El equipo de Masters of Sex invitó a Fuera de Series a la presentación de su segunda temporada en el festival seriéfilo PaleyFest, que se celebra cada año en Los Ángeles. Poder entrevistar al equipo de Masters of Sex a las puertas del Dolby Theater tiene su punto mítico, pero acabamos descubriendo que hay que sudar mucho para conseguir que Michael Sheen te haga caso en la alfombra roja.
Dedicándome como lo hago a esto de escribir sobre series y pelis, y teniendo en cuenta que vivo en California desde hace años, ya debería estar acostumbrada a ciertas cosas. Pero conducir hasta el centro comercial Hollywood & Highland (esa horterada arquitectónica donde se alberga el Dolby Theatre de Los Ángeles) siempre se acaba convirtiendo en una tortura porque si el tráfico es horrible en esa zona, lo del aparcamiento es mucho peor. A pesar de mis reparos, para allí me fui una tarde en plena hora punta para cubrir la alfombra roja y el panel de presentación de la segunda temporada de Masters of Sex en el festival de series PaleyFest.
Hay que empezar aclarando que las alfombras rojas son cansadas, caóticas y nada glamourosas (especialmente para la prensa, porque sinceramente dudo que nadie disfrute en ellas). Después de hacer cola para registrarme con mis colegas periodistas (la mayoría eran medios estadounidenses, aunque también había tres o cuatro medios internacionales) me asignaron un lugar hacia el final de la alfombra, que es lo que suele pasar con los medios guiris aquí. También hay que decir que hay mucho curro de coordinación desde los departamentos de prensa de las cadenas en España para acabar consiguiéndonos un hueco en un evento así, que es algo es muy preciado y nada fácil de conseguir.
Como no podía ser de otra forma, el personal a entrevistar (aquí se refieren a ellos como “the talent”, como si los demás careciéramos de todo talento) apareció con 15 minutos de retraso y a cuentagotas. Los actores secundarios Teddy Sears, Annaleigh Ashford y Caitlin FitzGerlad fueron los primeros en llegar, posando para el photocall y pasando después a las entrevistas. Tras ellos vendrían Michelle Ashford y Sarah Timberman, guionistas y productoras ejecutivas en la serie. Yo tenía a unos 20 ó 30 medios delante, la mayoría televisivos, en una alfombra roja bastante apretada, así que por el momento sólo tenía que seguir esperando y ver cuál sería la estrategia a seguir. Porque sí, hay mucha estrategia con esto de las entrevistas a pie de alfombra.
La primera en acercarse finalmente a hablar conmigo fue Michelle Ashford, showrunner de la serie. Los productores y los guionistas siempre están mucho menos solicitados que los actores y, a decir verdad, normalmente siempre cuentan cosas mucho más interesantes. Además, tenía instrucciones desde Fuera de Series de hacer lo contrario que la mayoría y, en la medida de lo posible, priorizar las entrevistas con gente de detrás de las cámaras.
Ashford empezó explicándome que Masters of Sex es en realidad bastante fiel a las vidas del doctor William Masters y Virginia Johnson, los investigadores reales en cuyas vidas se han basado para crear esta ficción. “A veces cogemos algunos personajes, nos inventamos situaciones, tramas o diálogos y los añadimos a las vidas de estas personas. Pero en términos del trabajo que hicieron (Masters y Johnson) y en los momentos clave de sus vidas somos muy precisos”, me dijo. “Por mucho que me guste imaginarme la idea de seguir haciendo esta serie durante 30 años, hay que ser realista y aplicar cierta compresión temporal. Eso sí: lo hacemos de forma que sea muy fiel al espíritu de la historia”.
Tras mi pregunta sobre lo que nos deparará la segunda temporada, Ashford dijo que va a haber muchos cambios y que, pese a que arrancarán justo después del final de la primera, luego habrá un salto en el tiempo. Refiriéndose precisamente al último capítulo que hemos podido ver y esa declaración de amor de Masters a Johnson, Ashford definió la historia entre ambos como “una de las relaciones más complicadas que haya visto nunca. Supongo que no es un spoiler si digo que acaban juntos, sólo hay que hacer una simple búsqueda en Google. Pero cómo acaban juntos y dónde es algo muy curioso”.
Antes de que la publicista de turno se acercara para hacerme la temida señal con el dedo que significa que hay que ir terminando, le pregunté a Ashford por su actor protagonista, Michael Sheen, que para mi gusto no se está llevando todas las alabanzas que debería por su magistral interpretación de un personaje que puede resultar antipático a ratos. “Sabíamos que era un actor brillante y sabíamos que necesitábamos a alguien que pudiera profundizar en la vida de este hombre, porque el verdadero William Masters era una persona muy compleja y muy complicada. Es maravilloso que Michael respondiera así de bien al personaje y creo que es porque tocó algo en él. Además, para mérito de Michael, no le importa en absoluto si todo el mundo odia a su personaje: sólo quiere que sea interesante y complicado”. Aún pude hacerle una última pregunta antes de que se la llevaran a hablar con otro medio, así que aproveché para preguntarle sobre su protagonista femenina, Lizzy Caplan: “Queríamos a alguien que no fuera una cara muy reconocible, ya que en la realidad William Masters era un doctor famoso y de reconocido prestigio, mientras que Virginia apareció de la nada. Lo debatimos y nos pareció que con el reparto teníamos que hacer lo mismo”.
Con la ausencia de Ashford me tocaba seguir esperando, así que volvamos a lo de la estrategia en la alfombra roja. Cada respectivo intérprete o productor (cada talent, vaya) va siempre acompañado por una sombra en forma de publicista que, casi invariablemente, suele ser una mujer). Es importante establecer contacto visual con la publicista del sujeto que se desee entrevistar para así hacerles saber que estás interesada en su talent. Ellas procederán a mirar disimuladamente al suelo para ver quién eres (esto es, para leer el papel donde pone a qué medio representas). Si te devuelven la mirada con una ligera sonrisa o un gesto de afirmación es que ha habido suerte.

Foto desde mi puesto al final de la cola. Si os fijáis, en el suelo están las hojas que indican la posición donde debe colocarse cada uno de los medios acreditados.
La publicista de Sarah Timberman (productora de la serie) fue la siguiente a quien le tiré los trastos y conseguí meterme en el bolsillo. Repito: casi siempre es más fácil entrevistar a la gente que está detrás de las cámaras y eso se notó en lo larga e interesante que fue mi charla con ella. Fueron casi siete minutos de conversación, que para estándares de alfombra roja es mucho tiempo.
Empecé preguntándole por la idoneidad de hacer una serie como ésta en el momento actual: “Creo que lo interesante de hacer esta serie más de 50 años después del trabajo hecho por Masters y Johnson es poder narrar lo emocionante y revolucionario que fue dicho trabajo. Siguen sorprendiéndonos muchas de las cosas que hicieron, ya que los métodos clínicos que utilizaron para estudiar la sexualidad son sorprendentes incluso hoy en día… Cuando ellos lo estaban haciendo en 1957, una época donde todavía había parejas durmiendo en camas separadas y mucho antes del matrimonio gay o de que el divorcio se convirtiera en algo normal. (La serie) nos permite contemplar nuestras propias vidas y la experiencia contemporánea a través de una lente de 1957”, me explicó.
Mi siguiente pregunta fue acerca del mucho contenido sexual que hay en Masters of Sex, algo que, según Timberman y Ashford, sólo se puede hacer en una cadena de cable y contenido premium en Estados Unidos (HBO, Showtime, Cinemax, Starz, …): ¿Dónde pone el límite el equipo de la serie para decir qué mostrar y qué no? “En realidad lo que hacemos es ver si una cosa parece honesta y real o no. Si da la sensación de que estás fuera de la experiencia de nuestros personajes, mirándolos y convirtiéndolos en objetos, hay algo que no funciona. Queremos que sientas que estás en sus mentes y sus cuerpos, pasando por lo que ellos pasan en esta montaña rusa emocional. Además, nos gusta el humor y es algo que formaba parte de muchas de nuestras escenas de sexo en la primera temporada. Intentamos evitar los clichés que se ven en muchas películas”, me dijo. “En realidad, Masters y Johnson trataron de responder a la cuestión de ¿qué es el sexo?. Y nosotros les rendimos cierto homenaje haciendo lo mismo: ¿Qué es el sexo? ¿Qué es el amor? ¿Cuál es la diferencia?”.
Timberman, que se declaró fiel seguidora de Girls y Breaking Bad, se fue con una sonrisa y dejándome con la sensación de que me podría pasar horas hablando con ella sobre televisión. Pero en ese momento me di cuenta de que la periodista que tenía al lado estaba entrevistando a Lizzy Caplan (Virginia Johnson), que había aparecido poco antes.

Lizzy Caplan
La actriz llevaba un vestido blanco ceñido y los labios de un rojo muy vivo. Una muestra muy representativa del mucho contraste en cuestión de look que se ve en estos eventos. El talent suele ir emperifollado, maquillado y peinado a la perfección, previa aprobación de un equipo de estilistas profesionales que suelen supervisar su apariencia antes de que aparezcan delante de los medios. No es que sean más guapos que todo el mundo (que también), sino que en realidad es que los arreglan mucho. A su lado, las publicistas suelen ceñirse al business casual. Es del lado de la prensa donde las cosas se ponen curiosas. Muchos optamos por el “arreglado pero informal” para dar una imagen profesional, aunque los que salen por cámara sí que tienden a arreglarse más. Eso sí, no hay que olvidar que esto es California, donde todo se vale y las sandalias son el calzado oficial. De hecho, he visto a colegas en sudadera y bermudas dispuestos a entrevistar a Kevin Spacey o Mark Wahlberg… Y la noche de Masters of Sex no fue una excepción.
La publicista de Caplan empezaba a amenazar con tener que llevársela ya porque no quedaba tiempo para más entrevistas. Yo debí hacerle ojitos igualmente porque me la plantó delante con un: “¡Puedes hacerle dos preguntas!” y una mirada adusta.
No siempre es fácil, sobre todo cuando el tiempo apremia, pensar en una pregunta inteligente, divertida y original. Consciente de ello, pero no por eso menos resignada, le pregunté a Caplan qué ha aprendido de su personaje. “Mucho”, me dijo. “He aprendido lo difícil que debió ser entonces ser una mujer con conciencia y con una experiencia sexual plena en los años cincuenta, que en realidad sigue siendo algo difícil hoy en día. Además, extrañamente, comparto con Virginia muchas similitudes en la forma de ver el mundo antes de que yo interpretarala, y ahora me noto que pensar como ella forma aún más parte de mi día a día”, me explicó la actriz antes de que su publicista se la llevara a ritmo apresurado.
Y es que el panel de presentación de la segunda temporada de la serie, donde el equipo de Masters of Sex iba a hablar enfrente de una audiencia formada básicamente por fans, estaba a punto de comenzar. Fue eso precisamente lo que hizo que Michael Sheen, con un traje entallado al que ni Don Draper podría hacerle tanta justicia, tuviera que pasar por delante de muchos periodistas en la alfombra roja sin poder pararse a responder nuestras preguntas. A su favor hay que decir que lo hizo con una sonrisa y pidiendo disculpas en todo momento por la falta de tiempo. Y sí, que el protagonista de una serie acabe sin tiempo para hablar con todo el mundo pasa bastante a menudo en entrevistas de este tipo.

Michael Sheen
Pero no había tiempo que perder, el panel estaba a punto de empezar y por suerte me habían reservado una entrada para que pudiera atender. En él, el equipo que se había paseado por la alfombra roja se sentaba ahora en un escenario frente al público asistente para responder a las preguntas de un moderador.
Al poco de comenzar la sesión de preguntas y respuestas me quedó claro que Sheen sigue siendo tan majo, simpático y encantador como yo lo recordaba después de haberle entrevistado anteriormente en un par de ocasiones. El actor galés bromeó en todo momento haciendo gala de su mucho sentido del humor y explicó qué le impulsó a aceptar un trabajo en la pequeña pantalla pese a que su carrera ha sido muy cinematográfica. “No estaba buscando específicamente algo en televisión, simplemente estaba buscando trabajo”, explicó. “Cuando llegué a Los Ángeles hace 12 años, si querías dedicarte al cine, no podías hacer televisión. Pero eso ha cambiado y soy consciente de que ahora mismo las mejores historias se están contando en televisión, y el hecho de poder contar algo a lo largo de una temporada de 12 episodios te permite que, como actor, puedas explorar tu personaje de una forma diferente. Cadenas como Showtime y HBO están ampliando los límites sobre qué temas se pueden explorar. Además, hay determinado tipo de película que ha dejado de hacerse. Ciertos presupuesto y ciertos temas ya no se dan (en el cine) y los actores que están interesados en ese tipo de trabajo acaban derivando hacia la tele. Los guiones son muy buenos y la audiencia es muy sofisticada. Cuando empezamos a hacer esta serie fuimos conscientes desde el principio de que teníamos que esforzarnos para hacer nuestro mejor trabajo”.
Sheen también habló del atractivo de interpretar a un personaje que realmente existió. “Me gusta mucho poder trabajar a partir de hechos que han sucedido y de una vida real. Pero a la vez, ésta era gente tan misteriosa y tan celosa de su intimidad que por necesidad tienes que acabar inventándote cosas. Además, al contrario que me ha ocurrido otras veces, Masters no es una persona que fuera muy reconocible o que los espectadores sepan qué aspecto tenía o cómo era su voz. Para mí fue la combinación perfecta a partir de la cual empezar a trabajar”.

Michael Sheen y Lizzy Caplan
Sus compañeras de reparto echaron un poco de luz, a su vez, sobre algunos de los inconvenientes de representar a personajes que vivieron en los años cincuenta: el atuendo. A pesar de reconocer que las prendas de época las ayudan a mantener una postura mejor, caminar e incluso hablar de forma distinta, parece que no todo era glamour en la época.
“Llegamos al set a las cinco de la mañana y lo primero que tenemos son dos horas de estar sentadas para todo el proceso de maquillaje y peluquería”, explicó FitzGerland, que interpreta a la esposa de Masters. “Y estas mujeres tenían que hacerlo cada día. ¡Es una locura! Además de limpiar sus casas, cuidar de sus hijos y cocinar tres comidas al día. Es un trabajo a tiempo completo”.
Annaleigh Ashford, la actriz encargada de interpretar a la prostituta a quien Masters pide ayuda para sus investigaciones (y que en la segunda temporada vuelve a la serie) dio información “muy reveladora” sobre el hecho de tener que llevar únicamente ropa interior fiel a la existente en la época: “Era muy difícil hacer pis. De hecho, tenemos que pedirle a alguien que venga a ayudarnos. Es algo que no hacía desde que tenía cuatro años”, bromeó la actriz. Parece que además no era la única en experimentar dificultades en ese área, ya que Caplan añadió “La increíble Betsy Brandt (Breaking Bad) sale en nuestra serie esta segunda temporada, y al poco de empezar a rodar me dijo: ‘Me tienes que explicar cuál es tu secreto y cómo lo haces cuando vas al baño’”.
Y en este tono tan divertido (y gráfico) terminó el panel. Con muchas ganas por poder ver ya la segunda temporada de Masters of Sex me fui del Dolby Theatre recordando que ,hacía unas pocas semanas, habían entregado los Oscars en aquel mismo lugar (que, cierto, por la tele parece mucho más grande). Lo único que me quedaba ya era irme a casa, pero antes tenía que recordar dónde había aparcado el dichoso coche…
Showtime estrenará la segunda temporada de Masters of Sex el 13 de julio en Estados Unidos.