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Crítica: Tracy Morgan levanta la comedia ‘The Last Original Gangster’

Fuente: TNT

Un ingrediente casi imprescindible para que una comedia funcione es que sus personajes den sentido al papel que protagonizan. Sucede con Kidding, serie que no podría estar protagonizada por nadie más que por Jim Carrey. Y algo parecido le pasa a The Last Original Gangster, hecha para Tracy Morgan. Él es la serie y le da sentido.

Pero retrocedamos un poco. The Last Original Gangster es una producción de la TBS creada por John Carcieri y Jordan Peele (Déjame salir) que habla de varios temas que pueden dar bastante de sí. Tray Baker (Tracy Morgan) es la caricatura de un vecino de Brooklyn. En las primeras imágenes podemos verlo friendo pollo para su novia, pero algo le impide cenar con ella, un trapicheo de última hora que resultará ser una encerrona. Tras él, quince años de cárcel que lo cambiarán.

Hasta aquí, algo que hemos visto varias veces lleno de tópicos más o menos graciosos sobre las bandas callejeras. Pero al recuperar su libertad volverá a su barrio, el de siempre, aquél donde conoce a todo el mundo y es alguien. Poco se esperaba que se daría de bruces contra la gentrificación.

Tray y su ex novia. (Fuente: TNT)

Como ya nos mostraron 2 broke girls o Unbreakable Kimmy Schmidt, los barrios neoyorquinos están cambiando. Es un fenómeno que sucede en todas las grandes ciudades y que está destrozando múltiples tramas de vecindad históricas. Un barrio trabajador de renta media o baja se pone de moda y, donde antes había ropa de segunda mano barata, ahora encuentras una tienda de jeans vintage a 200 euros.

El Brooklyn de Tray simplemente ya no existe. Su novia, una joven que comía pollo en camiseta mientras veía el último reality de la tele, se ha transformado en una señora enfundada en un traje y casada nada menos que con el blanco más blanco que pueda encontrarse. Como en 2 broke girls, los obradores pasan a vender cupcakes de colorines para chavales que salen de fiesta a las tantas de la mañana hasta arriba de cócteles con estilo.

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Si bien podemos ver claramente la huella de la gentrificación y un juicio hacia este fenómeno, habrá que esperar al resto de la temporada para descubrir hasta qué punto tira adelante la crítica al modelo urbano que llevamos explotando las últimas dos décadas. Pero si más no, la carta que se ha enseñado hasta el momento es interesante y deja ver que se trata de algo más que de una comedia de tópicos de negros.

Aunque sí, es una comedia de negros. Y ahí es donde entra su protagonista. Tracy Morgan se come el papel. Es expresivo, gracioso y consigue dar un tono al personaje que hace que no se convierta en cansino. Resulta de esas producciones que, a poco que se pueda, debe ser vista en versión original. Su interpretación consigue ir más allá de la burla para dejar huella. Es ver cómo Shay (Tiffany Haddish) modifica completamente timbre y tono cuando habla con Tray respecto a cuando lo hace con el resto de blancos ricos que han comprado su barrio.

Y no debe ser fácil de conseguir cuando no todos lo hacen, pero además, en casos en donde las bromas son repetitivas y hablan de comunidades con tópicos marcados y conocidos, puede ser la diferencia entre algo divertido o insultante.

Fuente: TNT

El caso de Tray no es estadísticamente extraño. Una persona vive encerrada durante una generación tras la cual el mundo es diferente. La cárcel supone en muchos reos la desconexión del entorno. Sin amigos ni novias que lo visiten, Tray simplemente ha evolucionado a expensas de todo aquello que pasa más allá de las rejas. Y se ha convertido en alguien que no entiende lo que sucede. Sí, la gentrificación del barrio tiene mucho que ver, pero no sólo.

Sus colegas ya no trapichean en las mismas esquinas, ni utilizan la misma tecnología o el mismo vocabulario. Y de nuevo es mostrado con retranca y sentido del humor. Es cierto que lo hace de forma algo excesiva y estridente, pero es que se trata de una comedia. El reflejo de la realidad sin capacidad de autoparodiarse es simplemente algo a menudo triste; centrarse en un punto y alejarlo de casi todo el sentido de la realidad es lo que hace que sea gracioso. Ver a un negro en chándal amarillo canario en una gala benéfica llena de viejos blancos estirados es divertido cuando entiendes que la caricaturización de la situación critica algo que sucede en mayor medida de lo que debería. Y en esa línea, ésta es una serie que sí consigue el equilibro justo y que puede acabar siendo muy entretenida.

The Last Original Gangster es una comedia caótica, pasada de vueltas y que roza el absurdo. Pero lo hace de un modo que, bien llevado, puede resultar no sólo divertida, sino también interesante y con más cosas a decir de las que pueda parecer a simple vista.

‘The Last Original Gangster’ se emite todos los miércoles a las 23.10h en TNT.

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