Zendaya consigue su primera nominación al Emmy por ‘Euphoria’. (Fuente: HBO)
Los Emmy llevan ya un tiempo intentando mejorar la inclusividad de sus nominaciones, no solo en cuando a candidatos que no sean blancos, sino también en cuanto a series que se salgan de los cuatro o cinco títulos habituales de los premios. Que por cada Black-ish y Ozark haya una Insecure o una Unorthodox. O que por cada Giancarlo Esposito nominado prácticamente porque su nombre es un viejo conocido de la academia, tengamos debutantes como Paul Mescal (Normal People).
Las viejas inercias de los Emmy de votar repetidamente a la gente que ya ha sido candidata en otras ocasiones, y de tardar más de la cuenta en reconocer a otros, son imposibles de eliminar y explican, por ejemplo, que la categoría de guion de drama esté tomada al asalto por Ozark, o que a Stranger Things no haya quien la mueva de las nominadas a mejor drama, o que Billy Porter sea el único reconocido por Pose porque es el más famoso del reparto. Y gracias al cielo por su Tony por Kinky Boots porque, si no, la serie de FX caería presa de la misma indiferencia que causaba The Wire en los Emmy.
Sin embargo, pese a todos los problemas, las nominaciones de la edición de 2020 han mostrado un esfuerzo por ser más diversas y mirar más allá. Que Zendaya le haya quitado el sitio a Elisabeth Moss entre las actrices de drama es muy significativo aunque Euphoria no haya podido llamar más la atención. Pero resulta refrescante que los Emmy sí se hayan fijado en la interpretación de la joven actriz.
Ese propósito de renovación ha llevado también a que Ramy Youssef sea de los que se estrena como nominado, o que la comedia de FX que ha recibido casi todos los parabienes sea Lo que hacemos en las sombras, que nadie pensaba que podría verse en una situación así. El apoyo vertido a Insecure en comedia y a Watchmen en miniserie ha llevado a que haya una nutrida representación de actores negros candidatos que, en parte, es la de cal por la de arena que es que intérpretes que hace tiempo que merecen la nominación sigan siendo ignorados, caso de Rhea Seehorn por Better Call Saul.
‘Schitt’s Creek’ es una de las más destacadas en comedia. (Fuente: Movistar+)
Las inercias de los Emmy también funcionan así; casos como el de Schitt’s Creek, que arrasa en candidaturas en sus dos últimas temporadas tras haber pasado completamente desapercibida, no son habituales aunque hayan ocurrido en varias ocasiones en los últimos años. Es más común lo que ha pasado con Succession, que pasa de tener una única candidatura en guion por su primera temporada a explotar como gran favorita en la segunda.
También se vuelve común que los Emmy se analicen en forma de batalla: el streaming contra las cada vez menos relevantes cadenas en abierto o Netflix contra HBO, por ejemplo. La N roja ha acumulado 160 nominaciones, récord total en un año, pero aunque las cifras brutas son muy llamativas, un vistazo más en detalle termina poniéndolas en contexto, uno que va más allá de que Netflix ya produce reality shows, concursos y programas de variedades, por ejemplo.
El contexto social del momento es clave para comprender las narrativas que se establecen muchas veces en los premios, y ese contexto, por ahora, juega a favor de HBO. Solo con Watchmen tiene una gran baza para triunfar en la gala del 20 de septiembre pues toca temas que todo Estados Unidos lleva debatiendo desde que empezaron las protestas por la muerte a manos de la policía de George Floyd. Incluso su primer capítulo estuvo colgado gratis en su web.
La gran incógnita de cara a la entrega de premios, de todos modos, no es tanto qué serie estará más en consonancia con el zeitgeist del momento, sino si los Emmy seguirán el ejemplo de los BAFTA de televisión y tendrán una gala virtual.
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