Kunal Nayyar protagoniza el cuarto episodio de la temporada. (Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito tras ver todos los episodios de ‘Criminal: UK’ y no contiene spoilers.
Cuando se plantea una serie como Criminal debe permanecer en el recuerdo. Con tan solo cuatro episodios por temporada tiene pocas balas en las que depositar la fuerza, y siempre traen controversia. Desde el jueves, ya podemos ver la segunda entrega de la edición de UK en Netflix.
La de Netflix empezó siendo una propuesta a cuatro bandas; la misma serie se desarrollaría en cuatro países, mostrando cada una cuatro casos policiales en comisarías distintas. Además de lo coordinado de la propuesta, la otra cosa que llamaba la atención es que el escenario sería, prácticamente durante todo el episodio, una sala de interrogatorio con tomas larguísimas. El resultado era una teatralidad que debía acercar al público a la esencia de la ficción. Poca gente, poco espectáculo de luces, mucho pulso dramático y nobleza.
El resultado fue irregular y no acabó de despertar pasiones. Prueba de ello fue la cancelación de la matriz española. Pero la fórmula parecía que seguía teniendo posibles. Si cada episodio es un caso distinto, significa que cada capítulo tiene un protagonista indiscutible sobre el que se centra la declaración, lo que facilitaba traer a grandes nombres que tendrán que examinarse a corta distancia, sin efectos especiales y escuchándolos todo el tiempo. La exigencia es enorme.
Sharon Horgan es otro de los grandes nombres británicos en la serie. (Fuente: Netflix)
No le sucede únicamente a Criminal, es habitual en series de este tipo (como les pasa a Sherlock o Black Mirror); ha habido que esperar tanto, es tan corta y sobre todo da tanta importancia a la independencia de sus episodios que se le pide más. Posiblemente valorando según ese rasero, la segunda temporada de Criminal: UK no está a la altura, pese a no estar mal y tener un cuarto episodio notable con una buena interpretación de Kunal Nayyar, al que hasta el momento habíamos visto en The Big Bang Theory con un personaje diametralmente opuesto.
Cuatro historias que apenas permanecen en el recuerdo
Aunque el titular publicitario se lo llevó Kit Harington y esta segunda temporada venía señalando su protagonismo de una de las historias, lo cierto es que su episodio no acaba de convencer, ni por la trama, ni por la interpretación. No es que esté mal, es que si todo tu papel se reduce a un teatro de menos de una hora, debes bordarlo. Volvemos al punto inicial de la excelencia cuando se es tan breve. Sin destripar el argumento de su capítulo, encarna a un personaje engañoso que debería sorprendernos y despertar desagrado. Cosa que no hace por falta de fuerza, pega de la que adolece en general la serie.
Una de las virtudes del formato es el aparentemente irrelevante papel de los policías, que nos permite juntar miguitas que cuenten con cuatro datos una historia completa. Con ellos el público puede sentir simpatías y antipatías más por lo que haya imaginado que por lo que realmente sepa, y forma una capa de diálogo que acaba siendo prácticamente un juego.
De hecho la temporada arranca con un primer capítulo donde la situación al otro lado del cristal más nos cuenta. Más allá de la trama, que no está nada mal, y que tiene de protagonista una Sophie Okonedo a la que conocemos de Flack o de Ratched y que consigue hacer un papel compungido convincente y disfrutable. Entiendo que hay otros nombres que igual muevan más, pero en lo que a mí respecta, prefiero 5 episodios como este a uno con una primera espada en un caso prescindible; es añadir una presión innecesaria.
La temporada cierra con Kunal Nayyar en un registro completamente nuevo y logrando un papel desagradable y que inspira desconfianza desde el primer momento. Él hará de preso que viene a dar una declaración y consigue quedarse tras un giro interesante. Es el ejemplo de historia que simplemente es correcta, pero que mejora con el intérprete. El par de giros que tiene entretienen y son, sobre todo, verosímiles con la persona que los guía; ojalá todos los capítulos como este.
Aún y con todo, animo a ver la serie y a hacerlo sin pretender que sea nada del otro mundo, si se entra en las historias sin complejos y con ganas de un entretenimiento ligero posiblemente arreglen una noche tonta. Es una lástima que un título como Criminal no sirva para algo más elevado, y es cierto que el ejercicio gimnástico ya nos venía conocido del año pasado, pero no por ello deja de ser entretenido.
‘Criminal: UK’ se encuentra disponible en Netflix.
‘Criminal’ es una propuesta “muy teatral” con tomas de hasta 40 minutos
La serie, en la que Mariano Barroso dirige los episodios españoles, está rodada en un único espaciofueradeseries.com