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Crítica: ‘Dark’ construye un misterio que pica la curiosidad

Jonas es el joven protagonista de ‘Dark’. (Fuente: Netflix)

Wibbly wobbly timey wimey. Esa expresión de Doctor Who podría aplicarse perfectamente a Dark, la primera producción de Netflix en Alemania, una serie que se presenta con una atmósfera de misterio muy nórdica (cielos grises, lluvia, interiores poco acogedores, bosques que ocultan secretos) y que, en realidad, parece que va a transcurrir por unos caminos más de ciencia ficción.

Las comparaciones con Stranger Things han llegado desde el trailer, pero no hay que dejarse llevar por ellas. Aquí no hay homenajes nostálgicos a los 80, y aunque un hilo del misterio arranca en esa década, no vamos a ver guiños a Poltergeist.

En realidad, el mismo arranque de Dark ya indica cuál es, en parte, dicho misterio: en pantalla aparece una cita de Albert Einstein que afirma que “ la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una terca y persistente ilusión”. Como decíamos antes, wibbly wobbly timey wimey. Una voz en off insiste en que el tiempo no es lineal, en que el concepto que tenemos de lo que es pasado y lo que es presente no es real. Sólo falta que nos deletreen en pantalla por dónde va a ir la trama.

Una de las familias en las que se centra la historia. (Fuente: Netflix)

Ésta se sitúa en Winden, un pueblo tranquilo cercano a una central nuclear a la que le queda un año antes de que cierre. También está rodeado de unos bosques en los que desapareció un adolescente hace dos semanas, y para algunos de los adultos del lugar, eso trae recuerdos de otro evento similar ocurrido tres décadas atrás.

Los secretos familiares son una parte importante de la serie, casi apuntan a ser los cimientos del misterio, y más cuando el primer episodio nos muestra enseguida el suicidio del padre del protagonista. Y ese misterio consigue picar la curiosidad. Podemos hacernos una idea enseguida de las líneas generales, pero averiguar la respuesta completa es lo que empuja a ver más episodios.

Sin embargo, al mismo tiempo, Dark fuerza demasiado la atmósfera inquietante y la oscuridad. En los dos primeros capítulos se busca crear algunos interrogantes de forma un tanto artificial, y parecen lanzarse un montón de escenas cuyo único objetivo es desconcertar al espectador y, con suerte, lograr que quiera saber más de lo que está pasando allí, incluso aunque la maniobra sea demasiado evidente.

El principal impulsor de la trama es Jonas, que quiere averiguar qué llevó a su padre al suicidio y por qué tiene pesadillas tan lúcidas. Lo que va encontrando complementa la investigación policial de las desapariciones, y es en su trama donde aparecen elementos que pueden salirse un poco de lo convencional.

Dark va a tener diez episodios en su primera temporada, y si nos animamos a verla, será mejor que nos olvidemos de Stranger Things. Y en su otro referente, el nordic noirla sueca Jordskött construye mejor el elemento sobrenatural y de misterio del bosque. Aun así, no puede negarse que que la serie sí consigue picar de inicio la curiosidad por ver cómo se conectan todas las piezas. Su reto es que la resolución del misterio no sea anticlimática.

‘Dark’ está ya disponible en Netflix.

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