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Crítica: ‘The Good Fight’ 3×07–08, Liz y Diane contra la máquina de votar

(Fuente: CBS)

El grupo de resistencia contra Trump del que han formado parte Diane y Liz desde casi el principio de la temporada las ha llevado más al límite de sus creencias éticas y sus principios morales que Roland Blum. Si The Good Fight está explorando en esta temporada 3 la tentación de jugar contra la Casa Blanca y quienes la apoyan rebajándose a su nivel, en estos episodios, El de Diane y Liz conspirando y El de Kurt salvando a Diane, esa tentación traspasa todas las líneas rojas que alguna vez han podido ponerse sus personajes.

Una demanda contra la empresa que suministra las máquinas de votación en Estados Unidos coloca a las señoras Lockhart y Reddick ante el mayor dilema moral que hemos visto hasta ahora. Tienen la oportunidad de acceder al software que las controla y hackearlo para decantar las elecciones del lado demócrata en aquellos distritos donde los republicanos son más fuertes. Se autoconvencen de que van a corregir presiones y manipulaciones para impedir que los afroamericanos de dichos distritos vayan a votar, pero, ¿creen realmente que el fin justifica los medios?

Mientras Blum aplica todas las tácticas rastreras que conoce para que le dejen campo libre en el bufete, sin éxito, Liz y Diane se ven ante un problema que él no tendría. Su única preocupación sería que no lo pillen hackeando unas máquinas electorales, que es un grave crimen federal.

Curiosamente, su problema es paralelo al del juicio contra ChumHum que vemos en el octavo episodio. El grupo de resistencia afirma que no están haciendo malo, que sólo corrigen la manipulación contra afroamericanos y latinos que ya está incluida en el software de las máquinas. Es un razonamiento no muy distinto del de ChumHum al justificar la creación de un buscador de internet que aplique la censura que quiera el gobierno chino. Es el precio de hacer negocios allí, se justifican, y lo hacen sin que se les caigan los anillos cuando, un minuto después, defienden la libertad de expresión en Estados Unidos.

John Cameron Mitchell, como Felix Staples. (Fuente: CBS)

Sí, la intervención de uno de esos trabajadores de la NSA que están deseando tener su propia sitcom y de un Kurt McVeigh en plan héroe de western de toda la vida (el tipo silencioso que te salva el pellejo sin que tú lo sepas, y nunca reconocerá que lo ha hecho) libran a Diane y Liz de verse envueltas en un lío muy grande por culpa de las máquinas de votar, pero su determinación ya estaba flaqueando al ver cómo las utilizaban de una manera no muy distinta de cómo podían utilizarlas los mismos grupos de apoyo a Trump.

Y de la hipocresía moral de esas personas, The Good Fight pasa a la de la grandes compañías, lo que lleva a que la propia CBS les censure una de sus cancioncitas explicativas, que iba a contar cómo multinacionales estadounidenses pelean por unos derechos en su país que no tienen ningún problema en negar en otros en los que quieren hacer negocios desesperadamente, cueste lo que cueste.

Esas dobles caras es lo que más está interesando a la serie en esta temporada. Lo salpica con Felix Staples grabando la risa de Diane para ponérsela de tono en el móvil, o con Lucca dejándose enredar por el actor Gary Carr, interpretado por el verdadero Gary Carr, pero lo que los King y compañía quieren explorar es la desfachatez con la que políticos y empresas hacen y dicen cualquier cosa que les beneficie.

(Fuente: CBS)

Es un juego deshumanizador y peligroso si no se sabe controlar, y parece que el bufete va a aprender a marchas forzadas con su propia historia #MeToo con el padre de Liz. ChumHum ya conoce que tienen ese “pequeño problema”. Aunque, ahora, quieran adelantarse a Roland Blum y manejar la narrativa y los tiempos en los que el escándalo va a salir a la luz, no parece que estén muy preparados para el contorsionismo dialéctico que van a tener que poner en práctica.

Todas las críticas de la temporada 3 de ‘The Good Fight’

La tercera temporada de ‘The Good Fight’ está disponible los jueves en el VOD de Movistar+. También se emite los viernes, a las 22:00, en Movistar Series.

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