallitas del día y enseñando lo que han comprado en la sección de merchandising de la convención.

Foto de la cola para entrar en el Hall H

Foto de la cola para entrar en el Hall H

Lo más

Pero está claro que el motivo por el que seguir yendo año tras año religiosamente a Comic-Con no es ni el masoquismo ni el buscando de sol (viviendo entre San Francisco y Los Ángeles, lo tengo asegurado igualmente), sino el tipo de cosas que solo pueden pasar allí:

El desayuno zombie. La gente de The Walking Dead hace años que organiza un desayuno para prensa internacional con el equipo de la serie. Lo montan en la terraza de uno de los hoteles del centro de la ciudad y, además de alimentar al personal, tienen detalles la mar de divertidos. El año pasado nos metieron a un zombie (muy civilizado, todo sea dicho de paso) en el ascensor que nos subía hasta el sarao. Una vez allí, desayunamos con los actores y productores de la serie, pudiendo preguntándoles ahí mismo por la nueva temporada.

ZombieAscensor2013

El “simpático” zombie que nos escoltaba en el ascensor al desayuno con el equipo de The Walking Dead

Tropezarse con George R.R. Martin por la calle. Lo de pasear por Comic-Con como si tal cosa no es lo más aconsejable del mundo si te llamas Norman Reedus y eres el único personaje que todo el mundo sabe que no se pueden cargar en The Walking Dead. Hay muchas posibilidades de que te asalte una muchedumbre de fans entusiasmados (como le pasó a Reedus el año pasado, que incluso tuvo que ser rescatado por un equipo de los hombres de negro encargados de la seguridad en el evento). Si eres un escritor o un guionista lo de pasear por Comic-Con se hace bastante más fácil y no tiene tantos peligros, pero puedes dar por hecho que si eres el escritor de Canción de Hielo y Fuego y vas ataviado con tu gorrita y sus tirantes tan característicos, te van a reconocer sí o sí.

Bryan Cranston se disfrazó de Heisenberg (con máscara y todo) y pasó completamente desapercibido en la Comic-Con 2013 © 2013 SDCC

Bryan Cranston se disfrazó de Heisenberg (con máscara y todo) y pasó completamente desapercibido en la Comic-Con 2013 © 2013 SDCC

El merchandising. Las posibilidades para hacerse con souvenirs de series y películas son infinitas en este festival. Con los años he ido recolectando desde un pie humano (comestible y que luego hubo que tirar) que me regaló la gente de Resident Evil 5, hasta un llavero de Bates Motel que utilizo para las llaves de casa, pasando por el sombrero de Observador con el que hice las entrevistas de la última temporada de Fringe, el gel desinfectante que protege del virus simio que ha infectado a los humanos en El amanecer del planeta de los simios o la toalla de playa supuestamente manchada de sangre tras la eliminación de un caminante de The Walking Dead en ella.

El Pie Humano comestible de Resident Evil 5

El Pie Humano comestible de Resident Evil 5

Ver cómo Sir Ian McKellen le tira los trastos a Michael Fassbender. Uno de los mejores momentos de la edición del año pasado fue la rueda de prensa con el equipo de X-Men: Días del futuro pasado. Eran tantos que no nos cabían en la foto y los periodistas estábamos más en plan fanboy que no se puede creer su suerte por estar ahí que profesionales serios que tienen que trabajar. Entre los asistentes: Hugh Jackman, McKellen, Patrick Stewart, James McAvoy, Fassbender, Jennifer Lawrence, Peter Dinklage, Ellen Page, Halle Berry… y me dejo nombres. Lo mejor fue el flirteo juguetón de McKellen hacia Fassbender (en el film, ambos actores interpretan a Magneto en diferentes momentos de su vida). McKellen bromeó sobre la idea de poder trabajar en una película que le permitía acabar convirtiéndose en alguien como Fassbender y en el panel posterior de presentación de la peli se atrevería incluso a insinuarle al protagonista de Shame que andaba en busca de marido.

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El equipo de X-Men: Días del futuro pasado al completo

De charla con Steven Moffat y Mark Gatiss. Otro de los momentos memorables de la última edición fue la entrevista con los creadores de Sherlock, Steven Moffat y Mark Gatiss, que compartieron el secreto de la calidad de su serie: pocos capítulos y bastante espaciados en el tiempo. Los protagonistas de Sherlock, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, no pudieron asistir a las entrevistas pero no los echamos demasiado de menos. Sinceramente, siempre acaba siendo más satisfactorio poder hablar de tele con dos creadores televisivos (que además son muy fans del medio) que con los intérpretes.

Sherlock2013

Steven Moffat y Mark Gatiss

Momento Peter Jackson número 1. En la edición de 2009, Jackson acudía como productor de District 9 (que luego se convertiría en film revelación). Conversar con el neozelandés sobre cine fue una pasada, a pesar de que cuando llegó a la entrevista apenas le reconocí: estaba tan delgado que parecía más uno de los hobbits de sus películas que el director de barriga redondeada y mejillas generosas que estábamos acostumbrados a ver.

Momento Peter Jackson número 2. En 2011, ya con un peso que lo hacía más reconocible a simple vista, Jackson se vino con Steven Spielberg a hablar de Las aventuras de Tintín. Yo entonces no tenía idea de que la película no me iba a gustar. Lo único que sabía era que Spielberg y Jackson iban a hablar de su versión cinematográfica sobre mi reportero belga favorito.

Momento Peter Jackson número 3. En la edición de 2012 le pregunté a Peter (después de tantos encuentros ya te puedes dirigir a él por su nombre de pila) si era fan de Sherlock. Durante la presentación de la primera de las tres películas de El Hobbit quise saber si era ése el motivo por el que el cineasta había escogido a Freeman para el papel protagonista de su nueva trilogía… y la respuesta fue evidentemente afirmativa.

Momento Guillermo del Toro. Del Toro es uno de esos directores con los que no querrías que las ruedas de prensa terminaran nunca. Con él, la buena conversación, las anécdotas continuas y el sentido del humor están siempre garantizados. Daba igual que el mexicano tuviera sentado a su lado al bollicao Charlie Hunnam para hablar de Pacific Rim: la prensa sólo tenía ojos y oídos para Del Toro.

Por si quedaba alguna duda, este año vuelvo y con un poco de suerte viviré el Momento Peter Jackson número 4. Ya tengo la mochila lista.

cj

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