Uno de los policías de ‘Watchmen’. (Fuente: HBO España)
Watchmen ya está aquí. No son superhéroes. No tiene el beneplácito de Alan Moore. Pero qué bien plantea las bases de su universo y qué claro queda cómo una serie como esta solo tendría sentido en HBO. No, no es Los Soprano ni tampoco The Wire, pero sí una propuesta revulsiva que no deja indiferente.
Antes de empezar con el análisis del episodio, una aclaración: no, no me le leído los cómics de Watchmen como (Ah shit, here we go again) no me leí los libros de Juego de tronos. Así que si te parece que para hablar con propiedad de Watchmen, la serie, hay que haberlos leído, es el momento de abandonar. Pero no, no lo es. Porque la ficción de HBO no es una adaptación, ni siquiera una secuela, porque apenas continúa la historia de Moore y Gibbons, sino que parte de su universo para contar algo nuevo. Un Nuevo Testamento, como lo definió pedantemente Damon Lindelof.
Sea como sea, viendo el episodio 1×01 de Watchmen se confirma que contiene toda la información necesaria para que gente como yo nos enteremos de qué va la vaina. No es tan complicado. ¿Que no vamos a disfrutar del festín de referencias? Pues eso sí, nos quedamos al margen de ese “niñorratismo”, aunque tampoco hay que ser un lince para suponer que la película de cine mudo con la que arranca el capítulo es una referencia a la trama del cómic o que la gota de sangre que cae al final sobre la placa de Judd Crawford es un guiño a la sangre sobre la chapa del Comediante.
Tampoco es difícil adivinar que el personaje de Don Johnson -el único de “los buenos” que va con la cara destapada- va a acabar mal al final del episodio, ni hacer una lectura del tema que quiere poner la mesa la serie: el supremacismo blanco. Es sencillo, pero no importa. Porque entendemos que la cosa irá enmarañándose con el paso de los capítulos cada vez un poco más hasta que los buenos no sean tan buenos y los malos… bueno, los malos dudo que vayan a dejar de ser unos hijos de puta racistas.
Por un lado tenemos a una Regina King que aborda el papel más badass de su carrera. Es la heroína que necesitamos. Y, por otro, a un grupo organizado de hombres blancos, trasunto del Ku Klux Klan que usan máscaras similares a las de Rorschach, que plantea una amenaza que, intuimos, irá haciéndose mayor a lo largo de la temporada. Desde el comienzo queda claro qué quieren contarnos: nos llevan a los disturbios de Tulsa de 1921 (hecho histórico real) y después de ese flashback el camino se convierte en carretera, pero comprendemos que las heridas de entonces siguen sangrando en el presente. El supremacismo no solo no se ha superado, sino que vivimos un repunte en la era Trump (aunque parezca que el universo distópico de la serie sucede al margen de Trump, la idea se coge).
Más allá del tema del supremacismo blanco (que parece que está convirtiéndose en tendencia en el cine y la televisión recientes), el episodio 1×01 de Watchmen agrada con ideas visuales muy estimulantes, como esa espectacular caravana de interrogatorios o la transición que convierte la noche estrellada en el mar que choca frente al castillo de Jeremy Irons. Hablando de él, sí, sé que van a jugar a que el espectador dude si es o no uno de los míticos personajes del cómic, pero de momento su aristocrática presencia no ha sido más que ese caramelito para atrapar a los lectores más ávidos de conexiones.
Watchmen es un sí, respirad aliviados. Ahora a ver a qué nos enfrentamos.
‘Watchmen’ está disponible todos los lunes en HBO España.
‘Watchmen’ es fiel al cómic y, por tanto, provocativa
La serie de HBO es una secuela de la obra de Alan Moore que puede verse sin problemas sin ser fanfueradeseries.com