Las Canarias sirvieron de escenario para la primera temporada de ‘The Witcher’. (Fuente: Netflix)
Menudo placer, periodístico y seriéfilo, debe de provocar el pasearse por las localizaciones que han acogido producciones de lo más espectacular. Especialmente si beben de lo histórico, lo fantástico o lo medieval: gentrificar callejuelas protagonistas de mandobles y trovos es uno de los grandes placeres del primer mundo. Qué inocente sería pensar que Gerona y Almería no serán, a partir de ahora, también Braavos y Dorne.
Algo parecido a esa resignificación de lo urbano puede ocurrir, con un aire más rural, en los cuadernos de viaje de los fans de The Witcher, la adaptación de las famosas novelas de Andrzej Sapkowski creada por Lauren Schmidt Hissrich para Netflix. La serie, que aún sigue dando vueltas en contadas conversaciones (como Watchlist, la novísima tertulia de Álvaro Onieva, Marina Such y Valentina Morillo), rodó muchos de sus exteriores en las Islas Canarias, aprovechando los paisajes de Gran Canaria, La Gomera, La Palma y Tenerife.
De los ocho episodios que componen la temporada, solo el primero y el tercero no contienen alguna escena grabada en la zona. En el resto, podemos encontrar lugares como el Barranco de Fataga, las cuevas de Acusa Seca, el Monumento Natural del Roque Nublo o las dunas de Maspalomas, convenientemente maquillados para encajar en los mapas del continente innominado en el que se ambientan las hazañas de Geralt de Rivia.
Bosques, playas y dragones
El bosque encantado en el que se oculta Ciri se rodó en Los Tilos. (Fuente: Netflix)
El bosque encantado en el que Ciri, la joven princesa, y su compañero de huida se adentran (y que luego abandonan bajo engaño de uno de los mercenarios de Nilfgaard, el imperio invasor) es, en realidad, una mezcla de imágenes tomadas en distintos puntos de las islas, como La Zarza (Tenerife), El Cedro (La Gomera), La Galga (La Palma) o el locus amoenus de Los Tilos, con su bucólica cascada.
La caza del dragón del sexto episodio también se grabó en Canarias. (Fuente: Netflix)
Las montañas de Caingorn, en las que tiene lugar la partida de caza del sexto episodio, corresponden a los parajes de Cumbrecita, Llano del Jable y el Roque de los Muchachos, el punto más alto de la isla de La Palma. La guarida donde se oculta el supuesto dragón, en cuya búsqueda coinciden por casualidad Geralt y Yennefer y que da lugar a uno de los momentos más iluminados y emotivos de la trama, corresponde a la zona de Juan Adalid, también en La Palma.
Anya Chalotra rodó su escena favorita en una de las playas canarias. (Fuente: Netflix)
Otra de las localizaciones canarias de The Witcher es la playa de Gors Velen. En esa costa atracan, en el último episodio, los pocos magos dispuestos a jugarse el cuello en la defensa del último territorio que puede frenar a las tropas nilfgaardianas. Aquello se rodó en la playa de Guayedra, muy cerca del pueblo y puerto de Agaete, en la provincia de Gran Canaria. Al paraje, nudista y con vistas al Teide, llegó Yennefer como una de esas magas en primera línea de fuego. Anya Chalotra, la actriz que le da vida, comentaba que en una de las playas canarias, precisamente, rodó su escena favorita de toda la temporada.
“Estaba yo sola, rodeada de un equipo con el que ya tengo confianza y al que adoro. Estábamos juntos y riendo, pero teníamos que darnos mucha prisa porque el sol se ponía. Fue mágico”, asegura la británica. Para ella, una de las mejores cosas de The Witcher son sus localizaciones. Lejos del tan peligroso abuso del CGI, los escenarios que aparecen en los ocho episodios de la serie de Netflix son en gran parte reales, y la actriz mantiene que “eso ayuda a que la serie luzca tan bien”.
La primera temporada de ‘The Witcher’ está disponible completa bajo demanda en Netflix.
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