Mentiría si dijera que me enganché a Bones en su emisión en televisión. Aunque recuerdo haberla visto, los buenos empachos llegaron con su edición en DVD, viéndola del tirón, como ahora se puede hacer en Amazon Prime Video. Su protagonista es una impertinente doctora que logró que me convirtiera en una obsesa de buscar casos donde hubiera un antropólogo forense.
Temperance Brennan es una déspota bastante desagradable que se escuda tras la inteligencia para tener comportamientos que difícilmente toleraríamos a alguien, pero es mi déspota. En un momento donde las estrellas policíacas eran masculinas, aparece una mujer segura de sí misma, que vive su sexualidad con bastante apertura y que es más lista de lo que jamás seremos los demás. Y lo sabe. Ese personaje me fascinó completamente, conseguía justificar qué había pasado con alguien solo estudiando su cuerpo y a mí me parecía magia y el complemento perfecto para Jason Gideon y Gil Grissom. Era una mujer de ciencia en el centro de la solución.
Su pareja es Seeley Booth, un señor que yo conocía de Buffy y que me parecía mucho menos interesante, pero que es el complemento que relativiza a Brennan y la convierte en un personaje divertido. Sin él todo esto sería insufrible. Con el tiempo se limaron asperezas, pero los primeros años sus comportamientos chocaban en cosas esenciales y daban a la serie un contrapunto cómico muy divertido que se hacía extensible a varios papeles.
(Fuente: IMDB)
Y los episodios iban pasando y sus casos me atrapaban. Pero ese no es el motivo por el que hay que ver Bones, ni por sus secundarios o el tándem maravilloso entre Zack y Hodgins; el motivo por el que Bones sigue siendo buena es porque, lejos de sus dinámicas demasiado endulzadas de los últimos años, cuando se olvida de que es una serie episódica y deja la mano abierta lo hace muy bien.
Sin destripar ninguna trama, porque realmente creo que en este caso es divertido dejarse atrapar, hay que permitir que sus guionistas jueguen con nosotros y nos lleven a otra liga. La transformación de una serie procedimental a algo más complejo se hace con total naturalidad y con tramas originales y retorcidas. Y no sucede una vez, sino varias; aprende a hacer partícipes a sus actores incluso cuando no contamos con ello.
Si la serie os pilló tarde, olvidadlo y dadle una oportunidad. Pese a que acabó siendo algo bastante cómodo y conformista, tiene algunos de los casos más redondos que hay, buenos personajes y una pareja que nunca debió aprender a llevarse tan bien. Pasados quince años, habiendo visto mucha más televisión (aunque solo sea porque pasan los años) y siendo capaz de no obsesionarme con una procedimental, no me pierdo el volver a verla desde el principio.
‘Bones’ está disponible completa en Amazon Prime Video.
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