(Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito después de ver dos episodios de ‘La maldición de Bly Manor’. No contiene spoilers.
La mansiones que provocan miedo son un subgénero de terror que tiene grandes adeptos, ya lo vimos en 2018 con La maldición de Hill House; los sótanos y áticos se convierten en lugares a los que no acudir, y menos de noche. En el caso de La maldición de Bly Manor su misterio no es evidente y lo que podemos saber con los primeros episodios es que algo no encaja. Eso y que los dos niños protagonistas inspiran muy poca confianza.
Dani Clayton (Victoria Pedretti) es una estadounidense que busca trabajo en el Reino Unido, tras ver un anuncio en el periódico, y dado que su experiencia laboral es como maestra, se ofrece para ser la institutriz de dos hermanos tutorizados por un tío ausente que no les presta atención. Su historia es triste y de alguna forma parece haberlos marcado: sus padres y la cuidadora murieron súbitamente.
De por sí no es un arranque alegre. Los niños se criarán en un caserón enorme en el que, además de Dani, solo contarán con la compañía de un cocinero, un ama de llaves y una jardinera. Uno de los ingredientes es precisamente esa falta de gente, casi cualquier lugar da miedo si consigues tener la sensación de estar sola en caso de peligro.
(Fuente: Netflix)
Si bien en el arranque no nos queda claro cuál es el motivo por el que sentimos miedo, sí sabemos que debemos estar atentos. Son las imágenes que se esconden tras ciertos rincones y nos hacen saltar, pero no únicamente. El miedo por medio del susto funciona cuando funciona, pero también te hace confiar en ese subidón de adrenalina. El motivo por el que La maldición de Bly Manor mosquea es mayor. Los niños están rotos, y no es solamente la pena, tienen algo que nos hace temerlos; la casa es demasiado grande, está muy vacía y claramente faltan bombillas por todos lados; los acompañantes adultos están faltos de un contexto personal que nos haga verlos como normales. En definitiva, todo hace saltar las alarmas en una historia que sabe despertar curiosidad y desconfianza al mismo tiempo.
La serie logra, en muy poco tiempo, crear un ambiente suficientemente tradicional para que el cuerpo se ponga alerta esperando que vaya a darnos miedo. Pese a que conforme se avanzan los episodios vamos descubriendo de dónde viene cada personaje y cuáles son sus peculiaridades no hay prisa, logra mantener la tensión en un nivel que no te das cuenta de que pasan los minutos y tus alertas siguen encendidas.
En definitiva, basándonos en lo que les vimos hacer con Hill House, en cómo empieza, en el lugar y en el elenco seleccionado, La maldición de Bly Manor puede ser toda una serie de ver entre mantas y miedo.
‘La maldición de Bly Manor’ se estrena el viernes, 9 de octubre, en Netflix.