Crítica: ‘Star Trek: Discovery’ 1×12 — ‘La ambición del salto’

por Marina Such23 de enero de 2018

Star Trek: Discovery está echando el resto en su tramo final de la temporada. El salto al universo espejo ha servido no sólo para enfrentar a Michael Burnham a su culpa por la muerte de la capitán Georghiu, sino para desvelar todos los interrogantes que la serie había ido trazando desde el principio. Sobre todo, ha revelado quién es realmente el capitán Lorca y qué se propone, algo que había levantado algunas sospechas desde la primera vez que Burnham subió a la Discovery.

El lado de Lorca de que el fin justifica los medios, su manera de presionar a su tripulación para que den con la manera de derrotar para siempre a los klingons y, sobre todo, su insistencia de que Burnham era especial para él llevaban a que nos preguntáramos qué tipo de agenda oculta se traía entre manos. Ahora ya lo sabemos: Lorca no era la persona que creíamos.

La revelación de que, en realidad, es el Lorca del universo espejo, el traidor que intentó atentar contra la Emperatriz, pone en contexto muchas de las cosas que le he hemos visto hacer en estos episodios. Además, que el detalle que lo destape todo sea su fotofobia es un buen gesto. Es lo único que necesita Burnham para darse cuenta de que la ha estado utilizando y engañando.

Abran paso a la emperatriz Georghiu.

Michael, además, descubre el plan de Lorca cuando recurre a la sinceridad con la Emperatriz para salvar su vida y dar una oportunidad a Discovery de regresar a casa. Si los datos sobre la Defiant están censurados es porque Georghiou está al corriente de que existen dimensiones paralelas, por lo que contarle la verdad no es tanto riesgo. De hecho, puede ser lo que termine salvándoles la vida a todos.

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Pero no es el único plan que se desvela en este episodio. Mientras dejamos a Lorca libre de su prisión, y con el acceso a la emperatriz que ansiaba, descubrimos que el Stamets alternativo también ha utilizado al de Discovery para sus propósitos. ¿Podría estar trabajando según las órdenes de Lorca? No sería extraño.

La estancia de Stamets en la red miocelial le permite despedirse del doctor Culber, pero también le hace darse cuenta de que han sido utilizados todo el tiempo. Y que ese enemigo que está aquí al que se refiere son, precisamente, los intrusos terranos tanto en su universo como en la red miocelial. La estancia de Stamets en la red se presenta como una historia de fantasmas, que es lo que la tripulación de la Discovery ha estado persiguiendo todo este tiempo.

Y luego, por otro lado, tenemos a Tyler. Es una subtrama que, de momento, no está conectada con el Imperio Terrano, pero todo se andará. La reconciliación de la identidad de Voq en un cuerpo humano no está siendo fácil. Hasta L’Rell se ha dado cuenta de que las cosas no van como ella esperaba. Tyler no es ni el klingon que debería ni el humano que fue, y el conflicto está acabando con él.

Es un conflicto que podría trasladarse también a Burnham, que ha asumido de nuevo el protagonismo principal de Star Trek: Discovery. Ésta va a ser la prueba que determine de qué pasta está hecha. En su estancia en territorio enemigo ha conseguido, hasta ahora, que su educación vulcaniana le ayude a reprimir sus emociones y a estar mucho más cerca de que puedan volver a casa. Pero enterarse de que ha sido un peón en los planes de Lorca, y que esos planes los ponen a todos en peligro, va a ser un duro golpe. La carrera en paralelo de Burnham para pararle los pies y de Stamets para recuperar su bosque de esporas promete ser aún más entretenida.

Notas al margen

Vaulting ambition es el episodio más corto de lo que llevamos de temporada, con una duración por debajo de los 40 minutos, pero se las apaña para concentrar una enorme cantidad de información y contarla sin que nos abrume.
La emperatriz le explica a Burnham lo que los fans de Star Trek saben hace tiempo: que la Defiant atravesó un espacio interfásico y que eso provocó que sus tripulantes se volvieran locos y se mataran entre sí.