Esta crítica se ha escrito en el transcurso de la temporada 18 y contiene spoilers.
No hay serie médica que sepa liar la madeja como lo hace Anatomía de Grey. Con 18 temporadas a sus espaldas (que se dice pronto), sigue haciendo que los fans nos quedemos pegados al televisor cada semana a ver qué nueva idea traen a la palestra más peregrina que la anterior.
Tras haber pasado la pandemia de una manera asfixiante, pero de lo más realista en cuanto a series médicas, Anatomía de Grey regresa con nuevos cambios. Lo sé, sorprendente. Y es que en esta serie no podemos cogerle cariño a nadie y los te quiero y te odio están a la orden del día de un capítulo a otro.
Nuestra querida Meredith parece que ha encontrado un nuevo amor que la venere (y mira que es despegada la muchacha) pero no es quién esperábamos que fuera. El regalo de la inolvidable Yang no ha servido para nada. La mandamos a tierras frías y remotas con Amelia para curar el Parkinson y, claro, tenían que enamorarse las dos.
Esperábamos que nuestro querido y flamante pediatra con acento sexy fuera el elegido sin embargo, como ya le pasara a Felicity en sus tiempo mozos, el elegido es Scott Speedman. ¿Sorpresón? Pues no, que esto es Anatomía de Grey y ya nos tienen acostumbrados a los altibajos. Así pues, el pediatra al que hemos visto más bien poco se nos va y se queda el estupendérrimo de Nick. Más sosete eso sí.
Para darle más emoción a la vida y una vez casada la otra hermanísima, veremos a nuestro traumatólogo favorito rechazado absoluta y totalmente por Amelia y nuestra querida Jo entra en escena.
Pues a mí esta pareja me parece el bien extremo. Son amigos desde la juventud y conocen todos sus dramas pero, como siempre pasa, uno se enamora y el otro no; aunque nos acostemos con ellos que la vida son dos días. ¿Quién sabe de esta historia? pues dentro de un par de capítulos fijo que todo el hospital, porque en Anatomía de Grey todo es un secreto a voces.
En cuanto a Owen y Teddy me tienen completamente a temperatura cero. Con lo que daban de sí ambos personajes por separado, ahora se han convertido en dos tristes de tomo y lomo. Juntos no dan el juego que esperábamos y sólo nos aportan disgustos y lágrimas. Lo que más nos duele es que a Owen ya no le vemos en su salsa abriendo un tórax sin parpadear.
A los pobres novatos, como ya llevamos juntos algunas temporadas, les vamos cogiendo cariño pero esto ya no es lo que era y hay muchos que pasan completamente desapercibidos. Levi Schmitt es la mejor adquisición que han hecho desde hace tiempo, pero su novio tiene menos expresividad que un cocodrilo en un zoo. No sé vosotros, pero por aquí echamos de menos los principios de Anatomía de Grey: era mucha más locura junta, muchas más operaciones y sobretodo mejores protagonistas con mucho más carisma. La serie ha perdido agilidad, de ahí que la revisionemos de tanto en tanto. Confesión: Mark Sloan te echo de menos.
Planteemos la cuestión que a todos nos embarga: si se fuera Meredith Grey, ¿continuarías viendo la serie? Pues yo sí. Querida mía: siempre fuiste la más sosa pero, aunque he de reconocer que has ido mejorando desde que Derek se marchó y os juntáis todas la féminas pero hay mejores personajes. Son pocos pero los hay.
Anatomía de Grey no es sólo Meredith es una serie muy coral y ella no es para tanto, pero junto a Shonda es la que manda. Mientras ella diga truco ellos dirán trato. Yo por el momento sigo esperando alguna catástrofe que siempre da juego en esta serie.
Esta serie está disponible en Disney+