Liv Moore es otro tipo de zombi. (Fuente: AXN)
Las historias de zombies han solido ser, hasta ahora, historias de terror en las que unos seres decrépitos sin voluntad propia persiguen a los vivos para devorarlos. No tienen ningún objetivo ni un plan; se mantienen en marcha sin dirección y sin un propósito, pero cuidado si te cruzas con ellos, porque irán a comerse tus extremidades, tus entrañas o tu cerebro sin dilación.
Desde La noche de los muertos vivientes, la película de George A. Romero que inició el género de zombis como lo conocemos, los no muertos han sido casi un papel en blanco, algo en lo que los guionistas podían reflejar sus inquietudes, los miedos de la sociedad de la época, o entregarse al gore más sangriento y explícito. Hasta que, en un tiempo un poco más reciente, algunos creadores empezaron a plantearse qué representaría de verdad ser un zombi. ¿Y si falleces y, de repente, te das cuenta de que has vuelto a la vida, pero sigues estando muerto, y que tienes unos impulsos que te llevan a matar y devorar a otras personas? ¿Cómo verías el mundo si continúas caminando por él pero tu corazón no late? ¿Y cómo te tratarían los que te rodean?
El cine y la televisión han buscado responder a esas preguntas de diferentes maneras, trazando metáforas sociales y estudiando lo que significa de verdad estar vivo. Para Liv Moore, de hecho, puede representar que “viva más”, como quiere decir literalmente su nombre. iZombie, que vuelve el próximo domingo 8 de julio a AXN con su cuarta temporada, le presenta una segunda oportunidad en la que, paradójicamente, deja de vivir para aprovecharla.
No es un concepto revolucionario, pero es la manera en la que Rob Thomas y Diane Ruggiero, los creadores de la serie, lo exploran donde está el quid de la cuestión. Partiendo del cómic del mismo título de Chris Roberson y Michael Allred, iZombie juega con la idea de que, si su zombi protagonista tiene que comer cerebros para ser funcional (y dar el pego como un humano muy alérgico al sol), eso acarrea que tenga brevemente los recuerdos del fallecido y, por lo tanto, pueda resolver los asuntos que dejara inacabados. Como su propio asesinato, por ejemplo.
El factor procedimental de la serie ya la diferencia de otras historias de zombis, incluso aunque, a partir de la tercera temporada, se introduzca un elemento más serializado (y hasta un poco postapocalíptico). iZombie escapa del género de terror al poner el foco en su protagonista, esa Liv que decide aprovechar mejor su nueva no-vida pese a que implica romper lazos con su familia.
Liv siempre va a querer proteger a sus seres queridos de los riesgos de convivir con una zombi, pero cuando la serie se ha convertido en más disfrutable es cuando más personajes conocen su secreto. Que iZombie no se tome a sí misma demasiado en serio es la clave de que funcione tan bien.
(Fuente: AXN)
Porque los zombis no tienen por qué ser trascendentales ni algo muy serio. El truco de que Liv adopte la personalidad de las personas cuyo cerebro come (de unas maneras muy sabrosas y creativas, siendo justos) permite todo tipo de juegos referenciales y de situaciones ligeras y divertidas. Sus interacciones con su compañero de trabajo, con su ex novio o con su mejor amiga potencian ese lado más ligero, y hasta los villanos acaban adquiriendo un tono un poco más paródico.
Al final, iZombie es realmente una serie de detectives con el envoltorio de una historia de muertos vivientes, y una serie que lo que busca es hacer evolucionar a sus personajes. El desarrollo de su trama (que va serializándose con el paso de las temporadas) impulsa también el crecimiento de Liv y los demás, aunque no pierdan el factor gamberro de verla, en un capítulo, como una ama de casa rica y superficial y, en el siguiente, como un anciano cascarrabias.
La muerte, para ella, sólo fue el principio.
La cuarta temporada de ‘iZombie’ se estrena el domingo 8 de julio, a las 23:30, con doble episodio, en AXN.