Episodio ‘Silent All These Years’ (15×09) de ‘Anatomía de Grey’. (Fuente: FOX Life)
Después de 335 episodios, Anatomía de Grey nos sigue sorprendiendo con momentos en los que encuentra espacio para hablar de temas relevantes. La temporada pasada nos dejó en la retina la imagen del hijo de Bailey con los brazos en alto, cuando sus padres le explicaron lo que debía hacer siempre con la policía, porque por el color de su piel estaba en la obligación de tener precauciones que sus amigos blancos no se planteaban nunca.
En esta ocasión, la imagen que nos deja la serie, y con la que es imposible no derramar una lágrima, es la de un pasillo de honor formado solo por mujeres que mostraban así su apoyo y respeto a Abby, una superviviente de violación. Mujeres que, tal como explicó Krista Vernoff, en su mayoría forman parte del equipo de Shondaland y de ABC y que, por cierto, está inspirada en un ritual de algunos hospitales de Estados Unidos para pacientes en estado terminal que han decidido donar sus órganos.
También está presente en la escena la ejecutiva del departamento de Standard and Practices de ABC, que inicialmente pasó unas notas en la que pedía que en la escena de la evaluación forense de la violación (rape kit) no fueran explícitos en el lenguaje, no mostraran mucha sangre, ni ningún fluido en los bastoncillos de algodón y tampoco bajo la luz azul. Shonda Rhimes les respondió argumentando que si las cadenas nunca tienen problemas con la violencia en pantalla, no entendía por qué no podían mostrar un proceso médico que debía realizarse como consecuencia de dicha violencia. La respuesta de vuelta fue: “Tienes razón. Podéis proceder tal como está escrito en el guion”.
Y tal como está escrito nos muestra que el proceso clínico para recabar todas las evidencias necesarias es largo y muy difícil para la persona que ha sufrido la violación. En el contexto de la serie Jo, la doctora al cargo, lo lleva a un nivel personal compartiendo sus propias experiencias en un momento #metoo que no necesariamente ocurrirá en la vida real, pero que deja claro que el apoyo y la empatía son indispensables.
En la escena, las tres doctoras que están en la habitación hacen sentir segura a Abby y, lo más importante, le devuelven autonomía sobre su cuerpo cada vez que le preguntan si está lista antes de proceder con el siguiente paso, recordándole que puede decir que no en cualquier momento: consentimiento. Viéndola, recordé un episodio de la primera temporada de Urgencias (1×08) en el que, a pesar de que la enfermera Hathaway era muy empática, la paciente estaba en una habitación con la puerta abierta, en un pasillo concurrido, afuera había dos policías varones y otro de ellos era el que hacía las fotografías.
Sé que no es justo comparar el tratamiento de ambas escenas, porque desde aquel episodio de Urgencias han pasado 25 años, pero precisamente por eso, lo que ha hecho Anatomía de Grey en 2019 es importante. Es necesario mostrar que no se está solo y que el personal médico está preparado para atender a una persona que ha vivido un trauma y está en una situación muy vulnerable.
Todo el episodio, que tuvo a mujeres a cargo de los principales departamentos técnicos, y con un 95% de los diálogos a cargo de personajes femeninos, estuvo centrado en la cultura de la violación y se verbalizaron todos los temores de los supervivientes en cuanto a la credibilidad que pueda tener su testimonio; no en vano fue el caso de Christine Blasey Ford el que inspiró la trama. Y la única escena protagonizada por varones fue entre Ben y su hijo Tuck, en la que “la conversación” sobre el sexo se centró en el consentimiento: “If she stops having fun, you stop. Time out, game’s over”. No sé por qué parece tan difícil de entender.
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