(Fuente: The CW)
Esta crítica se ha escrito después de ver el último episodio de la temporada 3 de ‘Riverdale’.
La tercera temporada ha sido un acumular novedad tras novedad. Lejos queda ese Riverdale en que sus protagonistas eran unos jovencitos que jugaban a vestirse de animadoras. Visto en perspectiva, la muerte de Jason fue una nadería. Aunque una nadería de la que aún queda mucho por hablar, visto el final del episodio de esta semana. Pero vamos por partes.
Partamos de un punto de inicio: no vamos a tener en cuenta la inverosimilitud a la que está llegando. Abracemos el sinsentido y las tramas imposibles. Si algo podemos decir de esta temporada es que Riverdale se ha convertido en la legítima heredera de Pequeñas mentirosas. Y ya no hablo de esas ropas de Veronica que no sabes si son de alta costura o de una tienda de saldos de los brilli-brilli; es el volumen de noticias, la capacidad de resucitar muertos, de cruzar tramas imposibles y de alargar un tema hasta el infinito.
Y aún así me sigue atrapando. Porque sabía a lo que venía, y cuando fueron avanzando pasos en los pasados años, lejos de quejarme y abandonarla, empecé a verla con palomitas y ganas de mucho drama.
Si algo ha enseñado Archie esta temporada ha sido carne y sangre. (Fuente: IMDB)
Esta temporada hemos visto a Archie huyendo de una celda, boxeando hasta casi morir y enfrentándose a la mafia de Lodge. Y a la vez pidiendo permiso a su madre para poder hacer lo que quiere. ¿Sentido? Ninguno. ¿Me ha chirriado? En absoluto. Por su parte, Ronnie se ha convertido en una empresaria capaz de montar un casino ilegal y de convertir el (gran) almacén del subsuelo del Pop’s en una coctelería clásica en la que vender alcohol. Diríamos que es un milagro que no la hayan intervenido antes pero, si tenemos en cuenta que el sheriff es designado por gusto y entre los Serpientes, todo adquiere una lógica meridiana.
Por su parte, Betty se ha visto ella sola luchando ante una secta que ojalá fuera satánica y que iba arrebatándole miembros de su familia. El estrés no ha podido con ella ni con su relación con Jughead, quien ha impedido que su madre se convierta en la traficante de Riverdale, ha luchado contra el Rey Gárgola y ha salvado a un montón de niños recién traídos de El señor de las moscas.
Pero repasemos los dos grandes bombazos que se han cerrado en el episodio final de la tercera temporada.
Siempre fue cosa de Penélope Blossom. (Fuente: IMDB)
El Rey Gárgola
Por lo pronto, hemos descubierto que esto es un poco como el Trono de Hierro, que importa quien lo ostenta, pero menos. El titular sería que tras la figura se encuentra Chic. O más bien que Chic sigue vivo y ha sido captado por el Verdugo Negro, que no es otro que el padre de Betty, quien también está vivo, aunque no por mucho tiempo. Son titulares jugosos, pero la verdadera noticia es que Penélope Blossom es quien manda tras el telón. Ella es la responsable de reactivar G&G y lo ha hecho con una intención de lo más vengadora; hacer experimentar al club de Medianoche el sufrimiento que ella ha sentido por la ausencia de Jason. Y, además, hacerles pagar por lo poco que la defendieron cuando mercadearon con ella.
Hay que reconocer que las maneras son las peores. Matar está mal, y no creo que reclame muchas más explicaciones, pero el motivo que la mueve tiene algo de razón. Penélope ha sido siempre utilizada por otros. Por las hermanas, por su marido, y no ha sido hasta que todos han muerto que ha podido disfrutar de algo de libertad. Entre tanto, la gente la odiaba por su posición social (vale, y porque es algo mezquina) y no movieron un dedo por ayudarla.
Las consecuencias las hemos visto esta semana con las cuatro pruebas que han tenido que superar nuestros cuatro protagonistas. Con nocturnidad y alevosía, debían mantenerse vivos toda la noche en la Gran Cacería de Thornhill. Lo cierto es que era un juego amañado. Daba igual si sobrevivían y superaban las trabas, su final estaba planeado de todas maneras. De eso se encargan los Gárgolas; de perseguirlos y matarlos por muy fuertes, listos y honorables que fueran.
Con lo que Penélope Blossom no contaba era con Cheryl. Ni con las Venenosas. Ni con los Serpientes. Las bandas de Riverdale se unen para rescatar a Archie, Jughead, Betty y Veronica en una escena que tiene parte de epicidad al ver a las Venenosas disparando tras el arco para el que fueron entrenadas. Y Cheryl con esos labios rojos mate, con un chaquetón a juego, peinada y reluciente como siempre, pese a que acabe de huir de su desaparición.
¿Podemos hablar de lo chungo que ha sido desde el principio el ambiente de la Granja? (Fuente: IMDB)
La Granja
Y es que si todo lo que ha envuelto el tráfico de drogas en Riverdale, y la infestación del G&G como juego que absorbe mentes, ha sido frenética, palidece al compararla con la trama sectaria de esta temporada. Edgar Evernever y su hija/mujer han logrado superar cualquier expectativa.
Tras el descubrimiento de que La Granja traficaba con órganos, poco quedaba por saber. Toni huye, Betty huye y de aquí se escapa hasta el apuntador. Menos Kevin, cuya fe permanece fuerte hasta el final. Reconozco que no me gusta que le asignen esa debilidad, y la imagen final rodeado de zapatos y ropajes encoje el corazón. De golpe, se le ve pequeño. Tanto camino que ha recorrido para encontrarse más solo y encerrado que nunca.
Edgar hace todo lo que cabía esperar, acelerar la Ascensión. Pero Riverdale nunca es exactamente lo que nos esperamos. Habría dos alternativas previsibles: Edgar y Evelyn cogiendo un tren con maletas de dinero o una sala llena de cuerpos envenenados y arrojados a la fe eterna. En cambio, vemos un círculo de ropas y calzado blancos, con Kevin siendo el escogido para narrar lo que han hecho sus compañeros y propagar la palabra de la Granja.
Tendremos que esperar un largo verano para saber qué ha sucedido. Lo que sí nos han podido adelantar es un giro final. Todo este tiempo en que hemos gritado a la pantalla pidiendo a Alice que entrara en razón ha sido en balde. Nunca ha perdido el norte, ni ha dejado de ser la investigadora que ha enseñado ser a Betty. Todo este tiempo ha jugado a dos bandas, siendo infiltrada del FBI.
¿Qué traerá la cuarta temporada? Muchas cosas. Porque el Verdugo Negro ha muerto (esta vez sí), pero Penélope ha logrado huir. La Granja simplemente se ha mudado y nuestros cuatro protagonistas… bueno, para ellos parece ser que las vacaciones de primavera de su último curso en el instituto les tienen una sorpresa preparada.