Las series en el móvil están bien, pero en la tele se ven mejor. (Fuente: Netflix)
“Podrás ver tu serie cuándo, cómo y dónde quieras”. Ese era el maná que prometía la televisión a la carta cuando todavía era una realidad a medio cristalizar y, al final, no ha resultado ser del todo cierto. Para empezar porque en aquel momento el “dónde” no era tan fácil de llevar a la práctica; podías elegir habitación de la casa, pero hasta hace no mucho lo de llevarte un capítulo al tren o a la playa no era una realidad efectiva (¿verdad, HBO?).
La técnica, con el tiempo, se ha resuelto. Y a falta de tarifas de datos que no se agoten para consumir episodios cuando nos vamos de casa rural, el modo offline hace el apaño. Pero luego está el consumo. O, mejor dicho, los hábitos de consumo, que son eso, hábitos, y no han cambiado tan drásticamente. Sí hemos pasado muchos espectadores de ver el prime time que nos proponían las cadenas de televisión a decidir cada noche qué serie nos apetece ver y a administrarnos los episodios en raciones de uno, dos, tres o veinte en cada sentada.
Pero el rito de sentarnos frente al televisor y entretenernos entre la cena y la cama es el mismo. Y no lo digo yo, lo dice la consultora audiovisual GECA en su último informe Barómetro OTT. Entre los encuestados, el 79% asegura que ve las plataformas de streaming a través de su Smart TV. Ni en el ordenador, ni en la tablet, ni en el móvil. Martin Scorsese puede respirar aliviado porque aquellos que ven El irlandés en la pantalla del teléfono son minoría. A mí sí me lees desde tu mano, que lo sé yo.
Esto no significa que no haya quien se baja un episodio al teléfono para verlo en el metro mientras va al trabajo, pero sí desmitifica lo que los gurús tecnológicos querían vendernos hace unos pocos años: ¡cada uno verá su serie en el teléfono! ¡nadie mirará el televisor! ¡estarás sentado en el sofá al lado de tu pareja y cada uno veréis una cosa distinta en vuestros smartphones! Bobadas.
La televisión, venga en tubo o en ADSL, en lineal o en catálogo, sigue teniendo un componente social y también, como mencionaba antes, de hábito. Otro dato del estudio de GECA: el 80% de los consultados concentran sus horas de visionado entre las 21:00 y las 23:00, a la hora del clásico prime time de la televisión tradicional. Hacerse la cena y ponerse una serie mientras te relajas antes de irte a dormir. Que puede que veas algo simpático en el móvil para matar el tiempo de transporte, pero la serie buena, la que de verdad te gusta, la dejas para gozarla por la noche. Ya podemos verla “donde queramos”, pero ese sitio sigue siendo nuestro cómodo sofá.