“No sabes nada, Jon Snow”. (Fuente: HBO)
Cuando empecé a prepararme para la temporada final de Juego de tronos, revisionando episodios y haciendo los guiones de Dónde están mis dragones -nuestro podcast de repaso de la serie-, una de las cosas que más me llamó la atención sobre la historia de Jon Snow era la posible incidencia que tuvo su amor y posterior conflicto con la salvaje Ygritte.
A diferencia del resto de pasajes de la biografía del personaje, que siempre sirvió como los ojos del espectador ante la amenaza sobrenatural que se cernía Más allá del Muro, aquella relación sentimental no parecía encajar con la construcción de este relato para Jon. Era otra cosa. Nos decía algo, pero no sabía muy bien el qué. Por qué se habían detenido en narrar aquel fatal romance y qué significaría para el bastardo en su destino eran preguntas que me daban vueltas en la cabeza.
Como comenté en el programa que le dedicamos a Jon, aunque no sabía qué pasaría, sí estaba convencido de que Ygritte, o su tragedia, tendrían resonancia en la etapa final del camino de él y que quizás la pareja de Daenerys y Jon estaba, de algún modo, condenada a repetir el esquema: dándole la vuelta y siendo él quien muriese en brazos de ella o replicando la fórmula, como finalmente ha sido.
El triste final de Daenerys. (Fuente: HBO)
La desgracia de Jon Snow con Ygritte fue que, pese a encontrar en ella el amor, tuvo que traicionarla para seguir adelante con su misión, servir a su honor y a su deber, o al sentido del bien común, por encima de sus propios anhelos y sentimientos. La misma disyuntiva es la que se le ha presentado con Daenerys, a quien ama pero acaba traicionando y apuñalando por la creencia de que, finalmente, no será una gobernadora justa para el pueblo y que, además, puede amenazar a la familia Stark. Dos mujeres que mueren en los brazos de Jon en imágenes casi idénticas pero de tonos opuestos.
No hay amor en el horizonte para Jon, nos dice la serie, está condenado a tener que sacrificarlo por algo mayor. O quizás al otro lado del Muro, ahora que ha cumplido con esa gran misión que se cruzó en su vida, sí pueda encontrar de nuevo, y sin dilemas, el amor verdadero. Su juramento como Guardia de la Noche se lo impide, pero ya hizo caso omiso en su día, así que quizás el Norte le dé otra oportunidad. Pero esta vez los espectadores no estaremos ahí para verlo. Tampoco lo sabremos si al final supo algo.
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