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De ‘Perdida’ a ‘Drama’, la ficción española ha empezado 2020 muy bien

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Imágenes de ‘Perdida’ y ‘Drama’. (Fuente: Atresmedia/RTVE)

Este primer mes y medio de 2020 está siendo un principio de año bastante notable para la ficción española. Las audiencias siguen siendo las que son, con El pueblo como la única que consigue pasar de los dos millones de espectadores (también en Telecinco, Vivir sin permiso los roza), pero han coincidido en el tiempo varias series con propuestas diferentes, algunas ciertamente atrevidas, que llegan tanto desde plataformas de streaming como desde estrenos en abierto.

Ahí, en la emisión lineal tradicional de Antena 3, encontramos Perdida, una propuesta que no ha acabado de conectar del todo con el público. Es una lástima porque la serie, que arranca como la historia de un padre obsesionado por encontrar a su hija desaparecida, enseguida se transforma en otra cosa. Su trama dual en Valencia y Bogotá cuenta hasta dónde va a llegar el personaje de Daniel Grao por averiguar qué ocurrió con su niña, sí, pero también añade a un personaje tan interesante como la abogada a la que interpreta Adriana Paz, alguien que ya ha comprometido sus principios y, sin embargo, está dispuesta a ayudar a ese español tozudo porque le ha picado la curiosidad.

Hay thriller, hay drama de personajes buscando sus límites, y ha resultado una de las revelaciones de este principio de año justo por contar algo que parecía muy trillado de una manera diferente y que asume riesgos, una característica que tiene en común con unas cuantas de sus compañeras de promoción.

‘El vecino’. (Fuente: Netflix)

Porque, en el lado de series que cuentan de manera distinta una historia que creíamos haber visto muchas veces, El vecino destaca sobremanera. Hay un superhéroe, pero se mueve en un barrio de clase trabajadora, con jóvenes con trabajos precarios que los fuerzan a compartir pisos viejos cuando están en la edad de independizarse solos. Ese retrato costumbrista, diríamos, de sus protagonistas es lo que le ha dado su personalidad a esta comedia que, aunque se estrenó el 31 de diciembre del año pasado, ha sido en enero de 2020 cuando realmente se ha visto.

Y que se vea en una plataforma de streaming como Netflix no es casualidad, porque está siendo en internet donde se están lanzando estas semanas algunas de las propuestas más interesantes en ficción nacional. Vergüenza, en realidad, también acaba emitiéndose en los canales lineales de Movistar+, pero es en su servicio de VOD donde, muy probablemente, tenga más espectadores. Y su tercera temporada es una entrega bastante más arriesgada que las anteriores, llevando a sus personajes a unos extremos de los que, sorprendentemente, la serie consigue salir airosa.

El tratamiento de la tercera temporada de SKAM España de una relación posesiva disfrazada de cariñosa e ideal también figura entre lo más notable de estas semanas por cómo pone el foco en lo complicado que es darse cuenta de que se está en una. Las relaciones sentimentales, aunque de otro tipo, son igualmente un tema que se explora en Drama, la comedia de Playz que aspira a eliminar tabúes en su relato de una joven que busca al chico del que se ha quedado embarazada. La naturalidad es una característica común a buena parte de estas series que nacen para internet, además de un esfuerzo por probar maneras de narrar que se salgan un poco de lo común.

La campaña promocional de ‘#Luimelia’ está siendo bastante atrevida. (Fuente: Vico Vang/Atresmedia)

Atresplayer, tanto bajo la marca Flooxer como en su opción Premium, ha estrenado dos series que se animan a jugar con la forma y con el fondo de las historias que cuentan, y con capítulos que no superan los quince minutos de duración. Gente hablando puede considerarse ya una ficción consolidada con una segunda temporada en la que sus conversaciones toman caminos imprevisibles, y que termina con un episodio con un experimento narrativo que acaba resultando muy efectivo al contar el principio y el final de un noviazgo.

La otra ficción recién llegada a esa plataforma, #Luimelia, puede llamar la atención por estar protagonizada por las versiones actuales de dos personajes de Amar es para siempre, pero lo que más destaca es cómo aprovecha al máximo las posibilidades que le ofrecen el formato corto y la libertad creativa dada a sus responsables. El atrevimiento de sus pósters promocionales se traslada también a la propia serie, que no se arruga ante la responsabilidad de ser la primera ficción protagonizada por una pareja LGTBI que produce una cadena de televisión en España, aunque sea para su servicio de VOD.

Estas siete ficciones han arrancado un 2020 que empieza a dejar buenas sensaciones en cuanto a la producción nacional (y falta por verse El último show que pinta a que va a sorprender desde Aragón TV). En primavera llegará la siguiente tanda de estrenos, pero éstos ya han dejado alto el listón.

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marina

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