Crítica: ‘Outlander’ 3×06 — ‘A. Malcolm’, el reencuentro

por Marina Such24 de octubre de 2017

Claire y Jaime se reencuentran, por fin. (Fuente: Movistar+)

En esta crítica habrá spoilers del capítulo 3×06 de ‘Outlander’.

Seis episodios y veinte años después, en el tiempo de la serie, Claire y Jaime se reencuentran. Era el momento que los fans de Outlander llevaban toda la tercera temporada esperando, el momento en el que los dos protagonistas cruzaran de nuevo sus caminos y su historia de amor se retomara. Con la diferencia de que han pasado dos décadas y ninguno de los dos es el mismo que cuando se vieron por última vez.

Jaime ha tenido que vivir con la culpa del superviviente que arrastra desde Culloden, viendo cómo los ingleses acaban con el modo de vida highlander, mientras Claire, por su parte, ha intentado olvidarlo asumiendo que estaba muerto y centrándose en su hija y en su carrera como cirujana. Los diferentes traumas que ambos acarrean acabarán saliendo a la luz, y hasta empiezan a apreciarse en la escena en la que Claire le enseña fotos de Brianna a Jaime, pero de momento, por un capítulo, pueden quedarse al fondo, porque lo que importa es que están juntos de nuevo.

Y, para marcar la ocasión, Outlander vuelve a establecer un nuevo estándar en las escenas de sexo en televisión.

Sí, nosotros también sufrimos desmayos cuando Jaime y Claire se reencuentran del todo.

Caitriona Balfe y Sam Heughan contaron para Vulture lo que representaba para ellos este A. Malcolm y ese momento que los fans conocen como la reunión de la imprenta. El desmayo de Jaime porque no puede creer que la Claire que está delante de él no es una de sus ensoñaciones es sólo el principio de ese baile que trazan alrededor uno del otro, un baile en el que se ponen al día de lo que han hecho en todo ese tiempo que han permanecido separados y en el que tienen que conocerse de nuevo.

Resulta divertido ver a Jaime escandalizarse ante la visión de un bikini en las fotos de Brianna, o a Claire al conocer al señor Willoughby, el chino socio de Jaime en esa imprenta en la que reparte folletos proescoceses. Los dos están aclimatándose de nuevo a su mutua presencia. Fraser llega a preguntarle a la esposa que creía perdida por qué ha vuelto al siglo XVIII, por qué ha vuelto con él. Por supuesto, lo averiguamos en cuanto ambos se van a la cama.

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Porque el sexo ha sido una parte de la vida de Claire que ha estado latente en estos veinte años. No puede sentirse realizada en ese sentido con Frank, y Outlander es muy consciente de que el verdadero reencuentro entre sus protagonistas es en esa habitación de burdel donde, además de descubrir que Claire le ha puesto una práctica cremallera a su corsé, los dos pueden reconectar en el nivel más íntimo.

Imagen promocional del sexto episodio. (Fuente: Movistar+)

La serie, por tanto, se recrea en los preliminares, los alarga, construye con cuidado la anticipación y el nerviosismo que ambos sienten. Incluso hace que el primer polvo sea un poco torpe, hasta con pequeños detalles humorísticos, como el cabezazo accidental que Claire recibe en la nariz. Es la escena de sexo más relevante desde la noche de bodas en la primera temporada, y se trata de modo acorde.

Porque no sólo está dando a los fans lo que llevaban seis capítulos esperando, sino que tiene que mostrar que el lazo que une a Jaime y Claire sigue ahí. Pueden haber estado veinte años lejos uno del otro, y pueden haber evolucionado hacia otras personas ligeramente diferentes, pero su amor no ha mermado.

Outlander es consciente de la importancia de ese peso de los años en su relación, y también de que su esencia es la relación entre ambos. Pero, por supuesto, no todo va a ser quedarse remoloneando en la cama. Claire descubre rápidamente que Jaime tiene nuevos enemigos y que su burbuja del reencuentro con su (otro) marido no puede durar mucho. Y no por el desayuno con las prostitutas (que podrían tener unas charlas muy interesantes con las de The Deuce), sino por ese hombre que entra en su habitación buscando los libros contables de Jaime.

Bienvenida de vuelta al siglo XVIII, Claire.