Ana Belén interpretó a Fortunata en la serie. (Fuente: Televisión Española)
“Imagen de la vida es la novela”, dijo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española Benito Pérez Galdós, principal representante del realismo español e impulsor de la novela histórica que ahora funciona tan bien en las listas de ventas de libros. Y, quizás, si hubiese podido ver la adaptación que hizo Televisión Española en 1980 de su Fortunata y Jacinta también habría convenido que “imagen de la vida es la ficción televisiva” o, al menos, casos como este.
El camino hasta la pantalla de esta gran producción no fue fácil y, por problemas internos en la televisión pública, hubo que esperar desde que se aprobó el proyecto en 1976 hasta 1979 para empezar a rodar. Sin embargo, el resultado de lo creado por el director Mario Camus fue notable, aún visto con ojos de nuestro presente. Como es lógico, el paso del tiempo se hace notar en cualquier producción audiovisual, pero a diferencia de otras series clásicas de TVE que han envejecido peor, la de Camus sigue hoy muy vigente.
Capturando el realismo de Galdós
El director de películas como La colmena o Los santos inocentes supo captar en esta serie de televisión de diez episodios no solo el corazón de la obra de Galdós y sus personajes, buscando una gran fidelidad al relato, sino también los elementos clave en torno a los que se articulaba el realismo de la literatura del siglo XIX, trasladándolo al lenguaje audiovisual. Como en aquel movimiento, en la obra de Camus se aprecia la voluntad de ser un espejo objetivo de la realidad, que no juzga, o al menos no de forma evidente, pero sí muestra las luces y sombras de la sociedad para que el espectador las interprete.
La diferencia de clases de aquella España que, entre 1869 y 1876 pasaba del reinado de Amadeo I de España a la Primera República, encarnada en dos mujeres de distinta procedencia social como son la pudiente Jacinta (Maribel Martín) y la humilde Fortunata (Ana Belén), se sitúa como tema central de la serie, pero no como discurso. La pobreza, la vileza, la avaricia o los privilegios aparecen a través de la observación de la cotidianidad de las vidas de las dos muchachas y de sus familiares y vecinos de aquel Madrid castizo, que conforman un mapa de antihéroes de la época.
(Fuente: TVE)
La Fortunata y Jacinta de TVE mantiene también la verosimilitud que buscaba el realismo literario -Galdós no solo era conocido como un gran observador sino también como un minucioso documentalista- y utiliza un lenguaje audiovisual fiel a aquel movimiento: sobrio, claro y descriptivo, en favor de la narración de los acontecimientos y huyendo de las figuras retóricas que retuercen el mensaje y su lectura. Del mismo modo, Mario Camus aprovecha el formato televisivo para reproducir la estructura por capítulos de la obra de Galdós e, incluso, podemos decir que, como hicieron las publicaciones episódicas del realismo, la televisión -y TVE en particular- logró acercar la cultura a una clase social que hasta ese momento no había tenido tanto acceso a ella.
Una superproducción sin precedentes
El rodaje de Fortunata y Jacinta supuso un esfuerzo como ninguno otro antes para Televisión Española, que colaboró en esta aventura con la francesa Telefrance y la suiza Telvetia como coproductoras y, además, se vendió internacionalmente a más de una treintena de países. Hablamos de una producción de 160 millones de pesetas a finales de la década de los setenta, para llevar a cabo un colosal rodaje de siete meses y medio con un centenar de actores -entre los que destacan, además de las protagonistas, nombres como Paco Rabal, Manuel Alexandre, Mary Carrillo, Charo López o Fernando Fernán Gómez- y unas 3.500 personas de equipo técnico.
Pero el gran despliegue de la serie fue la construcción de 20.000 metros cuadrados de decorados, que todavía hoy lucen realistas, en los que se reprodujo la plaza de Pontejos, principal ubicación de la obra, y otras localizaciones de Madrid como las calles Cava de San Miguel y Toledo, o rincones de Las Vistillas, Chamberí, Lavapiés y San Antón. Además, se rodó en escenarios naturales de Madrid, Aranjuez, Toledo o Comillas, entre otros.
Todo ello para llevar a la pantalla una obra clave de la literatura española con un resultado impecable, cuyo visionado resulta un idóneo homenaje para Benito Pérez Galdós en el centenario de su fallecimiento.
‘Fortunata y Jacinta’ se reemite los jueves en La 2 y, además, está disponible en el servicio A la carta de RTVE.
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