Este artículo se ha escrito tras ver las dos temporadas y contiene spoilers.
Para ser fan del género de True Crime hay que tener mucho estómago y se ve que con el tiempo lo estamos desarrollando porque están haciendo verdaderas joyas que nunca nos perdemos y nos tienen completamente enganchados. Sería raro que no hubiérais visto esta serie documental ya que se estrenó por el año 2015, pero a algunos que la hemos descubierto ahora, (sí, lo reconozco llego tarde) nos ha dejado completamente fascinados.
Siempre hay algo que queda en mi mente cuando veo este tipo de series. Más allá de los asesinatos o las pruebas que llegan a encontrar, me fascinan los juicios y, fundamentalmente, los casos en los que una persona está durante años en la cárcel, no importa la cantidad ya que el daño está hecho, y salen diciendo: «la vida es injusta pero es lo que me ha tocado vivir. Yo sabía que eran inocente, mi conciencia estaba tranquila».
Vamos a ver. Si a mí me meten 35 años en una cárcel por un crimen que no he cometido, no sé tú, pero no creo que encontrara el perdón en mi ser. Yo salgo matando ya por gusto y ahora me encierras con razón.
Making a murderer es un documental de diez episodios, escrito y dirigido por Laura Ricciardi y Moira Demos, y nos cuenta la historia de Steven Avery. Este chaval entra en la cárcel con sólo 23 años. Nacido en el Condado de Manitowoc de Wisconsin pasó 18 años en prisión por la agresión sexual e intento de homicidio de Penny Beerntsen, y fue exonerado en 2003. Pero él ya tenía antecedentes que le costaron caro tiempo después.
A los 18 años de edad, fue condenado por robar un bar con un amigo y fue sentenciado a dos años en prisión. Esta sentencia fue suspendida y a cambio Avery pasó diez meses en la cárcel del Condado de Manitowoc, fue puesto en libertad condicional durante diez años, y se le ordenó pagar una indemnización. En 1982, a los 20 años de edad, Avery y otro hombre fueron condenados por crueldad animal por verter gasolina y aceite encima del gato de Avery y prenderle fuego; fue sentenciado a prisión durante nueve meses. En 1985, fue condenado por asaltar a su prima a punta de pistola después de que ella saliese huyendo a la carretera. La prima, la mujer del sustituto del sheriff del Condado de Manitowoc, se quejó de que Avery se había exhibido cuando ella pasaba conduciendo por su casa y fue sentenciado a seis años por poner en peligro la seguridad de otra persona. Que no estamos disculpando ninguno de estos casos y debemos tener en cuenta que un ángel no es, pero pasó 18 años en prisión por algo que, en esta ocasión, no cometió.
Making a murderer en esta primera temporada nos muestra a Avery saliendo ya de prisión por la agresión sexual e intento de homicidio de Penny Beerntsen en el que se demuestra por fin que es inocente, a pesar de tener una coartada 18 años atrás además se demostró con pruebas de ADN que él no había sido el culpable. Podemos entender que la chica ya estaría bastante conmocionada y se equivocó al decir quién había sido; pero investigación, lo que se dice investigación no hubo porque debemos tener en cuenta que con el Sheriff del condado no es que se llevara muy bien y esto le trajo problemas en aquel momento y un par de años después.
Recién exculpado en 2003, presentó una demanda civil de 36 millones de dólares en contra del condado de Manitowoc y a varios funcionarios del condado asociados con su primera detención. ¿Sirvió de algo? Sí. Para cabrearlos aún más. Sólo dos años más tarde, en 2005, fue detenido por tener relación con el asesinato de Teresa Halbach, una fotógrafa local, y condenado en 2007. La serie cubre también la detención, enjuiciamiento y condena del sobrino de Avery, Brendan Dassey, quien además de su tío, fue acusado del asesinato. Esto es una auténtica locura.
Esta serie que fue filmada en el transcurso de diez años, con sus creadoras moviéndose entre Nueva York y Wisconsin durante el rodaje, generó mucha polémica en Estados Unidos. Una petición a la Casa Blanca para perdonar a Avery obtuvo más de 500.000 firmas y en respuesta, el presidente Barack Obama declaró que no tenía autoridad para actuar en un caso de estado.
Teresa Halbach, una fotógrafa local que fue vista en la propiedad de la familia Avery fotografiando una furgoneta para la venta es la víctima de este caso. Los abogados de la defensa, al ser una serie documentada, se convirtieron en ídolos de masas al defender a Avery.
En principio, podríamos pensar que la defensa lo estaba haciendo muy bien y que tenía pruebas más que contundentes contra el Sheriff y sus secuaces: muestras de sangre plantadas en el coche de la víctima; se sugiere que los funcionarios del condado tenían conflicto de intereses en la participación de la investigación del asesinato de Halbach; pero era un juicio más que servido en bandeja. Querían a Avery y a su sobrino y ya está.
Por otra parte, Brendan Dassey fue acusado y condenado como cómplice en el asesinato. Este chaval, dijo que lo había visto todo y las cintas muestran cómo los interrogatorios se realizan a un chico menor sin control parental delante, con CI muy bajo y que le hacían repetir como un loro lo que le interesaba a los detectives. Demencial. Quizás, esta sea la parte de esta serie con la que más sufre el espectador porque es un abuso absoluto para condenar a Avery y, por ende, al propio Brendan. Los abogados de Dassey han pedido desde entonces que sea liberado o que se le realice otro juicio porque sus derechos constitucionales fueron violados debido a la ineficaz asistencia de consejo y a la confesión involuntaria. Ambos juicios te ponen los pelos de punta.
En marzo de 2007, Avery fue encontrado culpable por el asesinato de Halbach, no culpable de la mutilación del cadáver y culpable de posesión ilegal de un arma de fuego. En junio de ese mismo año, fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de Teresa y a 5 años de prisión por el delito de poseer un arma de fuego, que concurre con la sentencia de asesinato. Ahí es nada.
Ahora llega la segunda parte de Making a Murderer y, una vez más, volvemos a sufrir. En este caso nos da dolor de corazón esos padres que ya han visto a su hijo condenado dos veces sin pruebas y a la hermana de Avery que sabe que Brendan no da más de sí. Los hemos visto envejecer defendiendo a sus hijos y dejándose todo el dinero que tenían de su negocio en el desguace de coches.
Tras su condena le escriben a una abogada muy conocida por haber conseguido exonerar a otros presos en similares circunstancias: hablamos de Kathleen Zellner. Esta mujer, que si se me decís que no se parece a Mary Mcdonnell (Major Crimes) sufro, es la señora que está sacando pruebas hasta debajo de las piedras.
Después de la hora en la que la versión policial asegura que fue asesinada, el móvil de Teresa se usó para hacer una llamada que registró una torre situada a millas de distancia del desguace de los Avery. Según la acusación, Halbach nunca llegó a salir de allí. ¿Qué pasó tras esa llamada? por el momento lo desconocemos, pero lo que queda claro con los expertos nuevos en cada uno de las pruebas que tienen que demostrar, es que Avery debería ser exonerado y no es responsable del asesinato. Una vez más, el Sheriff y todos sus compañeros siguen empecinados en que nunca manipularon el caso.
De este encarcelamiento, ya han pasado otros 15 años más. Las apelaciones, nuevos descubrimientos, firmas y apoyo al caso de Steven Avery y su sobrino continúan, pero no hay que olvidar que ambos llevan 15 años en prisión y Avery un total de 33 años. Ni siquiera ha podido disfrutar, no sólo de la libertad, si no de su familia e hijos. ¿Es culpable? Todo apunta a que no, pero ya sabemos que esto sólo nos lo podría contar la víctima.
Un True Crime que si no has visto es para apuntártelo como indispensable. Yo, por el momento, sigo a Kathleen Zellner en twitter por si me da alguna pista más ya que sigo en vilo con este tema. La madre de Avery murió antes de ver a su hijo exonerado por segunda vez. De lagrimón.
Esta serie la puedes ver en Netflix