Alfonso Cubillos o Lester Nygaard, ¿quién es más pringado? (Fuente: Antena 3)
Respuesta corta a la pregunta del titular: muchísimo. Entonces, ¿estamos ante una (mala) copia? No exactamente. Si en muchas otras series españolas podemos atisbar referentes internacionales, en el caso de Matadero la evidencia salta a la vista. Puede que al espectador medio se le escape, pero cualquiera que haya visto Fargo se dará rápidamente cuenta de que la serie de Antena 3 es, digámoslo así, la respuesta española.
La historia, el humor, los personajes -desde ese pobre hombre de Pepe Viyuela a lo Martin Freeman, hasta los matones, pasando por la maruja de pueblo que aspira a una vida mejor-, la sucesión de enredos e incluso los planos de las carreteras alejadas de la civilización son puro Fargo, cambiando, eso sí, el frío de Dakota del Norte por el calor de los campos castellanos.
Sin embargo, es una comparación que se trató de evitar en las primeras fases de comunicación del producto -en el rodaje, por ejemplo, se negaba que hubiese tanta similitud-, pero que se hizo incuestionable desde que se preestrenó ante la prensa el primer episodio en el MiM Series, allá por diciembre de 2017. Aquello no era una mala Fargo, pero era Fargo en esencia.
Una mujer subestimada que no se detendrá hasta resolver el caso, ¿les suena? (Fuente: Antena 3)
Entonces se confirmó que, efectivamente, Matadero había nacido como todos imaginamos: “En una reunión de La catedral del mar le hice un pequeño input de idea a Sonia Martínez [directora de ficción de Atresmedia]. ‘Oye, por qué no hacemos una especie de… Hacemos un Fargo que no sea Fargo’. Fargo no lo vamos a nombrar nunca, eso dijimos desde el primer día… Y Sonia dijo: ¿A que no hay huevos?”, explicaba Jordi Frades, director de la serie, en la presentación del FesTVal.
El objetivo de Matadero es conquistar a esos espectadores que no han visto Fargo, y se encontrarán un thiller cómico solvente, o convencer a quienes sí lo han visto de que, a pesar de todo, merece ver esta revisión cañí del producto americano. La intención de Frades era “homenajear al cine español de toda una época, que tiene una iconografía, una manera de hacer y unos personajes que han estado un poco olvidados” y más allá de querer reflejarse en las series americanas buscaba “llevarlo a lo español”. La canción de Julio Iglesias con la que abre la serie es una clara muestra de esa pretensión.
Desde luego, lo idiosincrático juega un papel fundamental en Matadero para cambiar la paleta de colores blancos y azules que asociamos a Fargo: “Hay tantos thrillers como gamas de colores y este lo veo en rojo y negro. Rojo porque es muy ibérico, un color que se asocia a la camiseta, y negro por el tono que tiene, que creo que eso es lo que sorprende de esta serie”, exponía Martínez.
Las cartas están sobre la mesa y ahora es turno de que el espectador decida si quiere jugar. Al cinquillo, no al póker.
Crítica: ‘Matadero’ es una apuesta diferente con margen de mejora
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