‘La Caza. Monteperdido’ dio a sus seguidores respuesta sobre el misterio del secuestro de las niñas. (Fuente: TVE)
No pasará a la historia en el Olimpo de las mejores series españolas, muy probablemente, pero La caza. Monteperdido ha demostrado que en televisión es más importante mantenerse en pie que llegar haciendo mucho ruido. Nada en la serie era especialmente novedoso, pero quien quiso entrar a su juego se quedó hasta el final.
Así lo demuestra su evolución de audiencia. La ficción arrancó ante 2.400.000 espectadores (15,2% de share) y terminó, con su octavo y último episodio, con 2.274.000 espectadores (15% de share). Prácticamente todos los que le dieron una oportunidad han seguido al pie del cañón, una resistencia que supone una auténtica rareza en la televisión nacional actual.
Dejando al margen a series tan asentadas como Cuéntame cómo pasó o La que se avecina, los estrenos tienden a llegar, con suerte, armando mucho follón para luego desinflarse rápido. Desde Matadero que arrasó como el primer episodio más visto de la temporada (3.336.000 espectadores y 21,6% de share) y acabó desplomada (1.298.000 y 10,1%) a la reciente Brigada Costa del Sol que ha pasado de un inicio prometedor (2.469.000 y 18,4%) a una audiencia escasa en solo tres episodios (1.445.000 y 10,4%), la carrera de fondo parece cada vez más complicada.
Cuando escribí sobre La caza. Monteperdido al inicio de su andadura, comenté que se trataba de una serie tópica del género que parecía hecha con plantilla, pero aún así solvente. Realmente no me parecía un mal producto y, aunque a mí no consiguiese engancharme, veía que a quien le apeteciese una serie de misterio y sospechosos le podría apañar unas semanas. Y así ha sido. Quizás el formato de una temporada corta de ocho capítulos, pensada con principio y fin, le ha beneficiado para dejar a sus fieles satisfechos. Esa ha sido su proeza: dio lo que prometía, el público la respaldó y eso la convierte en un éxito. Como pocos este año.
