‘Soul’ será el estreno más relevante de Disney+ en diciembre. (Fuente. Disney)
Estos últimos días han sido la confirmación de un runrún que venía sonando en la industria televisiva: el de que Disney estaba cada vez más interesada en el streaming que en las salas de cine. Primero llegó el caso particular, el de la película Soul (la gran apuesta de Pixar para estas Navidades) que llegaría a Disney+ sin pasar por la gran pantalla. Después, la confirmación en términos generales: la compañía de Mickey se reestructurará y dará prioridad al vídeo bajo demanda.
“Es un paso más en lo que ya hemos hecho. Dado nuestro éxito hasta ahora, queremos acelerar aún más nuestra transición a un modelo directo al consumidor”, comentaba Bob Chapek, CEO de Disney, en unas declaraciones que se han tomado como un órdago a Netflix y AT&T (el conglomerado de HBO Max) y el resto de competidores. Si el negocio de las salas de cine estaba en horas bajas a principios de año, ahora con la COVID está agonizando, y Disney prefiere centrar sus esfuerzos en una Disney+ que ha sobrepasado sus mejores expectativas en su primer año.
Pero, ojo, la plataforma tiene un reto enorme en un horizonte muy próximo: estas Navidades serán cruciales para la compañía. ¿Por qué? Si echamos la vista atrás, recordaremos el glorioso comienzo que tuvo este negocio: entre su lanzamiento el 12 de noviembre y el 28 de diciembre, consiguió 26,5 millones de abonados en los primeros países en los que estuvo disponible. Y gracias al descuento que ofrece, el modo de pago anual es la opción preferida por muchos clientes.
Así las cosas, este diciembre Disney+ vivirá un momento decisivo porque todos esos usuarios deberán decidir si renovar o no, lo que pone sobre la mesa mucho dinero en juego. Hagamos un cálculo rápido: supongamos que esos 26,5 millones de usuarios renueven la suscripción de un año de 69,99 dólares; eso supone 1.854.735.000 dólares directos a las arcas del tío Gilito, sin intermediarios.
Es por ello que Disney+ va a poner toda la carne en el asador en los próximos meses: la segunda temporada de The Mandalorian empieza ahora su emisión y en diciembre llegarán WandaVision, la antes mencionada Soul o el live-action de Mulán que pasa a catálogo tras su ventana de alquiler. Todo ello para compensar un primer año escaso de estrenos de originales y que ha estado marcado, además de por la serie de Star Wars, por la espera de las nuevas series de Marvel, retrasadas por la crisis sanitaria.
Tal vez Disney+ no haya cumplido las expectativas que muchos depositaron en ella en cuanto a volumen de novedades (las de sus inversores, desde luego que sí), pero con su potente catálogo familiar y con dos o tres caramelitos navideños, ¿quién será capaz de no pedirle un año más a Santa Claus?
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