Freddie Highmore es el protagonista de ‘The good doctor’. (Fuente: ABC)
Shaun Murphy es un joven autista con síndrome de Savant, o del sabio. Es capaz de dominar a un nivel fuera de lo común una disciplina concreta. En su caso es la cirugía pediátrica, pero sus necesidades especiales a la hora de relacionarse con la gente lo sitúan en desventaja con otros médicos menos brillantes, pero con mayores habilidades sociales.
Ésa es, a grandes rasgos, la sinopsis de The good doctor, el nuevo drama médico de la cadena ABC que en España se estrena esta noche en AXN, y que adapta un original coreano. Sus responsables son Daniel Dae Kim (que aquí ejerce sólo como productor, no como actor) y David Shore, guionista que ya tiene experiencia en médicos geniales con escasas habilidades sociales tras haber creado House. Sin embargo, The good doctor se parece poco a aquella serie.
Gregory House era el Sherlock Holmes del diagnóstico médico, mientras Shaun tiene una afección que condiciona drásticamente su manera de relacionarse con el mundo. Eso sí, no pasa nada si, viendo el primer episodio, nos acordamos de House porque hasta sus títulos de crédito transmiten un gran dejà vú.
El modo en el que la serie nos deja ver los razonamientos de Shaun, con gráficos impresos en la pantalla, es una manera ingeniosa de transmitir los pensamientos de alguien que no sabe cómo expresarlos, pero ya la hemos visto antes en Sherlock, por ejemplo. Refuerza, de todos modos, el retrato que se hace de la personalidad de Shaun, de cómo se refleja su autismo en su vida diaria, y nos ayuda a comprenderlo mejor.
En ese aspecto, Freddie Highmore hace un gran papel. Pasa de haber sido ese Norman Bates que desciende cada vez más hacia la psicopatía en Bates Motel a este joven que sabe enseguida cuándo algo está mal y qué hay que hacer para solucionarlo, pero al que le cuesta expresar sus ideas. Él ya ha tomado una decisión y no es capaz de explicar a los demás por qué es la acertada, lo que le crea varios problemas en el piloto.
Dejando de lado posibles controversias por la manera en la que se presenta el autismo de Shaun, es casi lo único destacable del piloto de The good doctor.
El capítulo nos muestra los intentos de su principal valedor (al que interpreta un veterano como Richard Schiff) para que lo contrate el hospital en el que trabaja. Vemos cómo intenta convencer a la junta directiva de que Shaun es un gran fichaje para su departamento de cirugía pediátrica, y cómo encuentra una gran oposición por parte del jefe de dicho departamento. que teme que su falta de habilidades sociales les lleve a enfrentarse a constantes demandas.
Lo cierto es que toda esa sesión de la junta está demasiado vista y fuerza con mucha obviedad la hostilidad hacia Shaun. Siendo el primer capítulo, es muy posible que el retrato del resto de cirujanos se vaya matizando, pero lo que vemos de ellos en su presentación es que son un grupo de tipos arrogantes a los que los pacientes les importan más bien poco. Sólo se salva una de ellas, que es, por supuesto, quien también trata mejor a Shaun.
Shaun, con sus nuevos compañeros cirujanos. (Fuente: ABC)
The good doctor es previsible y acaba haciendo un flaco favor a la interpretación central de Highmore. Su piloto se pasa también buscando el dramatismo en los flashbacks al pasado de Shaun, y es excesivamente obvio a la hora de plantear los conflictos que va a crear su presencia en el hospital.
Como drama médico, no aporta nada original, y está por ver que vaya más allá en la adaptación de Shaun a un entorno tan nuevo para él como un gran hospital lleno de gente. Shore dotó a House de elementos diferenciadores al colar diserciones sobre ética en las discusiones del doctor House con sus colaboradores. ¿Conseguirá dar un toque distintivo a The good doctor?
‘The good doctor’ se emite los martes, a las 22:05, en AXN.
