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Crítica: El regreso de ‘The Good Doctor’ es pura emoción

Claire y Shaun en una imagen del inicio de la tercera temporada. (Fuente: AXN)

Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de la tercera temporada de ‘The Good Doctor’.

Todo lo que se diga de la emotividad del arranque de la tercera temporada de The Good Doctor se queda corto. Hay tensión e intriga con el desenlace de la cita de Shaun, risas con varias de las situaciones internas y los sentimientos a flor de piel en los dos casos de este episodio. De llorar a moco tendido, abrazarte al gato y dejar que lo que has visto te llene de emoción.

Nuevos proyectos

Si algo nos ha traído este regreso ha sido mucho reto por delante. Para todos, de hecho. Nuevo panorama en el San José St. Bonaventure a muchas escalas. El despido de Marcus Andrews traerá una nueva dinámica en las formas de comunicarse del equipo.

Su ego es demasiado duro para aceptar la reintegración como un cirujano más, sobre él gira el mayor foco de conflicto que se prepara para esta nueva temporada. No hay que olvidar, de todos modos, que el nuevo rol de Allegra la obligará a decir que no muchas veces. Es un papel de líder para una mujer hasta el momento inexperta que, en este arranque, ya nos ha dejado ver que quiere poder realizar su trabajo sin tiranías. Veremos cuánto tiempo logra estar sin tener que jugar el papel de mala, y a la vez tener que aprender a decir que no.

Pero la mayor novedad de esta temporada es la posibilidad de operar para los residentes de tercer año. Es de esos aumentos de competitividad que son necesarios en series como estas, que permanentemente deben aportar puntos que hagan que la tensión entre ellos sea fresca pero recurrente. Ya hemos aprendido que no van a ser situaciones tan sencillas como simplemente desear llegar a la mesa de operaciones, y que les obligará a tomar una postura más responsable y crítica.

(Fuente: AXN)

Las relaciones sociales implican esfuerzo

El juego que hemos llevado durante todo el episodio es precisamente el final de la pasada temporada. Shaun ha tenido una cita con una mujer interesante, cercana y que entiende su particular situación. Su resumen es terrible, el recuerdo que le queda es que todo ha ido mal, y no es por otro motivo que porque las relaciones sociales implican esfuerzo, especialmente en los inicios. Por mucho que las cosas fluyan, hay que tener una postura activa, que implica más cansancio. Quién no ha tenido una temporada de primeras citas que acaban quemando. Pero luego las cosas mejoran, y obtenemos gente que nos quiere, nos ve crecer y son un apoyo. Ese aprendizaje que todos tenemos de forma natural con todo nuestro entorno, él no lo ha tenido. Siempre todo el mundo ha tenido que ser el propositivo y atento con Shaun.

El melón que abre es de lo más interesante, porque permite que nuestro protagonista tenga una vida más completa, pero además explicita lo que todos hemos sentido alguna vez. Esa duda sobre si tanto trabajo vale la pena. Acaba valiéndolo, y la relación de Shaun con la doctora Claire es la evidencia más cercana que tenemos.

(Fuente: AXN)

Un nuevo sentido a la vida

En las series de médicos estamos acostumbrados a que se nos hable del esfuerzo duro, de las competición permanente en que se vive, de estudiar todos los días de tu vida para una profesión en completo cambio. Todo por un triunfo que se traduce en dinero, status y posición privilegiada. Aaron Glassman tenía todo eso y más. Y entonces llegó la vida y le enseñó cuatro cosas.

No sé si en alguna situación se puede decir que una enfermedad ha venido bien, pero lo que está claro es que al doctor Glassman le ha servido de toque de atención sobre lo importante: rodearse de gente que mejore su calidad de vida y pensar en la esencia de un oficio que ha monopolizado su día a día. El origen de todo ese esfuerzo no era otro que la vocación de ayudar, por qué no dedicarse a ello. En una sociedad como la estadounidense, donde la cobertura médica es la que es, las clínicas de atención primaria toman un sentido mucho más militante. Se convierte en una intención por ayudar al que no tiene, al que no puede pagar un seguro médico, al que acude a la medicina de una forma asistencialista, a un tejido sanitario sin recursos.

Ese recurso ya lo hemos visto en otras series médicas y, más allá de la explicación social y de la toma de conciencia, abre una nueva posibilidad de tramas y de protagonistas de historias que tienen un drama desde otro punto de vista. No es algo original, pero sí suma complejidad a la serie.

The Good Doctor está en plena forma y se sitúa como una de las ficciones médicas que pueden llegar a tener una vida longeva. Ya no es la historia de Shaun. Es más, mejor y más entretenida.

‘The Good Doctor’ se emite los martes en AXN.

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