Claire Danes, como Angela Chase en ‘Es mi vida’. (Fuente: ABC)
Si en 1994 tenías, digamos, entre 13 y 16 años, y te gustaba ver la tele, es posible que te animaras a ver Es mi vida. Si es así, es todavía más probable que la voz en off de Angela Chase fuera una revelación para ti. Porque estaba hablando de cosas que igual también te estaban pasando de ti, sobre todo de las dudas y la ansiedad de saber que ya no eras un niño, pero tampoco te sentías un adulto, y no podías evitar ver el mundo a través de una mirada diferente. Y esa mirada diferente daba miedo y, al mismo tiempo, era excitante.
Angela Chase cambió el modo en el que la televisión veía a los adolescentes. Hasta entonces, los interpretaban actores ya en la veintena y sus tramas siempre parecían situarse en una realidad aumentada. Sí, Sensación de vivir fue, en 1990, inicialmente un shock por algunos de los temas que trataba, pero lo que Es mi vida ofrecía era una ventana a los pensamientos más íntimos de una chica de 14 años que estaba interpretada, además, por una actriz de 14 años, una jovencísima Claire Danes.
Verla en televisión era verte un poco a ti mismo. Angela era una chica normal que vivía en un barrio normal (salvando las distancias geográficas) y cuya familia también era normal. Las cosas que le pasaban eran monumentales para ella, pero se mostraban con un tono de drama realista. Eso llevaba a que los roces crecientes en la relación entre Angela y su madre, o el cuelgue irrefrenable que siente por Jordan Catalano (el papel que lanzó a Jared Leto), todavía fueran más cercanos. Nosotros también lo estábamos viviendo (el cuelgue por Jordan Catalano incluido).
No es de extrañar que esos adolescentes que se sentían identificados con Angela, y que ahora son adultos que escriben series, trasladen de alguna manera la sombra de Es mi vida a sus propias creaciones. Sam Levinson, responsable de Euphoria, reconoce abiertamente la importancia de la serie de Winnie Holzman en su vida, y hasta uno de sus personajes en la ficción de HBO aparece viendo un episodio.
Las tramas de Rickie, un adolescente gay y latino que llegó a televisión dos décadas antes de Pose, de Rayanne y sus coqueteos con las drogas, de Brian, el vecino tímido de Angela que no sabía cómo decirle que le gustaba, de los padres que se resisten a aceptar que sus hijos ya no son sus niñitos adorables… Los 90 fueron una década que cambió para siempre el género teen (sólo un año más tarde se estrenaría en cines Kids) y Angela jugó un papel importante en ello.
La sombra de Es mi vida no sólo se nota en Euphoria. Está en Freaks & Geeks, en las primeras temporadas de Dawson crece, en las tramas adolescentes de Las chicas Gilmore, hasta en Skins. El propósito de Holzman de retratar a sus jóvenes protagonistas como personas de verdad caló mucho más allá de la única temporada que estuvo en emisión.
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