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Entrevista a Daniel Pérez y Tatiana Carral

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Desde su posición como Director de Programación de Syfy y Calle 13, la principal preocupación de Daniel Pérez es satisfacer a sus abonados con una programación de calidad. Eso, y luchar por el desarrollo de un sector que se enfrenta a múltiple trabas, más aún sumidos como estamos en una crisis que comenzó hace ya cinco largos años. Charlamos con este apasionado de la pequeña pantalla en la oficinas de NBC Universal en Madrid en compañía de Tatiana Carral, jefa de prensa incansable y una de las almas máter de la Muestra Syfy de Cine Fantástico, tan querida por todos los aficionados al género de la capital. Dos fueras de serie.

Syfy es un canal muy bien considerado en el sector y entre los usuarios. Os esforzáis mucho.

Daniel Pérez: Se ha hecho mucho esfuerzo para tratar de sacar la marca fuera, organizar un montón de eventos como la Muestra, exposiciones, etcétera, para acercar el canal a la gente sin ese estigma de la televisión de pago. Se percibe como un canal ameno, cercano, más allá de ser naturalmente afín a todos los aficionados a la ciencia-ficción y el terror, claro. Hemos creado una comunidad en la que podemos hablar de tú a tú con la gente.

Tatiana Carral: Y son exigentes, además. Eso te hace implicarte aún más con ellos y tu trabajo. Además es un canal que tiene una percepción muy amable, tanto por parte del público como de la propia prensa. Parece más fácil llegar a la audiencia con este canal que con otros.

Recibís mucho feedback del público.

DP: Sí, muchísimo. En redes sociales la gente es muy activa, piden muchísimas cosas. Hay series en concreto, como por ejemplo Doctor Who, con la que nos lleva literalmente horas contestar a todo lo que quiere saber la gente. Tiene su propia comunidad. Lo mismo nos está ocurriendo con Los 100 y en menor medida con Defiance, que pensábamos que tiraría por ahí pero que no ha terminado de cuajar. Y con los Syfy Originals pasa igual: tenemos varios elementos en la cadena que invitan a que la gente se manifieste al respecto.

¿Y qué grado de maniobrabilidad tenéis para poder hacer caso a lo que demanda el público?

DP: Todo depende del presupuesto, claro. Hay veces que el mercado va muy justo o tenemos la programación comprometida, con lo que podemos escuchar pero no hacer nada inmediatamente. Hay series que los abonados han pedido y hemos solicitado, pero no hemos tenido el espacio económico necesario.

¿Desde Estados Unidos os imponen mucho?

DP: Lo que hay con ellos es sobre todo una vinculación de marca. Tenemos que ser hiper respetuosos con la marca, con cómo la utilizamos en la comunicación exterior; en cuanto a los contenidos, nuestro canal es tal vez el más alejado del Syfy americano. Aquí tenemos series como Revolution o Los 100, que no han pasado por la cadena americana, y otras como Bitten o Helix en las que pasa lo contrario. Hay recomendaciones, no obligaciones; con Defiance, por ejemplo, hubo un impulso de apoyo por su parte, nos animaron a comprarla para poder hacer algo interesante a nivel global: la campaña transmedia con el videojuego, una campaña internacional que nos servía de apoyo a nivel local… Muestran interés, pero no he recibido nunca ninguna llamada forzándome a adquirir nada.

El volumen estratégico de Syfy USA será inasumible, incluso.

DP: Claro. Acaban de anunciar cinco series nuevas, por ejemplo. Dominion, 12 monkeys, Z-Nation… siempre hay series en desarrollo.

TC: La gente muchas veces reclama que Syfy España sea reflejo de Syfy Estados Unidos. Es absurdo hacer dos canales idénticos en dos mercados que no tienen nada que ver.

DP: Por ejemplo, el canal americano tuvo un repunte de audiencia hace un par de años gracias al Wrestling. Y eso a nosotros no nos encajaba en absoluto, se alejaba de todo lo que estábamos vendiendo acerca del canal de la imaginación, la fantasía, etcétera. Lo mismo pasa con los realities, tienen mucho volumen que está muy bien producido, pero que a nivel local no te aporta nada. Hemos optado por las series, tenemos como un sesenta por ciento que se emiten en USA: Being human, Haven, Defiance

TC: Y Syfy es ahora mismo el único canal cien por cien ciencia-ficción y fantasía. Hay títulos como Doctor Who, por ejemplo, que tienen aquí su lugar natural. Tener la flexibilidad que tenemos en el canal te permite ofrecer a la gente series que, de otra forma, no podrían disfrutar. Defendemos mucho que tanto Syfy como Calle 13 son canales temáticos. En ese aspecto somos muy puristas.

Tematizar tanto, ¿lo hace todo más fácil o más complicado?

DP: Lo hace más fácil en tanto que cuando vas a elegir producto tienes unos filtros muy marcados, y hay cosas que ni tienes que plantearte adquirir. Lo complicado es estar al nivel de otros canales y ser competitivo cuando tú mismo te estás marcando unos patrones tan encorsetados. Desde Universal creemos que ser temático te ayuda a encontrar tu público real. La idea es que la gente asocie tu imagen a un contenido.

¿Tenéis relación con otros canales, o vais cada uno a vuestro aire?

DP: Hay relación, sí. La penetración de la televisión de pago es muy pequeña, en torno al 23 por ciento. Somos muy poquitos, y todos tiramos hacia el mismo lado: hacernos hueco y que esto crezca. Así que la relación es buena, tenemos comunicación y buen entendimiento.

Tiene que ser frustrante tener que seguir buscando hueco después de tantos años…

DP: Pues fíjate, Calle 13 lleva desde el 99, y Syfy desde 2006, y ahí seguimos.

TC: Es una pelea del sector, el grupo de canales temáticos intentando que la plataforma crezca porque todos salimos beneficiados. Pero es frustrante, sí.

DP: Y súmale la piratería y el potencial que tiene la televisión en abierto, que en España es brutal. El pago lo tiene complicado para competir. Y para que a la gente le atraiga la televisión de pago tenemos que ofrecer contenidos que el abierto no pueda. Es la pescadilla que se muerde la cola.

TC: Al final, lo único que puedes garantizar es acercar lo más posible los estrenos americanos a los españoles. Eso sí lo demanda mucho la gente. Vamos con 24 horas, casi pegados a ellos. Y cuando el espectador demanda una serie y la sigue, tenemos el compromiso de mantenerla hasta el final. Intentamos incluso cambiarla de día.

DP: Yo no recuerdo ninguna serie que hayamos modificado. Incluso habiendo fracasado, como El círculo secreto, que no funcionó desde el principio; pero teníamos un público que lo veía, y la mantuvimos.

TC: Y comprometerte a emitir todas las temporadas de la serie que sea, además.

DP: El abierto lo tiene complicado también, en ese aspecto.

También parece que en ocasiones a la televisión en abierto le da todo igual.

DP: Pero porque lo único que le importa es el share. El pago también tienen que pelear por las audiencias, claro, máxime desde que se empieza a incorporar publicidad para poder subsistir. Pero al ser algo aún pequeño te permite ciertos márgenes de maniobrabilidad. En abierto si la audiencia no funciona se corta, no dejan ni el segundo episodio.

¿Es mayor amenaza la piratería o la TDT?

DP: Se equilibra. La televisión en abierto es un competidor nato por el hecho de ser gratuito. Al margen de la calidad. Porque luego hay espectadores más y menos exigentes, claro; algunos demandarán inmediatez respecto de los estrenos americanos, por ejemplo. Y dentro de ese grupo hay gente que elige el pago… y gente que elige piratear. Al no ser exigente, mientras sea gratis, le da igual. Y también puede piratear, claro. Culturalmente es muy complicado hacer entender a la gente que la televisión de pago es una necesidad. No es un lujo o un simple capricho, es algo que enriquece tu experiencia de visionado. Y desde el 97, que es cuando empezó todo esto, no se ha conseguido.

TC: También porque las ofertas de los operadores han estado muy centradas en el deporte. Si quieres ver fútbol, tienes que pagar. Y todo se asocia muy rápido.

DP: Ahora bien, es cierto que se están haciendo mejor las cosas. Las principales plataformas, Ono, Movistar y Canal Plus, empiezan a ofrecer precios muy competitivos. Pero es difícil conseguir que la gente pague, desde luego.

Pero ese esfuerzo al que aludís, ¿está consiguiendo algo?

DP: Hay picos. Hemos pasado por un 2012–2013 muy difícil, pero 2014 está recuperando el parque de abonados. Siempre dentro de parámetros pequeños, claro; pasar del 23 al 30 por ciento, por ejemplo, es una utopía. Pero este año pinta mucho mejor, sí.

¿Qué supone el mercado español para la matriz americana?

DP: Es una pata importante, a pesar de estar como estamos. A pesar de la potencia de la televisión en abierto hay series que, si no fuese por el pago, no podrían verse aquí. Así que cierto caso se hace. Y ellos han cambiado la mentalidad. Antes si una serie se emitía en octubre, nos entregaban los materiales en diciembre; ahora ya no es así, ha cambiado por la propia presión que los vendedores españoles han ejercido sobre sus empresas matrices. Necesitamos los contenidos ipso facto, y todos se han puesto las pilas en este sentido. Si no hubiese voluntad por parte de las majors, no habría nada que hacer.

TC: En ese aspecto el mercado ha evolucionado en muy poco tiempo, es cierto. Y en términos de consumo no lineal también. Es algo que tenemos que garantizar para poder emitir los capítulos en Yomvi, por ejemplo. La gente tiene que poder ver lo que quiera cuando quiera.

Vuestra apuesta reciente más potente en “Los 100”. ¿Cómo ha funcionado?

DP: Va como un tiro. Ha sido el segundo mejor estreno de 2014. La serie tiene una media de unos 80.000 espectadores, cuando el mayor éxito de Syfy hasta entonces había sido Revolution con una media de 35.000 espectadores, que está muy bien de por sí.

¿Sorpresa o algo esperado?

DP: Sorpresa, sí. Confiábamos mucho en la serie, pero era muy peligrosa por tener un perfil muy juvenil. Pero ha atraído a otros perfiles, hay gente de más de 45 años que la está siguiendo puntualmente. Y de momento no se desinfla. Nos ha hecho alcanzar las mejores cuotas desde abril de 2013.

Pero es un poco como una lotería, con tanta opción.

DP: Totalmente. Hay series con las que puedes esperar un poco, ver cómo funcionan los primeros episodios en Estados Unidos. Pero otras se compran a ciegas, en base al piloto. Si te entra bien, adelante.

TC: Te la juegas, claro. Aciertas o fallas. Pero Los 100 ha sido un acierto; de hecho, el segundo episodio superó los datos del primero, que lo vieron casi 100.000 personas.

Los astros se han configurado bien en este caso.

TC: Más allá de la campaña de marketing, comunicación y promoción, poco más puedes hacer. Y hay veces en que la gente ve el primer episodio y ya no vuelve.

DP: Desde que yo entré a trabajar aquí en marzo de 2011 he visto tres casos: Vigilados (Person of interest), que tuvo 50.000 espectadores los dos primeros episodios y luego subió a 100.000; Los 100; y Grimm, que se fue de la primera temporada con 40.000 espectadores a la segunda con más de 100.000. Y la tercera se está manteniendo.

TC: Pero esto nos ocurre a nosotros, a la competencia española, a Estados Unidos y a cualquiera, por supuesto. Y luego está el tercer caso: estrenas una serie y no la ve nadie…

Llevamos un montón de tiempo hablando de “el momento de oro de la televisión”. Pero esto no puede durar siempre. ¿Cómo estamos ahora en términos de calidad en general?

DP: Yo creo que ese momento de oro fue 2005. Veníamos de un periodo muy largo en el que las series americanas interesaban a la audiencia de allí, y de repente llegaron Perdidos, House, Mujeres desesperadas… provocaron un boom de consumo. A partir de ahí lo que hay es una búsqueda de un nuevo momento de oro. Se produce mucho más, pero es verdad que hay una cierta sensación de monotonía, de ensayo/error. Y el nivel de cancelación de series tras la primera temporada es altísimo; y aún más allá: cancelaciones tras unos pocos episodios.

Lo que abre el círculo de nuevo.

TC: Claro, muchas parrillas quedan medio desiertas, con lo que vuelve a haber un aluvión de estrenos que llegan sin saber qué va a pasar. Pero eso es en las networks americanas, el cable va por otra parte. Las series de HBO, FX o AMC, por ejemplo, no tienen una exigencia tan grande. Juego de Tronos, Girls, True Detective… Y hay series que gozan de gran popularidad, como The Walking Dead, con audiencias altísimas, y series nicho como Silicon Valley que son más reducidas pero tienen muchísima calidad.

Todo eso coincidió en esa edad de oro.

DP: En ese momento coincidieron en las networks series con 12 ó 15 millones de espectadores, y se exportaron. Pero ahora se siguen haciendo grandes series que interesan también a nivel crítico. En Inglaterra, por ejemplo, se están haciendo series descomunales, pero no es lo que busca el público, que es quien sostiene todo en última instancia. Es un riesgo que corres.

TC: Nos pasa en Calle 13 con Justified, que tiene una crítica maravillosa en Estados Unidos y en España pero que no acaba de enganchar. Y la situación actual del mercado no te deja jugar demasiado. En términos de comunicación ayuda, porque los medios te hacen más caso, pero ahora mismo no estamos en esas.

DP: Dejas pasar cosas que, como consumidores, nos da mucha rabia no poder coger.

Pero no las cogéis vosotros, ni nadie en España.

TC: Se quedan en el limbo, claro. Pero no tenemos capacidad para absorberlo todo.

¿Cómo rastreáis el producto?

DP: Casi todo nos llega desde los propios distribuidores. Sabemos dónde están, saben dónde estamos, y ellos son los primeros que tienen ganas de vender su producto. Muchas veces conocemos los proyectos desde que está en guion. No es necesario rastrear.

Estáis especializados en policíaco y fantástico. ¿Cómo está ese sector específico?

DP: El fantástico sigue bien. Tuvo una pequeña caída en 2012, con muy poca producción. Pero en 2013 llegaron Almost human, Los 100, The tomorrow people, Believe… además de independientes como “Continuum” u “Orphan Black, por ejemplo. El hecho de que Syfy pasase de producir una serie como Defiance a producir seis para el año que viene habla por sí mismo.

TC: Está Gotham, también. El tráiler es maravilloso. El fantástico ha tenido un repunte en las networks. Antes estaba todo repleto de abogados, médicos, policías… y de pronto llegó una inyección de temas fantásticos brutal. A raíz de Perdidos, creo yo.

DP: Y luego hay híbridos como Person of interest, policíaco clásico pero con un elemento fantástico. O Grimm, otro policíaco tradicional pero con monstruos como villanos. El fantástico infecta a los demás géneros. Es excelente.

Por otro lado, seguís proyectando “Smallville”, “Alias”, “Embrujadas”… hay series que no pasan nunca de moda. ¿Por qué?

DP: Es una mezcla de nostalgia y rutina. Hay gente que consume equis horas de televisión determinadas y no busca cosas nuevas, va a tiro fijo. A nosotros nos pasa con Embrujadas, igual que AXN le pasa con C.S.I. o a TNT con Big Bang Theory. Tenemos que cubrir muchas horas de programación, no puede ser todo estreno.

Y la gente lo sigue viendo.

TC: Lo sigue viendo la gente que ya lo ha visto, además. Nos supone una cuota de audiencia en ciertos horarios que de otro modo no tendríamos. Es un alivio brutal. El por qué unas sí y otras no… es el gran misterio.

Autoproducir series como hacéis con “Defiance” tiene la ventaja de controlar el producto totalmente. ¿Pero no resulta demasiado arriesgado?

DP: Bueno, tiene parte de riesgo. Defiance es un buen ejemplo, porque ha tenido el mismo comportamiento en todos los países, con un arranque muy fuerte y un desinfle progresivo. Pero ese control total da ventajas: controlábamos la emisión, nos garantizaban los materiales doblados el día después de la emisión, disponíamos de actores haciendo promoción en todos los países, material online, promos, contenido extra… controlas de principio a fin todo lo que rodea a la serie. Y es una apuesta fuerte por la marca, por supuesto. Si funciona, es lo mejor que puede pasar.

¿Cuál es la joyita de Syfy y Calle 13?

DP: En este momento, Los 100, por los datos de récord que hace, y Arrow, respectivamente.

TC: Históricamente en Calle 13 sería The Closer. Fueron siete temporadas con un nivel de audiencia y calidad estupendo. Y en Syfy, Héroes, porque era el arranque del canal y esa serie era un fenómeno mundial.

DP: Yo no trabajaba aquí aún, pero estaba en el campo de la televisión, y recuerdo pensar en el poderío que lucía ese canal que empezaba tan fuerte.

Pero acabó en seco.

DP: Sí, se apagó porque hubo mucho conflicto. El equipo de la segunda temporada no estuvo a la altura que se esperaba. Cambiaron, los de la primera volvieron en la tercera… ya no funcionaba. Pero bueno, ahora vuelven a NBC, no sé si para cerrar o comenzar de otro modo.

TC: Y hay que mencionar también por su carácter icónico “Battlestar Galactica”. Para nosotros fue muy importante, una serie de ciencia-ficción de corte clásico que tenía una consideración enorme.

DP: También hay ejemplos que se revuelven contra lo que nosotros mismos pretendemos para los canales, como Ley y Orden. Ha sido una franquicia que ha estado muy, muy asociada a Calle 13 con Ley y Orden clásico, Unidad de Víctimas Especiales, Acción Criminal y Los Angeles. Fue un poco abusivo, parecía que era lo único que teníamos. Y sin embargo la decimotercera temporada de Unidad de Víctimas Especiales, la que estamos emitiendo ahora, está subiendo una barbaridad.

Creo que vais a empezar a hacer análisis de consumo más allá de la televisión: tablets, ordenadores, móviles… ¿Qué datos esperáis? ¿Creéis que os va a sorprender?

DP: Yo creo que sí nos va a sorprender. Hemos empezado unos primeros estudios de unas series en concreto y a veces incluso dobla el consumo lineal. Lo que pasa es que es una herramienta muy nueva, hace falta monetizar eso; la gente lo utiliza, pero no está homologado. Ochenta mil personas ven una serie en lineal, pero doscientas mil más la descargan de forma legal en la plataforma de Canal Plus. Pero no es cuantificable.

Pero los anunciantes están preparados para esas nuevas plataformas.

DP: Por supuesto; de hecho, ya metemos promociones. Pero es un mercado muy, muy nuevo todavía.

¿Qué serie habéis dejado escapar y luego os habéis arrepentido?

DP: Personalmente, Continuum en Syfy. Es una serie realmente buena, que ya va por la tercera temporada en Estados Unidos. Pero no pudo ser.

TC: Y en Calle 13, para mí una espina fue Dexter. Cuando la descubrimos encajaba perfectamente con el canal, pero se consideró que no interesaba. Pero personalmente me habría encantado.

DP: E Imborrable, la de CBS. Tuvimos opción, pero al final no se cogió. Fue el año que teníamos Person of Interest, creo que el canal habría dado un salto importante.

¿Qué limitaciones tenéis a la hora de adquirir producto?

DP: Además del presupuesto, claro, la propia parrilla. Ahora mismo en Calle 13 lo tenemos casi todo renovado, no necesitamos mucho producto nuevo. Pero es evidente que no todos jugamos a lo mismo; otros canales tienen montones de estrenos al año, porque es lo que buscan. Nosotros estamos en un nivel más modesto, contamos con 15–16 series anuales.

TC: Y las majors tienen sus propios canales, así que también se cuidan mucho de volcar sus contenidos en ellos. Es lo lógico.

¿Valoración de los upfronts de este año?

DP: Debido al gran número de cancelaciones que hubo en la temporada anterior, hemos tenido unos upfronts bien cargaditos que responden a una necesidad de renovación de las parrillas americanas y a cierto cambio del modelo tradicional. Nos vamos a encontrar, en muchos casos, con series más cortas a pesar de estrenarse en otoño; y también hay un buen número de series que coquetean abiertamente con el cable, intentando buscar un público diferente que las networks parecen haber perdido. Pero, por otro lado, también vemos que un género más clásico como el procedimental vuelve a ponerse de moda con varias propuestas para CBS, ABC y FOX, desde la recuperación de las franquicias CSI y NCIS hasta nuevas propuestas como Stalker, Forever o How to get away with murder, la nueva serie de Shonda Rhimes. De nuevo nos encontramos con adaptaciones de formatos internacionales, como el caso de las españolas Los misterios de Laura o Pulseras rojas, pero también de otras nacionalidades como Allegiance (Israel), Jane the Virgin (Venezuela) o Secrets & Lies (Australia).

Interesante

DP: Mucho. Todo apunta a que va a ser un año en el que vamos a tener que estar pegados a la pantalla durante muchas horas…

Una fotografía de la 11ª muestra SyFy

Una fotografía de la 11ª muestra SyFy

Acciones como la Muestra Syfy, exposiciones, etcétera, ¿tienen mucha repercusión en cuanto a nuevos abonados?

DP: En la Muestra no tomamos datos para cotejar si se abonan o no, aunque es algo que estamos pensando, incluso buscar un operador para que haga campaña del canal durante ese fin de semana. Creemos que hay un trasvase, aunque sea pequeño. Y aunque no fuera así nos viene muy bien en términos de imagen de marca.

La verdad es que la Muestra es un evento ya fundamental en Madrid.

DP: La defendemos a muerte, desde luego.

TC: Todo lo que devuelve es bueno, la verdad.

Es curioso, porque nace de un impulso vuestro exclusivamente.

TC: Cuando empezó yo no estaba, pero todo arrancó en Calle 13. Fue una maratón de una noche, y creció cuando tuvimos que vender el proyecto Syfy a Canal Plus, como forma de lanzamiento del canal. Pero ahora mismo tiene su identidad propia.

Si mañana decidís no hacerla, se acabó. Nadie presiona.

TC: En absoluto, es una apuesta local. Es el equipo de marketing defendiendo una idea. Y es que no podemos ampliarla, porque humanamente no se puede. Hemos encontrado la fórmula para no querer morir de éxito.

DP: Y este año hemos tenido más sesiones que nunca, además. Dejando cosas fuera, teníamos más títulos disponibles. Porque Tatiana, Gorka Villar, Víctor Pérez y yo no dejamos de trabajar por la Muestra. El día a día no cambia, la Muestra suma. Pero se hace con un placer tan grande que no importa.

TC: A veces vienen compañeros de internacional y nos preguntan sobre la organización. ¡No se creen que la organicemos nosotros solos!

DP: Y alucinan también con el resultado, están muy contentos.

Pero aún así vuestro nivel de autoexigencia sube cada edición, y se nota. Ahí está Snowpiercer.

DP: Este año hemos ido con todo un poco más tarde por Snowpiercer, había que esperar por ella. Ha sido un triunfo. Ahora bien, pasada la euforia de conseguir un título que tanta gente pretendía, a mí me entró un poco de pánico de cara al año que viene.

TC: Es difícil conseguir algo tan gordo. Además somos una Muestra, no un Festival.

DP: Dos o tres Festivales grandes estaban detrás de ella, pero hubo un problema de post-producción y todo se retrasó. Y al final nuestros contactos decidieron a apoyarnos. Todo fue genial.

Para acabar, valorad el estado de la televisión de pago en España.

DP: Mejorando, pero con mucho camino por recorrer. Entre todos. Y hay voluntad, desde luego.

TC: Hay que ponerse más las pilas para ser más rápidos y eficientes. Pero lo que se nota en este sector es que hay mucho, mucho cariño por el contenido.

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