El pasado viernes nos despertaba una noticia que ha conmocionado al mundo entero: durante la producción del western Rust, la directora de fotografía Halyna Hutchins moría a consecuencia de un disparo en medio de la grabación de una escena con Alec Baldwin. La noticia dio la vuelta al mundo entero y ha puesto en pie de guerra a todos los trabajadores del audiovisual, que han recordado la necesidad de unos estándares de seguridad que aseguren la integridad física y moral de los mismos durante el trabajo. Después de este mediático incidente, se han avivado los debates en Hollywood en torno a la sustitución de las armas con capacidad de fuego real por réplicas no funcionales.
La muerte de Hutchins se producía como consecuencia de la presencia de munición real dentro de un cargador que no es que debiera tener cargas de fogueo, es que debería haber estado descargada. En Estados Unidos es muy común que se utilicen armas reales con munición de fogueo, primero, para conseguir un efecto mayor de verosimilitud en pantalla, segundo, porque la facilidad de acceso a armas reales en el país permite un ahorro de costos. El calibre de ambos tipos de munición es igual, lo que puede llevar a producirse accidentes como este. Lejos de un verdadero movimiento por parte de estudios y productoras, son los responsables de producciones televisivas los que han manifestado su decisión de pasarse a las armas de atrezzo para evitar eventos trágicos como el ocurrido con Rust.
Una de las primeras personalidades en posicionarse ha sido el creador de The Rookie. El showrunner de la serie protagonizada por Nathan Fillion, Alexi Hawley, compartió con la producción un comunicado interno que él describió como «un proceso emocional». En ella, Hawley informaba de que «en The Rookie será obligatorio que todos los disparos en el set sean hechos con armas de Air Soft con los flashes hechos en postproducción. No habrá más armas reales en el programa. La seguridad de nuestro elenco y nuestro equipo es muy importante. Cualquier mínimo riesgo es demasiado riesgo».
Otros creadores también se han unido a esta decisión editorial ante la falta de una regulación específica, que ahora está sobre la mesa de acalorados debates en la industria. Eric Kripke, showrunner de la exitosa The Boys, fue uno de los primeros creativos en compartir públicamente su consternación por lo ocurrido con Hutchins, tragedia a la que calificó como su «peor pesadilla» y comunicó que nunca más habrá en una producción suya armas con cartuchos de fogueo. «Usaremos flashes de cañón con VFX. ¿Quién está conmigo?», concluyó en un claro llamamiento a sus compañeros de industria.
Otro colega que está de acuerdo es Craig Zobel, director de Mare of Easttown, quien reveló que todos los disparos en la popular serie de HBO fueron hechos con postproducción digital. «No hay necesidad de tener armas cargadas con cartuchos de fogueo en el set. Debería estar completamente prohibido. Existen los ordenadores ahora», compartió el realizador en Twitter.
La realidad es que, a pesar del avivado debate que existe en la esfera pública ahora mismo, los estudios consideran que las políticas de seguridad en torno a las armas en rodaje son suficientes, por lo que no planean hacer ningún cambio. En el caso de Rust, testigos dentro de la producción hablaban de toda una cadena de errores y precariedad cuyos orígenes se pueden remontar a los recortes de presupuesto en tareas clave como la relativa con la seguridad de las armas, con la contratación de una maestra armera inexperta e imprudente y con la negligencia de los asistentes del equipo de dirección para comprobar las pistolas. En España, por ley, las armas utilizadas en un rodaje tienen que estar inutilizadas o de fogueo con un calibre específico diferente al real, para evitar tragedias como las ocurridas con Halyna Hutchins.
