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Crítica: ‘GLOW’, segundas oportunidades con mucho humor

Alison Brie, como Ruth Wilder en ‘GLOW’. (Cortesía de Netflix)

Ruth es una actriz que no consigue trabajo. El Hollywood de los 80 ofrece pocas opciones para las mujeres, y los papeles para los que se presenta son poco estimulantes y, además, escasos. Su situación económica empieza a ser dramática cuando se le presenta una oportunidad, la última y más desesperada (si no quiere pasarse al soft porn): una serie sobre wrestling femenino.

El punto de partida de GLOW es ése, la puesta en marcha de un programa que aprovechara la gran popularidad que tenía entonces la WWF (que ahora es conocida como WWE), con estrellas como Hulk Hogan protagonizando todo tipo de anuncios en televisión, y expandiera la propiedad hacia las mujeres. Sus peleas coreografiadas al máximo, hiperdramáticas, sus personalidades exageradas para las cámaras, sus uniformes coloridos y completamente alocados… El wrestling enganchó a millones de personas en la década de los 80, y se prestaba para darle todavía más drama y más factor kitsch.

Ruth llega a la audición para GLOW con cierto aire de superioridad, pero también totalmente desesperada. Probablemente, sea la única actriz con formación de todas las candidatas, que son desde dobles de acción a groupies de bandas de heavy metal sin nada mejor que hacer, pero su orgullo acaba siempre zancadilleando sus posibilidades. En ese aspecto, Ruth sí se parece un poco a Piper Chapman, la protagonista de Orange is the new black.

Y si se compara ambas series, es porque las dos están producidas por Jenji Kohan, que creó la primera y supervisa GLOW, creada por Liz Flahive y Carly Mensch. Tienen algunos puntos de contacto, como que nuestra puerta de entrada a ese mundo sea a través de una chica blanca, de clase media, que ni en un millón de años pensaba que acabaría “rebajándose” de esa manera. Ruth tiene más inseguridades y está en una situación bastante más delicada que Piper, eso seguro, pero cumple una función parecida.

El resto de mujeres que participan con ella en el programa son de lo más variopinto en color de piel, estatus socioeconómico, edad, excentricidades varias, experiencias pasadas en Hollywood… Y Ruth hasta se encuentra allí con una amiga que ahora es más una rival que otra cosa. GLOW puede recordar en ocasiones a Orange is the new black en su primera temporada, pero también tiene su propia personalidad.

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De ‘Orange is the new black’ y ‘El Ministerio del Tiempo’ a ‘Fear the Walking Dead’ y ‘GLOW’fueradeseries.com

La sensación que impregna a todos los personajes es que están ante una segunda oportunidad que, probablemente, no vaya a presentarse de nuevo. Tanto las chicas como el responsable de poner en marcha el show, un director de películas más cercanas a la serie Z que a la serie B, pueden verlo como un intento algo cutre y patético, pero empieza a verse también que es su ocasión de recuperar parte de las cosas que Hollywood les ha arrebatado.

Marc Maron es el director del programa. (Cortesía de Netflix)

Pero GLOW no es un drama-drama. Tira más hacia la comedia, incluso en la duración de sus episodios, de 30 minutos (excepto el primero, que son unos 45), y construye algunos chistes realmente graciosos. El retrato de todos sus personajes es también muy destacable; enseguida sabes quién es Ruth (con una Alison Brie estupenda) y quiénes son sus compañeras en GLOW, y se dibuja un personaje muy interesante en Debbie (Betty Gilpin), la antigua actriz de telenovelas que dejó su trabajo para formar una familia.

La serie respira década de los 80 por todas partes, pero sin abrumar al espectador, y lo que sí tiene son unos geniales títulos de crédito, llenos de neón y kitsch a más no poder, y una banda sonora muy potente, de The look de Roxette para arriba. Apunta a ser una de las revelaciones del verano.

Las notas de Fuera de Series:

En Fuera de Series puntuamos nuestros análisis en una triple escala de 1 a 5, inspirada en la que usa Little White Lies, en función de lo deseosos que estábamos de ver la serie (“Antes”), lo que nos ha parecido viéndola (“Durante”) y las ganas de ver más y de comentarla con más gente tras hacerlo (“Después”).

Antes: 3

Cuando se anunció el proyecto, y que Jenji Kohan estaba detrás de él, parecía lo suficientemente peculiar como que picara mi curiosidad. El trailer terminó de afianzar mis ganas de verla.

Durante: 4

Los dos episodios que hemos podido ver presentan perfectamente la serie y a sus personajes, y también dejan varios gags realmente divertidos. Todo lo que rodea a ‘GLOW’ puede ser visto como patético y cutre, pero la serie lo trata con respeto, aunque sea consciente de ello.

Después: 4

Alison Brie es una gran protagonista, capaz de alternar sin problema el drama de los momentos en los que Ruth está más hundida con la comedia más básica y física. Y la colección de mujeres reunida alrededor del ring apunta grandes maneras.

La primera temporada de ‘GLOW’ se estrena el 23 de junio en Netflix.

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