Los países que suscribieron el Pacto de Varsovia bajo la órbita soviética, formaron lo que se llamó comúnmente como el Telón de Acero, con importantes barreras de todo tipo que separaban el Este del Oeste de Europa. El objetivo era impedir la libre circulación de personas y mercancías que pudieran “contaminar” la pureza de los ideales comunistas surgidos a partir de la revolución bolchevique de 1917 y que fueron reafirmados al final de la II Guerra Mundial con el reparto de Europa entre los vencedores.
Al iniciar mi vida laboral a principios de los años 80, tuve la oportunidad de trabajar en varios de estos países del telón de acero así como en Alemania, cerca de la frontera del Este (la antigua RDA) y vivir en primera persona los diferentes modelos televisivos y, en especial, los productos de ficción en forma de series de muchos de estos países.
Por esta razón, y a partir de la propuesta de los responsables de la revista, voy a rememorar mis experiencias televisivas de muchos años viajando por periodos prolongados en todos estos países antes de la caída del Muro de Berlín y la posterior disolución del Pacto de Varsovia en una etapa oscura y desconocida de la evolución de la televisión mundial.
La prehistoria televisiva (1945–1980)
La televisión en los países del telón de acero (República Democrática Alemana, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Albania) bajo el férreo control de la URSS, nació mas a partir de una inercia derivada de su presencia en los países occidentales, que por ser considerada una necesidad por los planificadores soviéticos.
La radio era el medio de comunicación preferido en esos países y de hecho la televisión ni era considerada en los fastuosos planes quinquenales que regían hasta el más nimio detalle de los aspectos económicos de esos países.
La razón era sencilla, los ideólogos soviéticos consideraban que la televisión era un medio creado por el decadente Occidente para aborregar y adormecer a las masas con programas de entretenimiento siendo una especie de caballo de Troya, para difundir sus ideas capitalistas por todo el mundo.
La programación duraba unas escasas cuatro o cinco horas diarias, constaba de informativos dirigidos a divulgar la ideología del partido comunista local de obediencia soviética que estaba en el poder y en mostrarnos todos los actos del jefe del partido y de los ministros en actos interminables.
Una parrilla televisiva de la época, empezaba a las 5 de la tarde, con dibujos animados para los niños, para enlazar con el informativo oficial que duraba entre una y dos horas, para seguir con programas de variedades folklóricas o de cantantes locales y acabar con algún partido de fútbol o alguna película autorizada del ámbito comunista.
Las películas extranjeras utilizaban el sistema del relator, que consiste en dejar el sonido original de fondo, y una sola persona va leyendo de forma monótona, el guión en la lengua del país, haciendo todos los personajes masculinos y femeninos, un doblaje del paleolítico, mas adelante inventaron el doblaje superpuesto con diferentes voces, como pueden comprobar en este primer video en ruso de una serie hiperconocida en nuestro país.
A principios de los años setenta, se hizo la primera concesión al ocio con la retransmisión sistemática de eventos deportivos. El objetivo era ensalzar los triunfos de los deportistas locales como resultado de las políticas realizadas, con los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, como el punto culminante de esa época televisiva y que marcó un punto de inflexión en la televisión de la región.
El mayor acontecimiento del año televisivo era el festival musical de Sopot que en 1977 se convirtió en Intervisión (La Eurovisión del Este), que permitía a los países una competición incruenta, que arrasaba en las audiencias de todos esos países y hacía de la canción ganadora un verdadero éxito en su área de influencia. Tuve la “suerte” de ver algún Intervisión y les puedo asegurar que, comparado con semejante engendro, el festival de la OTI era como la entrega de los Grammys.
La contaminación hertziana occidental
Un fenómeno importante en esa época mas oscurantista era la sintonización de las cadenas occidentales por los ciudadanos que vivían cerca de las fronteras del telón de acero y que se convirtieron en la principal fuente de información para las personas criticas con los regimenes pro soviéticos de la zona.
La policía hacia todo lo posible por impedirlo, bloquear las señales hertzianas, lo que provocaba problemas en recibir las propias, o registros en casas para ver si se veían o simplemente estaban sintonizadas esas cadenas.
Especialmente en la RDA el fenómeno era global ya que las cadenas alemanas occidentales se sintonizaban en casi todo el país, con excepción del profundo valle donde se encuentra Dresde, y al ser en el mismo idioma, eran las únicas cadenas que miraban la mayoría de los alemanes del Este.
No obstante los gobiernos pro soviéticos se empeñaban en poner puertas al campo, y cuando llegó la televisión en color, tomaron la decisión política de elegir en toda la región el sistema francés SECAM, porque era incompatible con el PAL alemán y de esta manera impedir que el color alemán occidental llegara a las casas orientales. El resultado fue que la gente lo siguió viendo en blanco y negro y pasando del color local, fenómeno que se reprodujo en menor medida en Checoslovaquia y Hungría, por su cercanía a las emisoras austriacas y alemanas.
En Albania y Yugoslavia se produjo un fenómeno similar pero con las televisiones italianas, haciendo que los locales desarrollaran una gran inventiva para realizar todo tipo de antenas caseras para captar las emisiones italianas, con el valor añadido, que mucha gente aprendió el italiano, al ver cada noche las emisiones de la RAI.
En Bulgaria dirigieron sus antenas hacia las emisoras griegas y turcas, pero básicamente para ver eventos deportivos, ya que las lenguas eran demasiado ininteligibles para poder entenderlas.
Por último, y como hermanos tontos de la comunidad, quedaron Rumania y la URSS, que al ser los más alejados de las fronteras del Telón de Acero no tenían otra alternativa que seguir con los programas oficiales sin ninguna opción de enterarse de la realidad del exterior.
La apertura televisiva (1980–1990)
La celebración de los Juegos Olímpicos de Moscú, junto con el aumento exponencial de la diferencia de calidad de las televisiones occidentales y orientales, hizo reaccionar a las autoridades soviéticas y empezaron a tomarse la televisión más en serio y a considerarla como una herramienta de entretenimiento y no únicamente de adoctrinamiento.
Los programas deportivos empezaron a tomar mas preponderancia, con la retransmisión de numerosos partidos de fútbol, baloncesto y hockey sobre hielo, los deportes principales de la URSS, y las televisiones empezaron a plantearse la producción de series y películas para la televisión de una manera regular aunque con unos costes muy reducidos y destinados exclusivamente al mercado local y en el caso de las superproducciones a los países vecinos.
El detonante de la modernización fue un culebrón brasileño La Esclava Isaura, un drama de época que fue la primera telenovela extranjera emitida en todos los países del ámbito soviético, empezando en 1984 por Hungría y Polonia, con shares del 81% de la población siguiendo las andanzas de la pobre Isaura, hasta llegar en olor de multitudes a Rusia en 1988, donde arrasó con todas las expectativas.
La locura por esta serie fue tal que en Albania algunos ministros con sus familias fueron a la sede de la televisión albanesa para ver el ultimo capitulo en un pase privado, antes que el resto de la población.
La serie me persiguió por todos esos países, teniendo como colofón su estreno en Rusia en el 1988, por lo que mis experiencias han estado influidas por esta serie que convirtió a su actriz Lucelia Santos en un autentico mito en esos países.
La influencia de esta serie en esos países es inimaginable, empezando por la cantidad de niñas que hay en Albania que se llaman Izaura y siguiendo por la adopción de palabras portuguesas como ‘fazenda’ en el lenguaje ruso, para definir una pequeña porción de tierra para cultivar que daban las autoridades rusas.
La segunda serie mas influyente fue la alemana Heimat del 1984, la historia de una saga de una familia alemana desde 1920 hasta el 1984, una descomunal epopeya televisiva de Edgar Reisz, de una calidad altísima y que ha sido alabada por gente como Stanley Kubrick o David Simon.
La emisión de Heimat me cogió en Alemania, trabajando en Fulda, cerca de la frontera de la RDA y con constantes viajes a Berlín Este y pude comprobar el fervor con el que seguían la serie a ambos lados del muro, unos legalmente y los otros como podían.
En la Alemania Occidental, su emisión era un acontecimiento familiar, que reunía a todo el mundo en torno al televisor para ver la evolución histórica de la familia Simon, todos con el corazón en un puño y emocionados de recordar esa Alemania rural que retrata la serie.
En cambio en Alemania Oriental, su emisión era un acontecimiento social, con toda la escalera de vecinos reunida alrededor del televisor donde se recibía mejor la señal y haciéndose relevos en la ventana para controlar si llegaba la policía o la Stasi y disolver la reunión.
Recuerdo haber visto los once episodios que constaba la serie, siempre en casas particulares, nueve en la parte occidental y dos en Berlín Este, aquí rodeado de cuarenta personas desconocidas, que se pasaban medio capitulo llorando.Una experiencia que no olvidaré en mi vida y que me hizo pensar en el poder que tiene la televisión en cambiar la vida de la gente e incluso un régimen político, como fue el caso de Alemania, al mostrar una vida diferente al otro lado del muro.
Las dos mejores series de la historia de la región fueron realizadas precisamente a finales de la década de los ochenta cuando los aires de libertad y de rebeliones sociales empezaban a ser imparables. La polaca Dekalog de Krzystof Kieslowski y la miniserie El Tiempo de los Gitanos del yugoslavo Emir Kusturica (estrenada en cine en una versión abreviada), de 1989, son dos autenticas joyas televisivas que merecen ser visionadas, por cualquier seriéfilo que se precie.
El desplome del sistema y la liberación televisiva (1990 — …)
La caída del muro tuvo un efecto catártico en la población pero desde el punto de vista de calidad televisiva, supuso un paso atrás de los logros conseguidos, con la entrada descontrolada de series americanas de medio pelo que hasta entonces estaban proscritas de la programación empezando por el infumable culebrón Santa Bárbara. De esta forma rellenaron todos los huecos de la programación, relegando completamente a las producciones locales.
La aparición de cadenas privadas y el aumento de la competencia ha convertido a la televisión de esos países en fenómenos comerciales, donde proliferan los formatos de concursos y realities que dominan en todo el mundo, alternando con retransmisiones deportivas y culebrones sudamericanos, herencia de mi amiga Isaura.
Curiosamente se produjeron muchos fenómenos locales por causas totalmente inexplicables, como ejemplo vamos a destacar la influencia de una serie canadiense tan casposa como olvidable llamada Tropical Heat (Calor Tropical) que en Serbia se convirtió en un autentico fenómeno de masas en la década de los 90. En esa época el embargo de las Naciones Unidas era más agudo contra Serbia y la juventud serbia eligió al protagonista de ficción de la serie Nick Slaughter como abanderado de la resistencia para derrotar al tirano Slobodan Milosevic.
La locura fue tal, que es raro que un pueblo serbio no tenga un bar o una taberna llamada Tropical Heat, pero lo mas divertido fue cuando el actor principal, Rob Stewart, descubrió por casualidad su fama en Serbia a través de las redes sociales en 2007. Como su carrera no es que estuviera en un momento álgido, decidió organizar un viaje a Serbia para conocer el fenómeno e incluso grabar un documental. Su visita atrajo a muchísima gente e hizo innumerables apariciones públicas, ante la perplejidad del propio actor que alucinaba ante su popularidad en un lugar tan remoto.
Otro ejemplo contrario fue en Rusia, cuando en 1996 el entonces presidente, Boris Yeltsin, se presentaba a unas elecciones de pronóstico incierto y se puso muy nervioso cuando las previsiones del tiempo para el día de las votaciones eran magníficas, lo que presagiaba una huida masiva de la gente a las dachas (sus casas de campo) pasando de cumplir su deber cívico en la joven democracia. Yeltsin tuvo la brillante idea de utilizar la televisión para evitar el éxodo masivo: se aprovechó de que el programa mas famoso era un culebrón brasileño Tropikanka, que reunía a más de 25 millones de espectadores en la televisión estatal rusa, y programó un triple episodio de la serie para el día de las elecciones… consiguiendo así clavar al electorado en sus casas, ya que la mayoría no tenía televisión en sus dachas. De esta forma, aseguraba el voto de las clases urbanas en su lucha contra las rurales del Partido Comunista de Guennady Zyuganov. La estrategia surgió efecto, la participación fue elevada y Yeltsin ganó las elecciones en parte por el denominado efecto Tropikanka.
En cuanto a las series, en los últimos años, e influenciados por las series de calidad americanas y británicas, la tendencia está cambiando y ayudados por las nuevas tecnologías digitales, casi todos estos países están produciendo series que atienden más a sus peculiaridades sociales e históricas y que empiezan a conseguir grandes audiencias en sus países.
Por ello, a continuación vamos a explicar las características de cada país antes y después del telón, aderezado con algunas anécdotas personales (a excepción de la RDA, engullida por Alemania, con la que hemos definido la situación con Heimat):
ALBANIA: ¿Conoce usted a Natalia Estrada?
Albania ha sido hasta hace poco uno de los países mas herméticos del mundo por eso nunca olvidaré mi primera llegada en coche a una frontera ignota entre Macedonia y Albania, y en el momento de hacer los tramites aduaneros, el funcionario de turno ve mi pasaporte español, se le ilumina la cara y me pregunta si conocía a Natalia Estrada.
Recuperado de la sorpresa entablamos una amable conversación en italiano, que en apenas veinte minutos me dio más información sobre la vida albanesa que todo lo que había leído antes. La razón es clara, durante los oscuros tiempos de la dictadura de Enver Hoxha, la sintonización de las emisoras italianas era el único atisbo de libertad que tenían los albaneses y sobre todo les mostraba que existía un mundo diferente al que se empeñaban en venderles como único.
Eso si lleno de personajes como maggioratas, cabareteras y comicastros italianos, entre las que destacaba la asturiana Natalia Estrada, un verdadero ídolo en Albania.
La televisión albanesa tenía escasos medios, pero aún así consiguió una mas que aceptable miniserie en la adaptación de la gran novela del premio Nóbel albanés Ismail Kadaré, Gjenerali i ushtrise së vdekur (El General del Ejercito Muerto) un maravilloso relato sobre un general italiano que va a Albania a repatriar cuerpos de italianos muertos en la II Guerra Mundial. La miniserie es espartana a más no poder pero la fuerza del relato es muy poderosa y podrán saciar su curiosidad albanesa con la misma.
La televisión albanesa actual es pura basura con muy poca producción original, donde solo podemos destacar la miniserie de 2012 de 10 capítulos de 30 min. Në Kërkim të Kjut (En busca de un extraño). La serie versa sobre la historia del descubrimiento de un cadáver enterrado en secreto en la cárcel de Tirana que al exhumarlo, se descubre que fue asesinado, y narra su posterior investigación. En el siguiente video, el making-off de una serie bastante digna, ideal para deslumbrar al albano-kosovar del barrio.
BULGARIA: Corrupción en Sofía.
Mis recuerdos televisivos búlgaros, vienen asociados por la corrupción rampante de la época comunista, que veían a cualquier extranjero como una bolsa con dinero andante, por ello cuando iba a Sofía, iba preparado para cualquier cosa.
En una visita del año 1985 me alojé en uno de los hoteles considerados de ‘lujo’ donde debían hospedarse los extranjeros y al subir a la habitación, llaman a la puerta y me aparece un personaje, que me ofrece alquilarme cintas de contrabando con los primeros capítulos de Corrupción en Miami.
La serie aún no se había estrenado en España, y por 2 dólares, me prestaban diez cintas para 48 horas. Después de comprobar que funcionaban en el reproductor de la habitación, las alquilé y las pude ver algún año antes que su estreno por nuestros lares por lo que además de conocer a los colegas Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, me ahorré los maratones de danzas búlgaras que atiborraban la televisión local de la época.
En el año 1990, produjeron su mejor serie de la época comunista Pod Igoto (Bajo el Yugo), una miniserie de 9 cap de 60 minutos, basada en la famosa novela de Ivan Vazov, que narra la vida de una comunidad rural búlgara en 1876 que vive bajo el imperio otomano y sus esfuerzos para rebelarse contra ellos con resultados trágicos; para hacerse una idea de la misma aquí tienen el primero episodio, en búlgaro por supuesto
En la actualidad Bulgaria, es de los países mas activos tanto en albergar producciones extranjeras como en producción propia, y su mejor exponente es la serie Pod Prikritie, que se puede traducir por Encubierto, la historia de un policía infiltrado en la mafia búlgara con todos los elementos de este tipo de series como pueden ver en el trailer de una serie que se está emitiendo en Latinoamérica y bastante digna por los pocos episodios que he podido ver.
RUMANÍA: Ver la televisión a la luz de las velas
Rumania era uno de los países del Este donde la vida era mas dura, gracias a un personaje como el Conducator Nicolae Ceaucescu, que dirigía el país como su cortijo. Allí he vivido muchas situaciones kafkianas, con continuos apagones y cortes de corriente que duraban horas sobre todo fuera de Bucarest, en este sentido recuerdo un hotel de Sibiu, que cuando tenían apagones, conectaban el generador, que daba uso únicamente a los ascensores y a los televisores de las habitaciones.
Al bajar a preguntar sobre la situación, me dijeron que eran órdenes de la superioridad y que los televisores debían ser los primeros en conectarse para que los huéspedes estuvieran informados, y que la luz era secundaria, y me dio un arsenal de velas para poder circular por el resto de la habitación.
La televisión era infumable, ya que básicamente era un Gran Hermano sobre Ceaucescu y su familia, de la que nos enseñaban todo excepto ir al baño. En un extraño momento de apertura en 1981, la televisión nacional produjo su mejor serie de siempre Lumini si Umbre (Luces y sombras), que narra las historias de una saga de una familia de Transilvania al final y después de la Segunda Guerra Mundial.
Diseñada para 52 episodios, se filmaron 36 y se emitieron 32 por recortes obligados por la brutal censura local que pegó tijeretazos en la historia original en todos aquellos puntos que no consideraron lo suficientemente patrióticos y aún así se les colaron mucho goles, la serie ha sido remasterizada y se ha vuelto a emitir recientemente en Rumania en olor de multitudes como pude comprobar en un reciente viaje, aquí pueden ver los títulos de crédito.
En los últimos tiempos la serie que ha arrasado en las audiencias rumanas ha sido un culebrón de época, bastante dignamente realizado llamada Aniela, sobre las andanzas de una chica que en el siglo XIX queda arruinada por la muerte de su padre y es expulsada de las esferas de la alta sociedad donde se movía, para tener que buscarse la vida desde abajo en las calles.
YUGOSLAVIA: ¿Prefiere la RAI o la ZDF?
Yugoslavia era con diferencia el país mas liberal de toda la zona y a partir de los años 70 se abrió claramente al turismo, en especial debido a la excepcional belleza de la costa dálmata. Fue el primer país que visité de la región de vacaciones en coche en 1975 y aunque luego he vuelto varias veces y he visitado todos los países resultantes de la escisión, mis recuerdos siempre me retrotraen a ese primer viaje de baratillo que realice por la zona.
La forma de alojamiento mas barata eran las habitaciones en casas particulares, por eso al llegar a la isla de Rab, los lugareños nos asaltaban a la salida del ferry para que fuéramos a dormir a su casa. Después de ponernos más o menos de acuerdo con uno de ellos en el idioma que podíamos, al llegar comprobamos que el salón de la casa tenía una tele pedestre y el propietario nos preguntaba si queríamos ver la RAI italiana o la alemana ZDF; como no hablaba todavía alemán, siempre elegíamos la RAI.
En ese momento el señor se subía al tejado y empezaba a enfocar la antena en la dirección elegida parar tener a sus huéspedes contentos, excepto cuando había deporte que entonces nos pedía verlo, y lógicamente el pobre volvía a subir al tejado para volver a cambiar la orientación, en un precedente del mando a distancia un tanto rupestre
Yugoslavia siempre tendrá un lugar preferente en la historia de la televisión, por la miniserie que produjo y realizó el insigne Emir Kusturica para la televisión de Sarajevo que en nuestro país se llamó Dom za vesanje (El Tiempo de los Gitanos), la mejor ficción jamás realizado sobre la etnia gitana. La fama le llegó por su versión cinematográfica abreviada de 14o minutos, que ganó la Palma al mejor director en el Festival de Cannes, pero en DVD y en la red se puede encontrar la versión integra televisiva de 300 minutos en 5 episodios de 60 min.
La serie es mágica en todos los sentidos y describe el viaje de un joven gitano con ciertos poderes de la juventud a la madurez y nos transporta a un mundo desconocido y subyugante. La serie, de visión obligatoria, está filmada principalmente en romaní, pero con partes en serbio y en italiano, y les dejo una muestra con este trailer en ingles
La fragmentación yugoslava, ha creado siete países con siete estructuras diferentes, pero como muestra de la era post comunista, hemos elegido una comedia que es la que mejor refleja esta realidad, la serbia Složna braća. La comedia trata en clave de humor la vida en un bar de un enclave de las Naciones Unidas después de la guerra de Bosnia y que no ha sido reclamado por ninguna de las tres facciones, serbia, croata y bosnia, por lo que el lugar se convierte en un cruce de contrabandistas y espías, una especie de Allo, Allo a la balcánica, donde por lo que he visto todos se ríen de todos.
La serie es bastante cutre de producción, pero la valentía de tratar un tema tan delicado con las heridas de una guerra civil todavía abiertas en clave de humor, le hace ganar su puesto representativo por la extinta Yugoslavia
HUNGRÍA: El inicio de mi maldición televisiva
Una de las sorpresas que me llevé en mi primera incursión por Hungría en 1985 fue ver como el país se paralizaba cuando emitían la telenovela brasileña La Esclava Isaura, que además había sido la primera telenovela emitida por la naciente TV3 catalana a inicios de 1984 y que no era nada del otro mundo.
Recuerdo la cara de mis interlocutores laborales, al conocer que yo había visto La Esclava Isaura y me aseteaban a todo tipo de preguntas, invitándome a sus casas a compartir sus veladas y compartir sus sueños de un mundo mejor, aunque fuera en un hacienda brasileña del siglo XIX. En este caso la serie estaba bien doblada al húngaro, por lo que mi distracción provenía de ver las caras de mis anfitriones, al ir revisando las desdichas de la pobre esclava.
Los húngaros están encantados con los culebrones, por lo que no es de extrañar que la serie mas famosa de esa época fuera Szomszédok (Vecinos), que empezó en 1987 y durante doce años desveló las historias de un pequeño barrio socialista, compuesto por bloques de grandes apartamientos a las afueras de Budapest. La serie es una especie de Cuéntame a la húngara, y nos muestra los últimos años de comunismo, la transición y los primeros años del libre mercado, como nos muestra el video.
En la actualidad la serie más conocida es Tüzvonalban (En la línea de fuego), la arquetípica historia de policías y mafiosos, enclavada en uno de los barrios más peligrosos de Budapest, pero que es una buena introducción para conocer la sociedad húngara. Aquí tienen los títulos de crédito, bastante decentes por cierto.
URSS: El dominio de la farmacéutica Cano
La URSS era el país mas problemático, junto con Albania, para permitir la entrada de occidentales en sus fronteras, por eso en la primera ocasión que estuve a finales de la década de los ochenta, pude comprobar que mi maldición de la esclava Isaura me seguía persiguiendo.
Pero en este caso la anécdota con referencia al país es mas reciente y se produjo a finales del siglo XX, con la URSS ya desmembrada y fue el descubrimiento de la inmensa fama que tenía Farmacia de Guardia en Rusia, Ucrania y Bielorrusia, que visité en un mismo viaje. La programaban en horario estelar y era seguida de forma fervorosa por los jóvenes que veían en ese barrio de Madrid, una realidad mas cercana que la de las series americanas, ni que decir tiene que en los hoteles, los recepcionistas asociaban mi pasaporte con la serie, además de con los habituales clubs futbolísticos.
Las series en la URSS estuvieron proscritas hasta casi 1990, a excepción de algunas miniseries basadas en clásicos soviéticos y encaminadas a ensalzar los valores de la Godina (patria en ruso), pero de una calidad altísima, realizadas por alguno de sus prestigiosos directores de cine, por encargo directo del Partido Comunista. El ejemplo mas claro es la miniserie Voyna i mir (Guerra y Paz), una miniserie en cuatro episodios de siete horas totales de duración, dirigida por Sergei Bondarchuk, y que surgió como una respuesta soviética a la afrenta que consideraron la versión americana de su clásico dirigida por King Vidor en 1959.
Los soviéticos no repararon en gastos y produjeron la miniserie/película mas cara de la historia, que arrasó en todos los certámenes, siendo la primera película soviética en conseguir el Oscar a la mejor película extranjera en 1969. Un ejemplo de los medios utilizados, lo tienen en esta escena del vals:
La serie más remarcable de la televisión rusa moderna ha sido Brigada, una historia muy violenta, sobre el recorrido de un grupo de cuatro amigos que se convierten en una banda criminal y su ascenso hasta convertirse en la banda más poderosa de Moscú, en una especie de Sopranos a la moscovita. El inicio de la serie lo pueden ver en el siguiente video:
POLONIA: Koniec, la palabra polaca de mi infancia
En la televisión única de los años 60, los niños españoles, teníamos dos tipos de dibujos animados, los americanos que eran indudablemente nuestros preferidos, con todas las creaciones de Disney, Hanna-Barbera o Warner Brothers, pero a veces nos intercalaban producciones polacas y checas, que tengo que reconocer que me gustaban muy poco, sobre todo por su diseño espartano y low cost en todos los sentidos, con una excepción Lolek y Bolek.
Lolek y Bolek eran dos hermanos a los que les pasaban todo tipo de aventuras divertidas y algo tontorronas y al ser sin diálogos, les permitieron ser exportados a todo el mundo, incluida España, donde se hicieron bastante famosos, popularizando la serie a extremos insospechados en aquella época, sobre todo con la palabra Koniec que era el equivalente del The End en polaco
Polonia siempre fue uno de los países mas rebeldes con el yugo soviético y culturalmente fueron muy inquietos en todos los sentidos, y la culminación la tuvimos en 1989 con Dekalog, la obra maestra de Krzysztof Kieslowski, uno de los mejores directores polacos de todos los tiempos con joyas como La doble vida de Verónica o su trilogía de colores con las películas Azul, Blanco y Rojo.
Dekalog son diez episodios independientes de una hora de duración, inspirados en los Diez Mandamientos, la obra es sorprendente y apabullante para cualquier apasionado a la televisión, aunque no es una serie convencional desde el punto de vista narrativo, pero la belleza de sus imágenes y de las ideas plasmadas, es increíble. Estoy seguro que en ediciones posteriores de esta revista, veremos algún análisis en profundidad de la serie, por gente mas brillante que un servidor en ese sentido, pero aquí les dejo con un trailer de un episodio para abrir boca
En la época reciente, el mejor exponente en una magnifica serie sobre un grupo de saboteadores de la resistencia durante la II Guerra Mundial llamada Czas Honoru (Days of honor), que empezó a emitirse en 2008 y que lleva seis temporadas con historias y periodos diferentes cada temporada, habiendo finalizado la emisión de la última hace apenas dos meses en Polonia. Una serie esplendida y de una factura excelente como pueden comprobar en este video
CHECOSLOVAQUIA: Un deporte que no es el fútbol paraliza un país
Mis recuerdos televisivos checoslovacos vienen de mi primera estancia en Febrero de 1984, que coincidió con la celebración de los JJOO de Sarajevo. El hockey sobre hielo es un deporte apenas practicado en nuestro país pero en países como Checoslovaquia, desbanca incluso al fútbol en popularidad, por eso cuando en Sarajevo, se enfrentaron contra la URSS, en un partido decisivo de la liguilla final con el ganador siendo la mas que probable medalla de oro, todo el país entró en trance.
Estaba en Telc, un precioso pueblo al Sur de la actual Chequia, y la locura era tal, que las autoridades montaron una especie de pantalla gigante de tela en el centro de la preciosa plaza mayor del pueblo, y con un artefacto casero difundían la imagen televisiva sobre la tela.
Absolutamente todo el pueblo y yo como único extranjero, se congregó en la plaza para ver el partido, con un frio de lo lindo, en una especie de catarsis colectiva donde la excelente cerveza checa corría a raudales, y todo el mundo disfrutó de lo lindo a pesar de perder 2–0 con la odiada URSS, pero les garantizó la medalla de plata.
La serie mas importante de la televisión checoslovaca, fue indudablemente Arabela, una serie de realismo mágico clara precursora de series como Once upon a time, y realizada con mucha mas inteligencia y brillantez que medios.
La serie aunque iba dirigida en principio a los niños, obtuvo mucho mas éxito entre el publico adulto que quedaba subyugado ante la historia fantástica que nos contaba ambientada a medio camino, entre el mundo real y el de los cuentos de hadas, que muchos han copiado, pero casi nadie ha reconocido
De la época reciente, sin ninguna duda, tenemos que destacar a Hořící keř (Burning Bush en su traducción inglesa), un relato impactante que narra la historia real de Jiri Palach, un estudiante checo que se inmola frente a las tropas soviéticas en la ocupación de Praga en el año 1969 y de la lucha posterior de su abogada Dagmar Buresova, en un juicio contra los ocupantes soviéticos.
Serie producida por la rama europea de la cadena HBO, y realizada por la prestigiosa realizadora polaca Agnieszka Holland que saltó a la fama por su gran película Europa, Europa del año 1991. y que en el campo televisivo ha dirigido el episodio piloto y el final de Tréme. El trailer nos muestra la calidad de esta miniserie de tres capítulos de 2013.
Con esta miniserie muy recomendable, finalizamos nuestro viaje televisivo por los países del antiguo telón de acero y donde hemos intentado explicar desde mi perspectiva totalmente personal y subjetiva la evolución televisiva que tuve la oportunidad de comprobar desde mis propias experiencias y anécdotas., de una región que está fuera de la inmensa mayoría de los radares televisivos.
Espero que les haya resultado interesante esta primera colaboración en este proyecto apasionante que es la Revista Fuera de Series. Si consigo que curioseen y les guste una sola de las series que he mencionado en el artículo, me daré por ampliamente satisfecho.