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Crítica: ‘Profesor T’ aporta humor al detective excéntrico

El profesor T, en su lugar favorito para pensar: la azotea de la universidad. (Fuente: Cosmo)

Las series de detectives están repletas de protagonistas excéntricos, demasiado inteligentes como para preocuparse de minucias tipo interacciones sociales básicas. Puede haberlos demasiado seguros de sí mismos (estilo Hércules Poirot), con un trastorno obsesivo compulsivo tratado desde el lado cómico (Monk), con cierta tendencia al timo (Psych) o hasta, simplemente, peculiares y traumatizados (Patrick Jane en El mentalista, por ejemplo). Muchos de ellos parten del molde de Sherlock Holmes y optan por sus propias excentricidades, y su arrogancia intelectual, a veces, los convierte en personajes irritantes.

Profesor T., la nueva serie de Cosmo, tiene ante sí todas esas trampas. Su personaje central es Jasper Teerlinck (Koen De Bouw), profesor de Criminología en la Universidad de Amberes (Bélgica), un tipo con una mente brillante y analítica, capaz de resolver los casos más complicados con sólo echarles un vistazo, pero cuyas relaciones sociales se ven lastradas por su trastorno obsesivo compulsivo (está obsesionado con la limpieza) y su falta de empatía.

Teerlinck es “reclutado” por una antigua alumna, la inspectora de policía Annelies Donckers, para que le ayude a resolver la muerte de un empleado de la universidad. Donckers es perfectamente consciente de cómo es él, pero sabe que su cerebro es un activo que tienen que aprovechar. Y la relación entre ambos va a ser una parte muy importante de las dos temporadas emitidas hasta ahora en Bélgica.

Cosmo estrena ‘Profesor T’, su propio detective excéntrico
La cadena emitirá la serie diariamente a partir del próximo lunesfueradeseries.com

Así se aprecia ya en el primer capítulo, en el que el profesor T (como lo llama todo el mundo) se presenta con todas sus peculiaridades. Está tan absorto en su mundo que no siempre sigue las reglas de la universidad, pero no es un robot sin corazón. Resulta muy curioso descubrir que su imaginación, a veces, lo acerca más a Ally McBeal que al doctor Gregory House, especialmente al buscar inspiración en la música. Él no se imagina cantando éxitos de Al Green, sino viejas canciones italianas (y en flamenco) de los 60 y los 70. Hasta tiene su propia playlist en Spotify.

Los policías con los que trabaja el profesor T. A la derecha, la inspectora Donckers. (Fuente: Cosmo)

Teerlinck es “raro”, y tiene dificultad en las relaciones interpersonales, pero la serie intenta presentarlo como una persona, lo que se agradece. Él ya marca el tono ligero, y a veces hasta humorístico, de los casos, y aunque su trabajo con la policía despierte algunos recelos (un poco exagerados en el primer capítulo), no parece que Profesor T. vaya a escorarse hacia el drama intenso.

Y eso que hay aspectos que podrían llevarla por ahí, como el trauma que arrastra el comisario o la situación familiar de Donckers. Pero el principal impulsor es el entretenimiento que, sobre todo, provoca el contraste entre Teerlinck y el resto de personajes.

La exploración de su carácter es el centro del primer episodio (que presenta también un caso que busca algunas implicaciones sociales), y en ese aspecto resulta muy efectivo. Sabemos quién es el profesor, quién es Donckers y cómo son los entornos en los que se mueven. Y parece claro que el dúo que formen va a generar celos en la policía, pero también algunos buenos ratos en los espectadores.

‘Profesor T.’ es estrena esta noche, a las 22, en Cosmo. Se emitirá de lunes a jueves.

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