(Fuente: Atresmedia)
Esta crítica se ha escrito tras ver los dos episodios que componen ‘Física o química: El reencuentro’ y contiene spoilers.
Los regresos de series queridas lo tienen, a la vez, muy fácil y muy difícil. Muy fácil porque consiguen de forma instantánea la atención de quienes vieron la original y muy difícil porque las expectativas son altas. La nostalgia actúa como imán, pero una vez que nos acercamos al nuevo producto debe haber algo que nos conquiste, bien porque sepa captar muy bien la esencia de lo que fue (o el recuerdo de) o porque sea valioso como obra en sí mismo. Y, lamentablemente, Física o química: El reencuentro no consigue ni lo uno ni lo otro.
Por supuesto, los sentimientos se despiertan (los FEELS, en jerga tuitera) cuando vemos a los protagonistas de la serie original volver a reunirse en el primero de los dos episodios que han compuesto este especial, pero es una sensación que también se obtendría con un especial de no ficción, pues lo emotivo es simplemente verlos juntos. Más allá de eso, la trama que vertebra todo aporta poco: no solo es de lo más rancio recurrir a una boda (el recurso clásico de la Globomedia de los 90 y los 2000) sino que cuesta reconocer a unos personajes que si aún conservan algo de su alma es porque sus intérpretes ponen empeño en dársela.
La decisión de colocar a la Yoli como centro de la trama tiene sus pros y contras. Por un lado, es indiscutible que ella es la más carismática de todos los personajes que vuelven, pero, por otro, colocarla como la reina de los supermercados, una casi pija que ya no es ella misma, es correr el mismo peligro que la primera película de Sexo en Nueva York: Samantha, emparejada, no era ella misma y eso hacía que el todo se resintiese. Por supuesto, eso está trazado para dar efecto a un arco de autodescubrimiento y vuelta al pasado, 101 de nostalgias cuya enseñanza es eso tan trillado de que cualquier tiempo pasado fue mejor y que hay que ser fieles a quienes fuimos. La presentación del punto en que están el resto de personajes es correcta, si bien peca un poco de quedar alejada de la realidad millennial, mucho más precaria.
El motivo del reencuentro, aunque prototípico, es aceptable (intuyo que la otra opción barajada fue un funeral) y da paso a una trama esquemática, que está más suelta en el segundo episodio pero resulta muy predecible: nadie en su sano juicio se cree que la Yoli se va a casar con el pijo y que la boda no acabará yéndose al traste. Con un esqueleto tan poco consistente, lo que quedaría es que, al menos, los momentos e interacciones de los personajes fuesen brillantes. Y aunque el guion está preñado de referencias a la Física o química original (y guiños a Élite, Compañeros y La casa de papel), todo es sota, caballo y rey.
Sorprende, además, la falta de ligazón con la Física o química original: sí, están casi todos los personajes, pero no la esencia de la serie. Para muestra, un botón: ¿por qué la voz en off del primer capítulo la narra Olimpia si era Irene quien siempre hacía las reflexiones en la serie? Y es un solo ejemplo, pero también nos podríamos preguntar otras cuestiones similares, siendo la más grave el centro del conflicto: ¿quién demonios ha decidido que el interés amoroso de Yoli, lo que hace explotar todo por los aires, sea Cabano cuando ambos personajes apenas compartían plano en la serie original? Y mira que había parejas para poner en el centro, pero se recurre al más galán a pesar de que guarde cero coherencia con el canon. ¿Yoli y Cabano, en serio? Es como hacer un episodio nuevo de Friends y que Monica y Joey sean pareja. O Ross y Phoebe.
Se salva, eso sí, la solución encontrada para traer de vuelta a Fer a esta celebración. Es un fantasma (maricón), por supuesto, pero uno que crea momentos de enredo clásico que funcionan muy bien, tanto por la química que siempre hubo entre él y Yoli como para el momento lacrimógeno (cuasi porno emocional) con David que nos comemos con patatas. Otras propuestas como Alma siendo de nuevo mala-porque-sí o el problema entre Cova y Julio aterrizan mucho peor.
Como ya pasó con La última guardia, aquella tv-movie que hizo Antena 3 de Farmacia de guardia, Física o química: El reencuentro se cierra como un producto de lo más olvidable, que habrá calado entre los fans de la serie original más o menos en función de la exigencia alta o baja que tuviesen respecto a una nueva historia. Si solo buscaban nostalgia, algo había, pero si querían una serie que funcionase por sí misma, no la habrán encontrado. ¿Y dicen que quieren hacer más episodios? A mí que no me esperen. ¿Cabano y Yoli JUNTOS? Es que no me cabe en la cabeza.
‘Física o química: El reencuentro’ está disponible en Atresplayer Premium.