Crítica: ‘Star Trek: Discovery’ 1×13 — ‘El pasado es un prólogo’

por Marina Such30 de enero de 2018

Los planes de Lorca se revelan del todo. (Fuente: CBS All Access)

Ha quedado muy claro que Star Trek: Discovery no piensa frenar su ritmo en la recta final de la primera temporada. El salto al universo espejo con el que regresó de su parón invernal fue como si metiera una marcha más, como si la propia serie hubiera dado al salto al hiperespacio y se dirigiera sin dilación hacia un final que, ahora mismo, promete ser por todo lo alto.

Las peripecias de Michael Burnham en la nave imperial de los terranos llegan a su final de una manera muy definitiva. Lorca es derrotado, Burnham se deja llevar por sus emociones y salva a última hora a la emperatriz Georgiou y Discovery consigue dar un último salto con el motor de esporas que los devuelve a su universo. Pero no al momento en el tiempo en que se marcharon.

Este arco ha sido, probablemente, el mejor de la temporada. Ha servido para despejar las incógnitas que pendían sobre la verdadera identidad de Tyler y los planes reales de Lorca, ha vuelto a colocar a Burnham en el centro de todo y la ha puesto ante todos los sentimientos de culpa y los miedos que guarda desde la batalla de las estrellas binarias.

Será otra Philippa, pero su relación con Michael sigue siendo complicada. (Fuente: CBS All Access)

Desde el momento en el que vio a la emperatriz, Burnham no pudo sacudirse la idea de que tenía que comportarse con ella de manera diferente a como lo había hecho con la capitana de la Shenzhou. Para empezar, tenía que evitar que Lorca la asesinara como modo de subir él al trono terrano. Y aunque esta Georgiou no es la del universo principal, la sintonía con Michael sí es la misma. Queda muy clara en su pelea en el salón del trono; las dos han alcanzado un acuerdo y lo van a cumplir. Han dado su palabra a la otra de que lo harán.

Esa pelea trae recuerdos de la que Burnham y su Philippa tuvieron en la nave klingon. Aquella acabó con la muerte de la capitana. Michael evita que ésta tenga el mismo final al llevársela consigo a la Discovery, lo que introduce un elemento imprevisible para los dos últimos episodios.

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Elemento que será bienvenido después de que Lorca ya no sea una amenaza. Probablemente se daba por supuesto que Jason Isaacs aguantaría más tiempo en Star Trek: Discovery, pero su personaje cae víctima de su propia ambición. Ha sabido manejar a la perfección su arco, dejando ver aquí y allá retazos de su verdadera personalidad mientras estaba en el universo principal (como su tratamiento de la almirante o del pobre tardígrado), y lanzando luego ese discurso que conecta la serie con nuestro mundo real. Es difícil no pensar en Donald Trump cuando está hablando de que las razas no son iguales, que es el pensamiento sobre el que se sustenta todo el Imperio Terrano.

Evidentemente, siempre queda la opción de que el Lorca del universo principal no muriera en el desastre de la Buran y podamos encontrárnoslo, pero de momento, esa línea argumental está cerrada.

Fuente: CBS All Access

Este episodio ha sido casi como un final adelantado de temporada, porque hay que añadir a todo esto la carrera contrarreloj de Saru, Stamets y Tilly por averiguar la manera de destruir la nave imperial, salvar la red micelial y conseguir regresar a su universo, y la revelación de que han vuelto nueve meses más tarde de cuando partieron, con los klingon victoriosos en la guerra contra la Federación, podría haber sido un gran cliffhanger para la segunda entrega.

Sin embargo, quedan dos capítulos. L’Rell y Tyler/Voq entrarán en juego con toda seguridad, y será interesante qué pasa con Georgiou. Claramente, Star Trek: Discovery no ha salido todavía del hiperespacio.