Así estaba el Liceu para el preestreno de ‘El Ministerio del Tiempo’. (Fuente @MdT_TVE)
El lunes 1 de mayo se anunció el acto: El Ministerio del Tiempo preestrenaría su tercera temporada en el Treatre Liceu de Barcelona. En menos de dos horas las invitaciones estaban agotadas; los ministéricos llevan más de un año con ganas de volver a ver a la patrulla de vigilancia de las puertas temporales y no iban a quedarse en sus casas.
Algo después de las ocho se abrieron las puertas y alrededor de mil personas entraron al segundo. Algunos llevaban esperando desde las cuatro de la tarde. Y entonces, por megafonía, avisan del arranque del evento. Silencio total.
Mònica López conduce la presentación y empiezan a enfilar por el pasillo de la platea Cayetana Guillén Cuervo, Macarena García, Francesca Piñón, Julián Vilagrán, Susana Córdoba, Pere Ponce y Luisa Gavasa. Entre ellos están también Marc Vigil, director de la serie, y Javier Olivares. Y cerrando la comitiva unos abrazados Hugo Silva y Nacho Fresneda. Se desata la locura ministérica. El público vitoreó sin parar el camino hasta el escenario y siguió acompañando entre aplausos cada parlamento de los actores de la serie, entregados a un Liceu nada convencional.
Y llegó el pase de la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo.
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Si algo me gusta de El Ministerio es la valentía que tiene para saltar de registro constantemente. En este primer episodio hay cambios en el manejo de la cámara, escenas que emulaban claramente a otras del director británico y un sinfín de referencias no solo de fondo, sino también de forma. Incluso la música está escogida para transportarte a alguna de las películas de Hitchcock, dando una pátina a todo el capítulo que lo hace diferente a lo que hemos visto hasta ahora de El Ministerio (por otro lado, algo que ya casi es habitual). El resultado final me pareció angustioso en la justa medida, un homenaje interesante y, al menos, yo lo disfruté a lo grande.
Por el tono, por el propio arranque del capítulo (cuyos detalles no pienso destripar) resulta un episodio más bien tenso y algo gris que nos sirve para reunir a nuestros tres protagonistas como equipo. Y es que éstos volverán a trabajar juntos tras la nueva marcha de Rodolfo Sancho. Precisamente por esa seriedad de la trama principal, resultan aún más frescos los chascarrillos que se suceden en la sede principal del Ministerio que, sin embargo, nos dejó unas miguitas de intriga que seguro iremos recuperando esta temporada.
En conjunto, un arranque que estuvo más que a la altura para una temporada esperadísima, y cuya vuelta no vemos el día en que se confirme.