Ahora que ha pasado una semana desde que finalizó la maravillosa primera temporada de The Handmaid’s Tale, es un buen momento para comentar el gran trabajo de adaptación de Bruce Miller y las principales diferencias de la serie con respecto al libro de Margaret Atwood.
Lo haremos centrándonos en destacar cómo estos cambios han servido para estructurar la temporada, desarrollar más los personajes y el mundo en el que viven, sin especificar cómo se plantean algunos giros y tramas en el libro, para no spoilear a los futuros lectores, a los cuales animamos desde aquí a disfrutar de El cuento de la criada.
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A partir de aquí encontraréis spoilers de la primera temporada de ‘The Handmaid’s Tale’
El nombre propio como parte de la identidad
Por razones que entenderéis cuando leáis el libro, los lectores suponíamos que el nombre real de Offred/Defred debería ser June, pero escuchar al personaje interpretado por Elisabeth Moss reconocerlo como suyo al final del primer episodio fue un momento muy emocionante.
Es algo muy importante a nivel narrativo, porque nos permite identificarla como una persona que mantiene su propia identidad; es relevante poder referirnos a ella como June y no con el nombre que le ha asignado Gilead. Lo mismo ocurre con su hija, Hannah, y con Emily, a quien en el libro siempre conocemos como Ofglen.
Cambios en la cronología
Los lectores nos sorprendimos al ver que en los tres primeros episodios de la serie se nos mostraban cosas que en el libro no ocurren hasta que ya hemos avanzado mucho en la lectura, algunas de ellas, en el último tercio.
Esto era necesario, no sólo para que el espectador entre de lleno, y sin anestesia, en el horror de los rituales de Gilead; una vez acaba la temporada, entendemos que también fue estructurado así para marcar la evolución del personaje de June. Algunos de estos cambios son:
- Las ceremonias: el ritual de la violación no aparece hasta después de 100 páginas en el libro; el de nacimiento, casi a la mitad; y la de salvamento, en el último tercio.
- Las conversaciones entre Emily y June fuera del guión preestablecido por Gilead y sobre Mayday ocurren en el libro más allá de las 200 páginas.
Más puntos de vista
El cuento de la criada es la narración en primera persona de Offred, por lo que todo lo que sabemos de otros personajes, como Moira, antes del presente de la historia es lo que ella podía contarnos porque lo ha vivido de primera mano; o porque lo había visto en la televisión, como en el caso de Serena.
La serie nos ha permitido ampliar la historia de los personajes y de la fundación de Gilead más allá de la experiencia personal de June, por lo que podemos saber más de ellos aunque ella no haya estado o no esté presente: qué pasó con Luke cuando se separaron el día de la huida, o con Moira después de su último encuentro en Jezebels; el horror del castigo y juicio a Emily; el pasado de Serena o de Nick; el juicio al comandante Warren o la horrible experiencia de Janine cuando la llevan a su siguiente cautiverio.
Desarrollo de personajes
Esa ampliación del punto de vista ha permitido que la serie pueda desarrollar la historia de otros personajes para crearles arcos y conflictos propios. Además de los cambios introducidos en cómo ocurren ciertas situaciones con Moira (que esté en el Centro Rojo antes que June, que hayan intentado huir una vez juntas, que comprobemos que finalmente ha conseguido escapar y que June haya jugado un papel importante en su decisión de no rendirse), que no son pocos, hay tres personajes cuyo desarrollo en la historia ha hecho crecer enormemente el universo de la serie.
Emily
Con sus pocas apariciones, ha dejado mucha huella, ha servido como inspiración para June (también fue quien le dijo que existía una resistencia) y para todas, con su forma de hacer rebelión, y la historia de su personaje ha mostrado la condena y tortura a la que Gilead somete a los homosexuales.
Además del horror de su mutilación y la crudeza de la ejecución de su amante, al final de la serie podemos ver el contraste de su juicio, al que asistió con un bozal, con el del juicio del comandante que abusó de Janine, a quien no sólo se le permitía hablar, sino que se le trataba con respeto.
Janine
Su personaje ha estado presente a lo largo de toda la temporada y ha sido la representación de todas las formas en las que ese sistema puede destruir a sus mujeres. Janine ha tenido un viaje trágico y su personaje es planteado de forma diferente que en el libro: aquí, es querida, inspira compasión y un instinto protector por parte de June.
La serie le dedica tiempo a mostrar el dolor personal de la historia de una mujer a la que violan y la obligan a amamantar al bebé producto de la violación, para luego quitárselo y enviarla a un nuevo cautiverio. Esa parte de la historia no está presente en el libro, tampoco la de la mutilación de su ojo en los tiempos del Centro Rojo, ni su exclusión en la cena de honor a los diplomáticos mexicanos, ni su intento de suicidio, ni la de la ceremonia de salvamento que protagoniza en el último episodio.
Pero lo más importante que ha hecho la adaptación con el personaje de Janine es crear entre las criadas el sentimiento de sororidad, desde que la acompañan durante la ceremonia del nacimiento, hasta el momento en el que Tía Lydia les pide que la lapiden en la ceremonia de salvamento.
Ese momento representa la negación de las criadas al cumplimiento de su deber, a pesar de las consecuencias que puedan venir después. Janine es quien les ha hecho sentir el sentimiento de comunidad, de que el sufrimiento de una es el de todas y que hay que luchar por vivir, no por sobrevivir.
Serena
El primer cambio de la serie con respecto al libro es su edad. En la serie es muchísimo más joven, lo que al principio sirvió para que viéramos que, salvando enormemente las distancias, la situación de las esposas tampoco era una en la que alguien desearía estar por voluntad propia. La aportación definitiva de la serie ha sido mostrarnos que sus ideas fueron la base para la fundación de Gilead, régimen que, una vez fundado, la descartó como a todas las demás por su género.
La serie la dibuja como un personaje complejísimo, con un conflicto interesante, aunque sea para nosotros, en este momento de la serie, muy difícil no juzgarla como una villana, no sólo de su propia historia, sino de la de todas. La escena en la que lleva a June a ver a Hannah es también un añadido de la serie; en el libro hay sólo una fotografía y su intención está muy alejada a la que plantea la serie en esa escena.
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La fundación de Gilead y más allá de sus fronteras
La primera temporada de The Handmaid’s Tale nos ha mostrado de dónde surgieron las ideas básicas de su fundamentalismo a través de los flashbacks del personaje de Serena, cómo empezaron a reclutar a algunos miembros de Los hijos de Jacob con el flashback de Nick y, también, cómo algunos pocos varones deciden el destino de todas las mujeres buscando argumentos que justifiquen su discurso hipócrita, mientras dan un paseo en limusina.
Otro añadido de la serie, además de dejarnos ver la Little America en Canadá, es la trama del episodio en la que la delegación de México visita Gilead. Todo eso fue nuevo para los lectores y estuvo muy bien construido narrativamente, al revertir lo que podíamos esperar de una mujer en situación de poder, y con los privilegios de los que tiene derecho a disfrutar como ser humano, al conocer la realidad a la que estaban condenadas las mujeres en esa sociedad. La serie introduce también la idea del tráfico de criadas y de que fuera de las fronteras de Gilead no todos se oponen a lo que allí ocurre, sino que están dispuestos a replicar el modelo.
La ceremonia es un ritual de violación
La serie ha dejado muy claro desde el primer episodio y en todas las situaciones que los comandantes violan a las criadas. Incluido el caso de Janine, en el que, aunque ella pensara que el comandante iba a dejar a su esposa, la serie lo retrata como el abuso sexual que es, ya que ella tiene problemas mentales.
Es muy importante que la serie haya tomado una posición firme en este sentido, ya que en el libro June puede producir sensaciones ambiguas en algún momento. En la serie, la palabra violación es verbalizada varias veces (todos son conscientes, incluso los comandantes están decidiendo qué nombre ponerle al acto) y la puesta en escena no deja espacio para interpretaciones: en cada interacción que June tiene con el comandante podemos ver su sufrimiento, o su asco, como cuando se lava los dientes hasta romperse las encías después de que la obligue a darle un beso.
La evolución de June
Desde que al final del primer episodio la Offred que conocíamos del libro decide decir su nombre, sabemos que estaremos ante un personaje igual en esencia, pero muy distinto. En el libro, cuando empezaron los problemas era apática, en los flashbacks de la serie podemos ver que participó en las primeras manifestaciones. A pesar de este primer cambio, la serie no la dibuja desde el principio como la heroína perfecta, la hace encontrar su camino.
June tiene una evolución desde que le dice a Emily que ella no es el tipo de persona que participaría en la resistencia, pasando por el momento en el que le cuenta a la delegada de México qué es lo que está ocurriendo en Gilead y cuando le ofrece a Alma colaborar y vuelve a Jezebel para cumplir su misión, hasta que tira la primera piedra en contra del sistema en el último episodio de la temporada.
June pasa de querer sobrevivir a querer cambiar las cosas, si no para ella, para su hija y la generación futura. Y sus motivaciones, la fuerza y la inspiración, las encuentra en otras mujeres como ella, en las que estuvieron antes, y en las que están ahora.
Los momentos en los que las criadas se han unido para mostrarse compasión y apoyo han sido muy potentes a nivel emocional, desde las escenas en el Centro Rojo, cuando cuidan de Janine o de June (en el libro, el castigo físico que ella recibe se le imparte a otra persona), hasta ese momento maravilloso en el episodio final que muestra el origen de una rebelión.
Este es uno de los méritos más destacables de la serie: construye una sensación de pertenencia, compromiso y necesidad de apoyo entre unas y otras, en contra de ese sistema que sabe que el aislamiento es su arma más poderosa.
El trabajo de adaptación de Bruce Miller y su equipo de guionistas ha sido maravilloso. El reto era enorme, el material del que partían no sólo es potente, también es conocido y muy respetado, y han superado todas nuestras expectativas. Margaret Atwood ha colaborado como asesora y así continuará haciéndolo en la segunda temporada, y Hulu nos ha dado la oportunidad de disfrutar de una secuela de su maravillosa obra. Sólo resta tener paciencia hasta que la serie regrese con trece nuevos episodios.
La última escena de la primera temporada de The Handmaid’s Tale es la misma que el cierre de la historia de June en el libro, pero sabemos que tienen muchísimo por explorar. Han abierto nuevas puertas e incluso les quedan por visitar algunas de las que el libro nos permitió echar un vistazo, como el personaje de la madre de June (me froto las manos esperando el momento en el que anuncien a la actriz que lo interpretará), la vida en las colonias, reencontrarnos con Emily o ver las entrañas de Mayday.
Necesito que llegue ya 2018.
Todas las críticas de ‘The Handmaid’s Tale’
- Bienvenidos a la república misógina de Gilead.
- Episodio 1×01–1×03: Offred, Birth y Late.
- Episodio 1×04: Nolite Te Bastardes Carborundorum.
- Episodio 1×05: Faithful.
- Episodio 1×06: A Woman Place.
- Episodio 1×07: The Other Side.
- Episodio 1×08: Jezebels.
- Episodio 1×09: The Bridge.
- Episodio 1×10: Night.
‘The Handmaid’s Tale’ está disponible en HBO España.
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