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‘Manhattan’, el drama olvidado sobre la creación de la bomba atómica

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Los protagonistas principales de ‘Manhattan’.

En el verano de 2014, la cadena WGN America estrenaba la que esperaba que tenía que ser la serie que la pusiera en el radar de los críticos. Creada por Sam Shaw, guionista de Masters of sex, Manhattan era un drama ambientado en las instalaciones militares secretas de Los Álamos, en 1943, donde varios grupos de científicos trabajaban contrarreloj para desarrollar la bomba atómica antes que la Alemania nazi.

El director del Proyecto Manhattan, Robert Oppenheimer, había conseguido reunir a algunas de las mentes más brillantes de todo Estados Unidos, y de parte de Europa, y el ejército las había dividido en diferentes equipos que intentaban distintos enfoques para crear ese arma definitiva, que se veía como la manera de acabar con la guerra de una vez por todas. La serie se centraba en uno de esos grupos, liderado por un físico considerado un genio, pero del que también se pensaba que era demasiado terco y con una personalidad demasiado huraña como para que pudiera tener éxito.

A su equipo se une un joven científico que llega muy recomendado, y para el que el proyecto puede ser el trampolín hacia grandes cosas. Se instala en Los Álamos con su esposa, y los dos empiezan a notar enseguida la presión del trabajo, de los secretos que los trabajadores de la base tienen que guardar, la paranoia de los militares buscando constantemente espías soviéticos y el aburrimiento de la vida cotidiana de las mujeres, que no pueden dedicarse a nada más que a cuidar de su casa.

Manhattan iba entrelazando las historias de todos esos personajes, utilizando al principio la incipiente rivalidad entre Frank Winter, el genio consolidado, y con mala reputación en la base, y Charlie Isaacs, la mente prometedora y deseosa de probar que merece estar ahí. La dinámica entre el grupo de físicos que se devana los sesos buscando la manera de lograr una reacción nuclear estable oscila entre la camaradería, la frustración cuando su jefe no quiere compartir datos con ellos y la tensión cada vez que la policía militar los investiga.

Y, por otro lado, se va desarrollando el lado doméstico con las esposas de Frank y Charlie. La primera es una botánica de primer orden que, ante la imposibilidad de ejercer como tal en Los Álamos, se dedica a estudiar las mutaciones que la radiación de las pruebas nucleares provoca en las flores, y la segunda es una joven ama de casa que se aburre mortalmente, y que acaba trabajando como telefonista de la base, lo que le da acceso a conversaciones que no debería estar escuchando.

Este segundo personaje es el que interpreta Rachel Brosnahan, flamante Globo de Oro a la mejor actriz de serie de comedia por The marvelous Mrs. Maisel, y que entonces ya era más conocida gracias a un papel secundario en House of cards. A través de ella y de la mujer de Frank, a la que daba vida Olivia Williams, los espectadores se hacían una mejor idea de lo leoninas y paranoicas que eran las condiciones de trabajo de los científicos. No podían compartir información de ningún tipo con sus familias, y éstas se sabían vigiladas a todas horas por una policía militar obsesionada con encontrar traidores, espías y posibles fugas de información. Y que miraba con especial recelo a los judíos y a los científicos de origen asiático.

Los científicos del grupo de Frank Winter.

Manhattan fue un drama que se pudo hacer gracias al Peak TV y a que WGN quería producir series para ganar visibilidad entre sus competidores del cable básico. La cadena quería que fuera su Mad Men, pero la serie tardaba un poco en arrancar y en construir el clima de desconfianza y paranoia en el que se movían todos los personajes. Su estreno en julio no ayudó a que consiguiera el suficiente apoyo entre los críticos y, además, la dejaba fuera del periodo de elegibilidad de los Emmy de ese año, por lo que todavía lo tenía más complicado a la hora conseguir nominaciones. Y la serie que la había precedido en WGN era una de brujas, Salem, que nadie se había tomado demasiado en serio.

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Tuvo, al final, dos temporadas, pero nunca logró superar la maldición del Peak TV: existía porque todo el mundo quería tener sus propias series, pero eso mismo la condenaba a perderse en el océano de propuestas semejantes del cable básico y las plataformas de streaming. WGN acabaría optando por abandonar la producción de ficción (pese a conseguir un notable éxito crítico con Underground) y Manhattan quedó como uno de tantos dramas de época que quiso contar un tema poco visto en la televisión estadounidense.

La serie está completa en el servicio VOD de Movistar+ hasta el próximo 18 de febrero, por si algún fan de The marvelous Mrs. Maisel tiene curiosidad por seguir viendo a Rachel Brosnahan más allá de la comedia. Es una serie que se va cocinando a fuego lento.

marina

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