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Crítica: ‘Terror y feria’ es una serie de autor, para bien y para mal

(Fuente: Atresmedia)

Esta crítica se ha escrito después de ver todos los episodios de ‘Terror y feria’ y no contiene spoilers.

En las charletas de presentación de los episodios, que suelen comerse unos dos de los en torno a 15 minutos que se extiende cada uno, Benja de la Rosa aparece con camisetas sobrias que adornan nombres como Eloy de la Iglesia, Brian de Palma o Ed Wood. Y vaya nombres. Ese es un muy buen resumen de en lo que ha resultado esta Terror y feria, producción apadrinada por los Javis (Calvo y Ambrossi) para la plataforma Flooxer de Atresmedia: un homenaje sentido, pero muy filtrado por un imaginario propio.

De la misma manera que luce orgulloso los nombres de unos cineastas aceptablemente marginales, Benja de la Rosa dedica los seis episodios de los que se compone su serie a honrar la memoria de las series que le fascinaron de pequeño. Unas series como Mis terrores favoritos, The Twilight Zone o Alfred Hitchcock presenta, que el director y guionista cita insistentemente como puntos de anclaje para su inmersión en un amor por el fantaterror que se desprende valientemente de los planteamientos de las microhistorias de Terror y feria.

Una muñeca demoníaca folclórica y franquista, un espíritu transgénero, una chavala poseída que cita a Belén Esteban… Por ahí van los tiros. Y no; es extraño. Si algo queda claro una vez vista la serie completa, es que el estilo de Benja de la Rosa en esta producción da unos bandazos de muerte para acercarse a según qué propósitos. Aunque se publicitó como una antología de relatos de terror pasada por un filtro cañí y de la cultura española más castiza (“John Waters; los principios de Almodóvar; María José Cantudo”, según el creador), la cuestión identitaria ibérica se aparca en gran medida en la serie para volver el foco sobre temas que no siempre consiguen tirar de la maquinaria por sí solos.

(Fuente: Atresmedia)

Lo que no puede negarse a Terror y feria es su carácter enormemente particular. Es, sin duda, una serie de autor; con lo bueno y lo malo de eso. Desde la premisa, tenemos unos “terrores” que son nada más y nada menos que las preocupaciones del creador. “A mí, el día a día me da más miedo que los zombis”, declaraba a Fuera de Series en una entrevista. Para de la Rosa, no es necesario recurrir a engendros paranormales (que también hay alguno aquí) cuando la vida real está plagada de elementos aterradores con los que lidiamos diariamente.

Es importante señalar que Terror y feria no se parece en nada a las obras más representativas de los Javis. Se nota la mano de la pareja, sobre todo en el hecho de que un proyecto como este haya conseguido aterrizar en un canal masivo; pero no son ellos los que marcan el tempo en la serie.

El de Flooxer es un proyecto radical, con una sensibilidad muy concreta que expulsará de la experiencia a algunos, pero que puede servir de ventana al mundo interior de su creador para muchos otros. Pareciera que un corte trash como el de la serie, en la televisión española contemporánea, solo tiene cabida en espacios como Flooxer.

Ahí está la clave del equilibrismo entre el mainstream y el underground que practica con este proyecto el director de los Subproductos. La estética sucia, potenciada con zooms y saltos de raccord, mantiene una tensión con los temas que la serie evoca con mayor o menor sutileza, como la homofobia, los problemas económicos o los ecos del pasado. Conociendo trabajos previos (e infinitamente más marginales) del autor, queda el resquemor de no haber podido ver a un Benja de la Rosa completamente desatado en la dirección y escritura de los relatos. Sin embargo, debo hablar de la serie que es y no de la que me gustaría que fuera.

(Fuente: Atresmedia)

Y la serie que es, definitivamente, es una producción nostálgica que decide conectar con esas referencias pretéritas de Benja de la Rosa no desde la repetición, sino desde la reformulación. Esas conversaciones que preceden a los episodios, además de un homenaje a Ibáñez Serrador y Hitchcock, suponen la impresión de la huella personal del creador. Una lástima que su reinterpretación de las mecánicas de los dos veteranos referentes, que además invita a conocer al autor, su entorno y sus motivaciones para abordar una historia como esta, no siempre obtenga una respuesta a la altura por parte del resto del episodio.

Especialmente en la primera mitad de la serie, la acumulación de referencias pop se hace difícil de tragar, y el recurso a personajes del faranduleo patrio actual como Esty Quesada (Soyunapringada) subraya la contemporaneidad incómoda de su imaginario. Tratándose de una serie que prometía hacer terror cómico a partir de elementos horteras y desfasados, se pone en duda si la producción de Flooxer es más un homenaje o un disfraz. Es cierto que el recuerdo de los maestros del terror clásico y su convergencia con la cultura popular española a veces se pierden por el camino; pero, en cualquier caso, lo que sí está claro es que la serie es puro autor. Puro Benja de la Rosa.

‘Terror y feria’ está disponible completa bajo demanda en Atresplayer.

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