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Crítica: ‘Outlander’ 3×02 — ‘Surrender’, el peso de la derrota

Jaime, en su fase de forajido conocido como el Dun Bonnet. (Fuente: Movistar+)

Esta crítica va a contener spoilers del segundo episodio de la tercera temporada de ‘Outlander’.

La tercera temporada de Outlander arranca con los dos héroes de la historia, Jaime y Claire, separados por el tiempo (unos 200 años) y la distancia (todo el océano Atlántico), y las circunstancias que llevan a esa separación arrojan una larga sombra sobre los veinte años que pasan uno lejos del otro. Jaime pierde a su esposa y a su hija aún no nacida y, además, pierde todo su modo de vida y su cultura tras la derrota ante los ingleses en Culloden. Claire deja atrás al amor de su vida y tiene que regresar a un tiempo en el que no acaba de encajar, con un marido para el que es casi una extraña y con una hija que es un recordatorio constante de la otra vida que pudo tener.

El segundo capítulo de la temporada, Surrender (rendición), traza paralelismos emocionales entre Jaime y Claire para que, aunque estén separados, haya algún nexo de unión todavía entre ellos. Los dos acaban rindiéndose a las evidencias de que sus respectivos mundos han cambiado. Pueden intentar luchar contra ello, pero les sirve de poco.

Es algo que queda más explícito en la situación de Jaime. Sigue siendo un fugitivo de los casacas rojas, que no contentos con haber derrotado con contundencia a los escoceses en el cambio de batalla, se dedican a acosarlos para aplastar cualquier rescoldo de rebelión o de mínima independencia que pueda aún surgir entre ellos. Jaime está escondido en los bosques cerca de Lallybroch, y sus actividades han hecho surgir a su alrededor el mito del Dun Bonnet.

Parece ser una figura tipo Robin Hood que molesta lo suficiente a los británicos como para que “visiten” constantemente a su hermana y encarcelen arbitrariamente a su marido, sólo para forzar que ambos delaten a Jaime o que éste acabe entregándose, que es lo que sucede.

Fergus acaba sufriendo directamente la persecución de los ingleses de Jaime. (Fuente: Movistar+)

Fraser está demasiado traumatizado por la culpa del superviviente, y por la pérdida de Claire, para hacer algo más que no sea sobrevivir a duras penas. Se ha abandonado a su depresión mientras, a su alrededor, todo el mundo busca sus propias maneras de resistir, como el ímpetu y la inconsciencia juvenil de Fergus y el sobrino de Jaime.

Esa inconsciencia lleva a que Fergus pierda la mano (ante otro de esos villanos crueles y despiadados que pueblan la serie) y a que Jaime decida que debe entregarse para no causar más problemas a su familia. Entre medias, vemos los diferentes intentos de su hermana para hacerlo regresar al mundo de los vivos, porque sienta de nueva una conexión humana de algún tipo, pero su sentido del deber sigue siendo demasiado elevado. Lo que no es beneficioso para él.

Y, mientras tanto, Claire se encuentra en Boston intentando reconectar físicamente con su marido como un modo de volver a sentir algo de lo que tenía con Jaime. Es una empresa fútil, por supuesto; Frank es perfectamente consciente de lo que está pasando y a Claire tampoco le sirve de nada, más que para agriar todavía más su matrimonio. Tobias Menzes (Frank) ha afirmado en alguna entrevista que es como si estuvieran en su propia versión de ¿Quién teme a Virginia Woolf?

Claire, con la pequeña, y pelirroja, Brianna. (Fuente: Movistar+)

Frank nota que Claire está distanciada de él, y ella, por su parte, no consigue encontrar su sitio en la sociedad de la época. Mientras él triunfa en su carrera académica, Claire languidece en casa. Acaba siendo muy lógico que quiera matricularse en la facultad de Medicina de Harvard para dar un sentido a su vida, para sentir que está aportando algo a la sociedad. Tanto en la Segunda Guerra Mundial como al lado de Jaime cumplía un rol importante, rol que ahora le es arrebatado sin que pueda siquiera levantar la voz por ello.

Outlander es consciente de ello, y es una parte importante del retrato de Claire en la temporada, pero ese sexismo no se explora todo lo que se podría. La presentación ante el profesor, que se jacta irónicamente de lo modernos que son por tener en clase a una mujer y a un negro, y la reacción de los alumnos ante ellos, abre todo un mundo de posibilidades que estaría bien que la serie mostrara con más detenimiento, pero no es algo que parece que vaya a pasar.

Notas al margen

  • Hubo realmente un James Fraser superviviente de la rebelión jacobita que estuvo escondido durante unos siete años en una cueva cerca de la localidad de Foyers, en los alrededores del lago Ness. En el siglo XVIII, a aquel pueblo se le conocía como Bonaid Odhair, o Dun Bonnet, y los lugaremos empezaron a referirse a Fraser con ese nombre para que las tropas inglesas no pudieran encontrarlo.
  • La Facultad de Medicina de Harvard empezó a admitir mujeres como estudiantes durante la Segunda Guerra Mundial, como una medida excepcional. Casi al término de la guerra, en 1944, hubo discusiones entre el claustro para retirar esa medida, pero se mantuvo y, en 1945, se matricularon las primeras alumnas en igualdad de condiciones con los hombres.

Todas las críticas de ‘Outlander’

La tercera temporada de ‘Outlander’ se emite los lunes, a las 22:30, en Movistar Series.

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