El año pasado, la web Fanbyte publicaba un largo artículo que se preguntaba por qué la animación estadounidense para adultos parecía intercambiable, por qué todas las series parecían iguales. Con unas pocas notables excepciones, tipo BoJack Horseman o Undone, la web argumentaba que, mientras en la animación infantil/juvenil se estaban tomando riesgos temáticos y estilísticos, la orientada a adultos se había quedado atascada en el molde de Los Simpson y Padre de familia: comedias un poco burras con protagonistas tirando a idiotas, ambientadas en lugares deprimentes.
Netflix estrenó el fin de semana pasado uno de los últimos ejemplos de esta tendencia, Hoops. Su protagonista es el entrenador de un equipo muy malo de baloncesto de instituto, un tipo malhablado y que cree que si consigue mejorar al equipo, por los medios que sea, conseguirá salir del desastre que es su vida. La premisa, y hasta la animación, recuerda a otras series con protagonistas de una calaña similar, y un tono de humor en la misma línea, como Paradise PD, también en Netflix, o incluso Big Mouth, aunque esa haya encontrado un camino propio.
La sombra de la parrilla animada de FOX del domingo por la noche es muy alargada (allí está también Bob’s Burgers, otra que ha terminado evolucionando por otros sitios), y da la sensación de que las únicas series animadas que salen adelante son las que podrían haber sido comedias en acción real protagonizadas en el cine por Seth Rogen. Por cada F is for family encontramos cuatro o cinco herederas de Padre de familia, y se acaba creando la sensación de que un estreno reciente como Hoops, en realidad, ya lo hemos visto antes. Hasta quien pone voz a su protagonista es Jake Johnson.
En la crítica de Indiewire a la serie se apunta que su creador, Ben Hoffman, “apuesta con entusiasmo por repetir los mismos gags soeces una y otra vez, ejemplificando la creencia de que la crítica alargada de Stewie de la novela inexistente de Brian es el culmen de la comedia moderna”. Este subgénero de comedias animadas que creen que el humor adulto es hacer chistes con caballos muertos, sexo y violencia explícita sin ir un poco más allá, y hay títulos que han demostrado que se puede ir más allá. Big Mouth no es Tuca & Bertie, pero encontró la manera de que las inseguridades de sus adolescentes le confirieran su propia personalidad. Y ser un musical ya otorga a Central Park su hueco.
El artículo de Fanbyte apuntaba que, como esas comedias burras funcionan entre el público, es lo que más se produce, y también señalaba que ser miradas por encima del hombro permitía a las series infantiles probar cosas con las que la animación adulta no se atreve, a no ser que sea BoJack Horseman.
‘Hoops’ está disponible en Netflix.
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